Por dinero y no gratis.

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Luke Hemmings era una persona muy divertida y descomplicada, me había hecho una mañana muy buena ¿qué podría decir? Había olvidado casi todos mis problemas en estos momentos.

—Luke, gracias por el café, me gustó haberte conocido.

—Soy un amor, ¿qué te puedo decir?—ríe—pero en serio agradezco que la suerte haya estado de mi lado, por casualidades de la vida te encontré fácilmente—me miró, lo que captó toda mi atención a sus ojos, cosa que no pude soportar y bajé la mirada avergonzada.

—¿Acaso me buscabas?—dije para salir del apuro de la búsqueda de sus ojos a los míos. Tomé un sorbo de café.

—Oh, no, claro que no, no soy un desesperado—miente terriblemente, lo que causa gracia a ambos—lo admito, si, no responderé más preguntas de esa clase por hoy, cambiando de tema—baja su mirada y sonríe—¿no se supone que estás trabajando?

Mierda. Huevos. Coño. Había olvidado ese "insignificante" detalle.

Choqué mi mano con mi frente y rápidamente me dirigía a pagar pero Luke me detuvo.

—¿Qué pasa, Candice?

—Se supone que debo estar allá, si se dan cuenta que no estoy me corren, apenas es mi tercer día—dije frustrada.

—Así que eres una fugitiva...eso es sensual, roza mi mejilla con sus dedos—se burla.

—Luke, no te burles. Ahora debo irme, un gusto en conocerte y por favor, guardame el secreto—besé su mejilla y me apresuré en salir.

—¿Te volveré a ver?—grita ignorando mi "guardame el secreto".

—¡Si el destino quiere!—salgo.

***

Eran casi las doce del día y Candice no aparecía, ¿acaso había olvidado lo de "volveré temprano"? ¿Qué diría si me preguntaran?

Bajé a la cocina y ¡maldición!, imposible no sobresaltarme, era Paul, buscando a Candice.

—Hey, Harry, ¿cómo amaneces?—pregunta.

—¿Qué haces aquí?—pregunté irritado ya que él pocas veces venía y además nos tenía a todos viviendo en esta maldita casa por supuestamente seguridad. Tantos años esperando ésta edad pra ser independiente y aquí estaba. Como un niño.

—Esas no son formas de saludar. Vengo a ver cómo van las cosas con la señorita Lawrence—dice mordiendo una manzana.

—Oh. Muy bien, es muy eficiente en su trabajo—empecé a sudar, hasta que la vi entrar por la puerta trasera y al notar que Paul estaba aquí casi se desmaya, lo que me causó gracia.

—¿De qué te ríes?—Paul voltea y por suerte se había movido rápido, se dirigió a su habitación o eso era lo que yo haría.

—De nada—dije conteniendo otra risa.

—¿Dónde está la chica?

Ella salió con su atuendo de trabajo, y  no dudé en suspirar del alivio.

—Harold, retírate.

—Es mi casa, deberías entenderlo, ¿no me hiciste venir a vivir aquí después de todo?—hasta en mi propia casa me decía qué hacer, se había vuelto muy molesto después de lo sucedido con Louis. Pero sin más me retiré y me dirigí a la habitación de Liam.

***

Paul sólo vino a ver cómo iba, por suerte llegué a tiempo, me dio unas indicaciones pero nada fuera de lo laboral.

Los chicos salieron, así que hice todo el aseo en las habitaciones y me dediqué a descansar.

Ya era de noche, todos habían vuelto tarde, suponía que subieron a descansar rápidamente ya que no los vi más en el día, sus días podían que fueran muy exhaustivos.

Alguien tocó la puerta de mi habitación, sin más lo hice pasar, era Zayn.

—¿Qué haces aquí?—susurré porque yo estaba un poco adormilada.

—Vengo a dormir un rato contigo.

Se acostó a mi lado, mirándome de frente. Puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y se fue acercando a mi, nos besamos, era algo que no podía evitar, porque de cierta manera me gustaba y estaba literalmente casi dormida. Entre veces intentaba pasar a algo más conprometedor, pero eso era muy apresurado así que nos limitamos a observarnos. Mi conciencia sabía que esto estaba mal, que apenas lo conocía pero ¿quién fuera de sus cabales pensaría claramente?

—Que linda eres.

Así fue nuestra noche, llena de besos y de caricias.

***

Desperté y Zayn ya no estaba, lo único que quedaba era su reloj. Decidí llevárselo, pero siempre tenía que toparme con Louis aunque esta vez se hizo a un lado y me dejó pasar, sabía que hablaría cosas de más por verme con el reloj de Zayn, pero mi buena mañana no sería arruinada por un idiota como él.

Abrí cuidadosamente la puerta y fui a dejar el reloj en su mesa de noche pero lo escuché hablar por teléfono en el baño, no pude eliminar mi curiosidad así que me acerqué para escuchar.

"Ella no es nadie para mi, es una sirvienta Perrie"

"¿Quién te dijo esas estupideces?"

"Candice es solo la sirvienta, no tiene importancia"

Las lágrimas por sus palabras empezaron a fluir, salí rápidamente sin poder creer lo que estaba escuchando, era Zayn, él no podía estar diciendo eso. Lo peor de todo era que Louis estaba ahí, viendome de esa manera.

—Tú no debes confiar en nadie, tenlo claro—dice en un tono nostálgico.

—Déjame tranquila—a punto de salir él me detiene y me da un puñal con sus palabras.

—¿Cuánto te pago para que seas mi juguete? Digo, así eres regalada, pero por dinero y no gratis.

No podía con eso, así que huí a mi habitación, estaba rota, no era comi si me hubiera encariñado con Zayn, pero que pensaran así de mi era muy duro, que trataran de utilizarme era horrible.

Sirvienta de One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora