Capítulo III

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Sólo te sientas al final, enciendes la grabadora y evitas mantener contacto con quien sea allí dentro, me repito mentalmente.

Doy ligeros golpecitos a la puerta y me alejo unos centímetros. El aula empieza a llenarse de murmullos y risitas. Muerdo mi labio tanto como puedo. Si bien la escuela había sido todo un dilema para mí en cuanto a hacer amistades, al menos conocía a todos o casi todos desde la infancia y ya en la adolescencia aquello no me suponía un reto, pero, ser la nueva y más bien una intrusa dentro de un grupo limitado de jóvenes con problemas de adicción, es completamente nuevo para mí. ¿Y si les desagrado? ¿Y si el venir aquí no ha sido una buena idea? No tengo ni la más mínima idea de lo que pueda suceder después de que ésta puerta se abra y me revele ante unos rostros nuevos, pero de lo único que estoy segura es que debo mantenerme un cien por ciento alejada y sumida en mis propios apuntes para la investigación. Estoy aquí por una tarea, más no para interactuar con nadie.

-- Tú debes ser Eden...pasa, por favor. Acabamos de organizarnos - el tal Charlie me regala una sonrisa apaciguadora y me hace un espacio para que pueda entrar. El aula es pequeña, pero tranquilamente cabe una quinceava persona más. Por supuesto, esa quinceava soy yo.

Me adentro con cautela, bajo los silbidos y murmuros de todos los presentes. Charlie me coloca una mano sobre el hombro y me guía hasta una de las sillas de la U que han formado. Trago fuerte mientras rodeo la habitación con la mirada. 

Mis ojos se entrecierran y el corazón me aporrea en el pecho frenéticamente. ¡Madre mía!

Ahí, sentado con la mirada perdida en el piso de mármol, está él...el chico más alto, intimidante y peligroso con el que se han cruzado jamás mis ojos. Apenas soy consciente de que Charlie me dice algo al oído, porque mis ojos, mis oídos...todos mis sentidos cognitivos, están total y completamente sumidos en los ojos azules que tengo frente a mí. 

No puede ser.

Y, como si la vida se las hubiera apañado para conspirar en mi contra, él alza la vista. Nuestras miradas se cruzan. Sus ojos lucen mas brillosos que antes, su expresión se intensifica, pero su mirada es inescrutable. No me delata nada. Abro la boca, pero la vuelvo a cerrar. Charlie me observa con curiosidad, y decido no darle mas en qué pensar, por lo que me ubico rápidamente en una de las sillas libres. Finjo prestar atención en el cuaderno que acabo de sacar del bolso, aunque, muy a mi pesar, y con todo lo que me cueste admitir, lo único que hago es pensar y reprimir mis ganas por mirarlo, una vez más.

Garabateo un poco sobre el papel en blanco y después vuelvo a subir la mirada. Intento mantener la vista fija en Charlie, pero una mirada insistente e insondable capta más mi atención. El chico de los ojos azules me observa con minuciosidad. Aprieto el lapicero y parpadeo unas cuantas veces. Su ceño se relaja y las comisuras de sus labios se curvan ligeramente hacia arriba en una sonrisa que no puedo reconocer. ¿Se está burlando de mí acaso?

-- ¿Y...cómo te llamas, nena? - rompo contacto con "ojos zafiro" y ladeo mi cabeza hacia la izquierda, donde encuentro a un delgado rubio de piernas largas y brazos inmersos en tatuajes de todos los colores, recostado sobre la silla. 

-- Eden - respondo. Vuelvo mi atención en Charlie, que continúa hablando sobre su fin de semana. 

-- Lindo nombre, nena - su voz baja una octava, en un acorde que no reconozco. 

-- Eden, me llamo Eden - refuto. Irracionalmente, empiezo a odiar esa simple palabra de cuatro letras con la que, seguramente, acostumbra a llamar a todas. 

-- Y yo Billy...nena - agrega con una sonrisa bobalicona. 

-- ¡Ugh! - ruedo los ojos mientras cruzo mis brazos sobre el regazo. Cuando volteo, mis ojos se enredan junto con los de él. Me observa desde al frente con una sonrisa socarrona. Arqueo una ceja y de pronto, vuelve a reírse de mí, sólo que esta vez es consciente de cuán fastidiada estoy, y baja la cabeza para hacerlo. 

STRONG - When it begins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora