Copo 7. ❄️ La Historia de la Reina del Hielo ❄️

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El pecho de Jack se oprimia cada vez que veía a Elsa sentada sola en su habitación, sus ojos vacíos, su espíritu apagado. Sentía una profunda culpa por haberse ido, aunque fuera por tan poco tiempo... Quizás si él hubiera estado allí, podría haber evitado el accidente, podría haber evitado todo el sufrimiento que ahora la consumía. Cada intento por devolverle la sonrisa fallaba, y la niña, que antes había sido su amiga, ya no respondía a su presencia.

-No me iré esta vez -se prometió, observando desde la ventana cómo Elsa dormía en su cama, su pequeño cuerpo envuelto en las sombras de la noche.

El cielo era oscuro, sin luna ni estrellas que lo iluminaran, lo que hacía que la habitación pareciera aún más fría y distante. Jack se sentía impotente, invisible, como si el peso del mundo descansara sobre sus hombros. Pero esta vez no la dejaría, no se separaría de ella hasta haber enmendado su error, hasta que volviera a ser la niña risueña que conoció.

De repente, un frío mucho más profundo y oscuro que el suyo comenzó a llenar la habitación. Jack sintió un escalofrío recorrer su espalda, como si algo antinatural estuviera acercándose. Al principio pensó que era su imaginación, pero entonces una figura negra apareció en el rincón más sombrío del cuarto. Jack se puso en guardia, sujetando con fuerza su cayado.

-¿Quién eres? -preguntó Jack, interponiéndose entre la figura y Elsa, protegiéndola instintivamente.

Una voz suave y burlona respondió desde las sombras.

-Oh, vaya, parece que no nos han presentado. -De las sombras, una figura alta y esbelta comenzó a materializarse lentamente. Sus movimientos eran fluidos, casi etéreos, pero llenos de malicia. Era un hombre de nariz prominente, piel pálida y apagada, y cabellos negros como las plumas de un cuervo. Sus ojos dorados brillaban en la oscuridad, penetrantes y calculadores.

Extendió su delgada mano hacia Jack con una sonrisa enigmática-. Mi nombre es Pitch Black, aunque posiblemente me conozcas como "El Coco". Es un placer.

Jack miró con desconfianza aquella mano extendida, y tras un momento de duda, tragó saliva y la estrechó rápidamente.

-Jack Frost -respondió, retirando su mano de inmediato, sintiendo una perturbadora frialdad en el apretón de Pitch. El nombre le sonaba vagamente familiar, pero no lo suficiente para sentirse seguro. Algo en ese hombre lo inquietaba profundamente-. ¿Puedo saber cuáles son tus intenciones? -preguntó con un tono más firme, sin apartarse ni un centímetro.

Pitch sonrió de manera perturbadora, sus ojos dorados brillando con una oscura diversión mientras dirigía su mirada a la niña dormida.

-Bueno, es algo simple, Jack. Esa niña de allí... -señaló hacia Elsa con un leve gesto de la mano- es un potencial alimento para mis queridas pesadillas. -Su sonrisa se ensanchó, imperturbable-. El último tiempo ha sido la única que me ha estado llamando. ¿Y después de todo eso, no está claro a qué vengo?

El horror creció en el pecho de Jack al escuchar esas palabras. Pitch estaba hablando de Elsa, su pequeño copo de nieve, como si no fuera más que una fuente de miedo, un ser que podría explotar para sus propios fines. Pitch comenzó a acercarse a la cama, pero Jack, en un movimiento rápido, se interpuso, bloqueando su camino con su cayado.

-Niño... Apártate -ordenó Pitch, con el mismo tono suave y burlón, pero sus ojos ahora destilaban desprecio y arrogancia.

Jack lo miró fijamente, sin retroceder. Su respiración era tensa, pero su determinación era inquebrantable.

-No dejaré que te acerques a ella -replicó, con una voz más firme de lo que se sentía.

Pitch dejó escapar una risa baja, un sonido hueco y sombrío que llenó la habitación de una sensación aún más opresiva.

❄️ Libertad Y Diversion ❄️ La lucha de los espíritusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora