Katelyn se encontraba entre la consciencia e inconsciencia cuando escuchó voces a su alrededor. El dolor de cabeza que sentía en ese momento le impedía concentrarse en ellas. Se incorporó lentamente sosteniendo su cabeza con ambas manos y cerrando los ojos fuertemente. Volvió a abrirlos una vez que el dolor fue lo suficientemente leve para permitirlo.
Se dio cuenta de que se hallaba en una habitación pequeña pero acogedora. Contaba únicamente con una cama, un armario y una mesa de madera. Sin embargo, en esa habitación no sólo había muebles, también dos chicos se encontraban sentados sobre la mesa y hablaban en susurros. Los chicos al notar que ella despertaba dejaron de hablar para prestarle atención. Kate deseó volver a desmayarse.
—Despertaste. Qué bien, comenzaba a pensar que nunca lo harías —dijo el chico rubio.
— ¿Dónde estoy? —preguntó, pero inmediatamente enmudeció. Recordó exactamente lo sucedido antes de desmayarse.
— ¡No grites! —exclamó el chico al notar las intenciones de Kate.
— ¿Qué no grite? —ella se levantó de la cama y lo señaló con el dedo índice de forma acusadora —. ¡Me drogaste! ¿Y ahora quieres que no grite? ¡Estás loco!
Sin perder tiempo, el chico rubio se acercó a ella con lentitud como si fuera alguna clase de animal salvaje al que debiera tratar con cuidado. Pero Kate retrocedió y tomó una almohada de la cama completamente dispuesta a golpearlo con ella si fuera necesario.
—Te lo dije. Nos obligaste a tomar medidas drásticas —habló con calma —. No lo habría hecho si nos hubieras escuchado desde el inicio.
— ¿Escucharlos? —dijo en tono incrédulo —. Es la segunda vez que los veo.
—Nos has visto antes, en tus sueños. Simplemente no lo recuerdas —Kate se quedo inmóvil.
— ¿Cómo sabes eso? —gracias a su pequeño descuido, el chico logró acercarse a ella y arrebatarle la almohada.
—Porque era yo quien manipulaba tus sueños.
— ¿Qué? —dijo completamente atónita, él suspiró.
— ¿Vas a escucharnos ahora? —ella lo miró por unos cuantos segundos antes de aceptar. Se sentó sobre la cama, asegurándose de estar lo más lejos posible de él.
—Bien, empieza. Espero que no sea nada extraño lo que quieras decirme —le dijo, ahora ya más calmada.
El chico o William —como Kate recordó que se llamaba— tomó asiento en la esquina de la cama. El otro chico, que hasta ahora no había dicho ni una sola palabra se acercó para sentarse a lado de su compañero. Kate lo observó con suma curiosidad. En sus únicos dos encuentros era Will quien hablaba, mientras que este chico se limitaba a mirarla como si no fuera más que una molestia.
—Bien, Katelyn... —dijo Will.
—Dime Kate, es... es mejor —lo interrumpió ella.
—De acuerdo, Kate. Creo que debemos presentarnos, mi nombre real es Eiko y él —señaló a su compañero —, es Kayden.
El chico misterioso —Kayden— saludó a Kate con un gesto de su cabeza. Ella pensó que tal vez no era una persona muy habladora.
— ¿Eiko? ¿Qué clase de nombre es ese? —preguntó sin poder contenerse.
—Tenemos mucho que explicar —comentó Eiko en un suspiro —Bien, Kate. Antes de empezar debes saber que no todo es tan simple como parece. Tu mundo puede ser... diferente, a como lo ves ahora y hay muchas cosas que desconoces. Lo único que te pido es que mantengas la mente abierta ¿sí?
Kate asintió con la cabeza.
—De acuerdo. Lo primero que debes saber es que tanto Kayden como yo no somos humanos. Parecemos humanos pero no lo somos, esto es gracias a una capacidad especial que poseemos. Podemos transformarnos en básicamente cualquier ser vivo, animales, plantas... humanos, lo que sea. Ambos venimos de un mundo diferente al tuyo, es algo parecido a un "mundo paralelo" donde hay más criaturas como nosotros. Nuestra raza, por decirlo de alguna manera, se llama Uyirin y provenimos de un mundo llamado Allerin.
»Generalmente somos pacíficos, evitamos los problemas y todo mundo se conoce entre si. Pero desde hace varios meses otra raza de Allerin, conocidos como Riddecks han alterado esa paz y destruido ciudades enteras. Nuestro pueblo está al borde del caos, hemos intentado controlar la situación, pero con las constantes invasiones a las ciudades es una tarea muy difícil.
»En nuestro mundo existe una leyenda, la cual dice que en alguna parte de Allerin se encuentra una especie de poder mágico capaz de otorgarle al portador poderes inimaginables. Según la leyenda este poder puede ser utilizado únicamente por alguien lo suficientemente poderoso como para controlarlo y una vez lo obtenga dependerá para qué intenciones quiere usarlo. Si es usado para el bien nuestro mundo prosperará, pero si es usado para el mal traerá desgracias al mundo y conforme más problemas cause mayor será la energía que consuma y puede que incluso llegue a destruir toda la vida de Allerin.
»La raza Riddeck está en busca de este poder, por ello han destruido todo a su paso sin importarles nada. Sin embargo, otra parte de la leyenda dice que existe una persona encargada de proteger el poder y evitar que caiga en manos equivocadas. La leyenda no dice de quien se trata, sólo da indicaciones, pequeñas pistas para describir a la persona. Nos llevo mucho tiempo pero, al final, logramos identificar a este guardián. El guardián, Katelyn, eres tú.
»Te hemos observado por el último par de años y hasta ahora todas las pistas concuerdan contigo. Es por eso que meses atrás intentamos contactar contigo, sabíamos que aparecernos frente a ti no serviría de nada, así que tomamos un camino más... viable. Tus sueños. Manipulé tu mente de forma que soñaras exactamente lo que queríamos, debes saber, Kate, que todo lo que soñaste, el pasillo, la puerta, la habitación, incluso la conversación era real. Todo se desarrollaba en tiempo y espacio verdadero.
»No recordabas nada al despertar porque así como te obligué a soñar, borré todo recuerdo que tuvieras del sueño. Queríamos acercarnos a ti mediante tus sueños para no interferir con tu vida diaria, pero resultaste ser una persona difícil de convencer, por lo tanto me vi en la necesidad de acercarme a ti usando otros métodos. Fue entonces cuando me convertí en aquel gato gris que alimentabas todos los días. Tienes una debilidad por lo animales tiernos ¿lo sabías?
» ¿Recuerdas la ocasión en la que el gato gris subió a tu balcón y tú lo bajaste del mismo? Bien, ese día intenté dirigirte con nosotros. Lamentablemente, al igual que en tus sueños huiste de nosotros antes de explicarte nada. No mucho después nos presentamos ante ti en nuestra forma humana, con la esperanza de que nos escucharas. De nuevo, no funcionó. Lo único que queríamos era acercarnos a ti y que nos escucharas, pero te negaste, Kate, y por eso ahora estas aquí. Tuve que secuestrarte, ese era nuestro recurso final. Funcionó. ¿Quién diría que la tierna Kate resultaría ser una persona testaruda a la hora de hablar con extraños?
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La Guardiana de Allerin
FantasíaDuendes, hadas, sirenas, dragones... Todos hemos escuchado hablar sobre ellos. Algunos creen que existen, otros se mantienen escépticos y a unos cuantos no les interesa. Katelyn Simons es una de esas personas que se mantienen escépticas, jamás los h...