—Tú sabes que es real. No puedes negarlo
—Puedo y lo haré. Esto no tiene sentido
—Katelyn...
—No, déjame. No eres real, es un sueño... sólo un sueño
—No lo es.
— ¡Apártate!
*********
Su propio grito la despertó. Se encontraba en su cuarto, las luces apagadas, siendo la poca luz de la luna que se filtraba por la ventana lo único que veía y con la respiración agitada.
«Otra vez lo mismo» pensó.
Lo poco que recordaba del sueño comenzaba a desvanecerse. Era como si una neblina cubriera su mente durante el día y en la noche alguien o algo la disipara sólo para atormentarla. No entendía nada. El sueño vino una noche y desde entonces no se detiene. Lo peor de todo era que sin importar lo mucho que se esforzaba en recordar, simplemente no hallaba nada.
Se recostó de nuevo, observó la hora en el reloj digital y decidió dormir las dos horas de sueño que le quedaban. Si era posible. Por lo general, Katelyn permanecía despierta un par de horas intentando recordar —aunque sin éxito— lo ocurrido en su sueño. Esta vez ni se molesto, cerró los ojos y volvió a dormir.
**********
— ¿Crees que debería aceptar? —preguntó Lindsey.
—No lo sé, depende de ti —respondió Katelyn.
—No estoy segura... Bryan es un buen chico pero, no es mi tipo.
—Entonces dile que no.
Ambas chicas se encontraban en la habitación de Lindsey, acordaron que se reunirían a la salida para ayudarse con la tarea, aunque hasta ahora, sólo Katelyn se preocupaba por ello. Su amiga, por otra parte, estaba más interesada en encontrar el atuendo indicado en caso de aceptar la salida propuesta por Bryan, un compañero de su clase de deportes. En menos de una hora se había probado alrededor de veinte combinaciones diferentes, de las cuales ninguna le pareció adecuada.
—Usa la blusa azul —aconsejó Katelyn —. Resalta tus ojos.
Lindsey poseía unos hermosos ojos azules, eran de un tono más oscuro que el de la mayoría, aun así, eso no impedía que los chicos quedaran hipnotizados por ellos. Su cabello, liso, largo y rubio complementaban sus bien definidos rasgos. A diferencia de Lindsey, Kate poseía un cabello castaño claro, cortado a media espalda, que solía ondularse de vez en cuando y ojos cafés. Sin lugar a dudas, su amiga era quien más suerte tenía con los chicos.
—No creo que se vea bien —Lindsey hizo una mueca —. ¡Ya sé! Usaré esta chaqueta y ¡listo!
— ¿Eso significa que aceptaras?
—No. Significa que en caso de aceptar tengo mi atuendo preparado.
Katelyn negó con la cabeza mientras sonreía, volvió su atención a su libreta y continuó resolviendo ecuaciones. Se encontraba boca abajo en la cama, apoyada sobre sus codos. Una posición algo incómoda, pero no tenía opción. Era el único lugar libre, el resto de la habitación parecía haber sido vomitado por el armario de su amiga. Su ropa se encontraba por todos lados, incluso una de sus blusas se hallaba sobre la lámpara de la mesita de noche.
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La Guardiana de Allerin
FantasyDuendes, hadas, sirenas, dragones... Todos hemos escuchado hablar sobre ellos. Algunos creen que existen, otros se mantienen escépticos y a unos cuantos no les interesa. Katelyn Simons es una de esas personas que se mantienen escépticas, jamás los h...