Copo 2: ❄️ La Reina de Hielo ❄️

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Jack, luego de un largo y cansado viaje, logró llegar a Arendelle con la hadita a su lado.

Lo primero que vio fue un cristalino lago helado que rodeaba la ciudad entre las montañas. Arendelle, con sus casas de madera y tejados a dos aguas, tenía un aire familiar que le resultaba reconfortante. Sin embargo, su belleza natural contrastaba con la desolación que sentía en el ambiente.

Al descender, observó a varios niños dispersos, abrigados hasta el cuello. Sus rostros mostraban un aburrimiento palpable. Instantáneamente, Jack comprendió que eso era uno de los efectos de la arena negra de Pitch.

Respiró hondo, reemplazando el semblante serio que comenzaba a instalarse con una de sus sonrisas especiales. Frotando sus manos, creó una bola de nieve que destellaba como un pequeño fuego artificial. Al lanzarla al cielo, la explosión de copos brillantes captó la atención de los pequeños. Pronto, estalló una batalla de bolas de nieve, y la risa y el juego llenaron el aire. Jack, sintiéndose renovado, se unió a los niños, llenándose de energía.

-¿Ya dejaste de jugar, o tengo que esperar aún más? -la voz de Conejo lo interrumpió, mientras mordisqueaba la nariz de un muñeco de nieve.

-¡Ahí estabas! ¿Sabías cuánto tardé en encontrarte? Te busqué por toda la ciudad -dijo Jack con una sonrisa burlona.

-No mientas, desde que llegaste has estado aquí -contestó el Conejo con una mirada de desaprobación.

Sin embargo, Jack pronto fue distraído por la aparición de una joven que salió de una de las casas. Llevaba un abrigo violeta que resaltaba su cabello castaño amarrado en una cola de caballo. Su presencia era cálida y alegre, y su risa llenaba el aire.

-¡Leif, ven, ya es hora de almorzar!- llamó la mujer, su voz resonando sobre el bullicio de la batalla de nieve. Justo en ese momento, Jack, sin querer, lanzó una bola de nieve hacia ella.

-¡Mira lo que hiciste! -regañó Conejo, golpeando suavemente la cabeza de Jack.

La mujer se sacudió la nieve de la cara, y en lugar de enojarse, sonrió con picardía.

-¿Así será entonces? Bueno, ustedes lo pidieron... -dijo mientras recogía nieve y lanzaba una bola a uno de los niños, desatando risas y más diversión.

Después de un rato de diversión, los niños y la mujer se sentaron en la nieve, respirando con dificultad.

-¿Por qué está nevando tanto? -preguntó una pequeña de cabello cobrizo rizado y grandes ojos verdes, mirando a la mujer.

-¡Mi madre me dijo que era por el calentamiento global! -interrumpió un niño de gafas, mostrando una expresión de seriedad.

Jack y Conejo compartieron una mirada cómplice, tratando de contener la risa.

-¿Pero qué es eso? -preguntó otro niño, frunciendo el ceño.

La mujer soltó una risa suave, tapándose los ojos con el antebrazo.

-Esas son cosas de adultos, cosas que nos inventamos nosotros mismos -dijo con un guiño.

Los niños la miraron, intrigados.

-Pero, ¿por qué los inventan? -preguntó la niña jugando con su cabello.

-Porque a veces la verdad es difícil de creer... -explicó, sacando un poco de nieve -Es como la Navidad, la Pascua o incluso los sueños. Todo está controlado por algo... O alguien... -Los ojos de Jack brillaron con esperanza. ¿Podría ser que ella creyera en él?

-¡Esa persona es la Reina de las Nieves! -dijo la mujer, y Jack sintió un escalofrío recorrer su espalda.

En ese instante, el espíritu del invierno puso una mueca de confusión, mientras Conejo se reía a carcajadas.

❄️ Libertad Y Diversion ❄️ La lucha de los espíritusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora