Las sirvientas se bañan en el patio.

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Recogí toda la ropa que estaba en el suelo, en la cama, en el baño, en la ventana, en estanes y las metí en un canasto que usaría para llevar la ropa de todos al cuarto de lavado.

Habían cuadernos por todos lados y no es que fuera curiosa, simplemente se veía provocativo verlos, habían muchas caricaturas y cosas que no pude entender, sin embargo seguí y organicé esos cuadernos por color en un están, arreglé el resto de cosas y fue así en todos los otros cuartos sólo que en vez de cuadernos eran restos de comida, bufandas y chaquetas, relojes y turbantes, hasta palomas de juguete, sólo hubo un cuarto en el que no tuve necesidad de hacer nada, todo estaba en orden.

Dejé la ropa sucia en su sitio y me senté en el jardín de afuera, no había mas nada que hacer.

Estaba muy agotada, así que preferí dormir un rato en una maca que se encontraba allí.

***

—Hola...despierta, ehmm, niña—escuché la voz de alguien joven. Abrí mis ojos y de un salto me levanté, era uno de los chicos. Tenía el cabello cobrizo y unos hermosos ojos esmeraldas, era como un perfecto muñeco de porcelana.

"No les dirijas la palabra, solo el saludo"—recordé. Lo único que pudo salir de mi boca fue—Buenas noches, señor.

Me dirigí enseguida a mi habitación. No me siguió, lo cual me molestó por alguna extraña razón.
Las horas pasaban y yo estaba muy aburrida, no había nada que hacer, así que salí y tuve la sorpresa de encontrarme a aquel chico nuevamente en frente de mi habitación.

—Derramé mi café en la habitación. Límpialo por favor—dijo un tanto burlón.

—Enseguida, señor—fui por los implementos de aseo, pero el aún seguía detrás de mi.

—Puedes decirme Harry, ¿cuál es tu nombre?—me dice.

Preferí solo asentir, subí a su habitación y limpié la pequeña mancha de café e iba a salir de inmediato pero él me detuvo.

—Ah, ya se lo que pasa, seguramente Paul te dijo que no nos dirigieras la palabra, lo cual es muy ridículo.

—Yo sigo órdenes, no quiero perder mi empleo solo porque le parezca ridículo, ahora permiso—dije difícilmente, ni yo misma lo creía. Él se veía tan amable y guapo.
Juraba que esa mancha había sido a propósito, nadie regaba una mancha tan perfectamente pequeña.

Salí con mucha dificultad de la habitación ya que el carrito de aseo era muy pesado, por suerte me encontré con otro de ellos, uno cabello negro y ojos mieles, muy pero muy sexy. Salía de la primera habitación que limpié.

—¿Te ayudo con eso?—dijo señalando el carrito de aseo pero negué con la cabeza y seguí mi camino—Limpiaste mi habitación, ¿no es así?—volvió a decir—hiciste un buen trabajo—sonreí y seguí mi camino pero por sorpresa ese chico bajo el carrito por mi, sin mi autorización pero lo hizo y le agradecía—Es mi trabajo, no tenías que hacerlo, gracias.

—No hay de qué, soy Zayn.

—Si bueno, yo ya me voy—me fui sin esperar respuesta y me encerré en la pequeña habitación, si todos los días iban a ser así, muy difícilmente cumpliría las reglas.

☀☀☀☀

Amaneció y ya era hora de despertar, lo sabía porque me dieron un despertador, muy molesto.

Fui al baño de la sala, me di una buena ducha, luego salí y me tropecé con otro de ellos, este nada amable y amargado. Ojos verdes o azules, no muy alto y cabello castaño claro que con un enorme trasero.

—Las sirvientas se bañan en el patio—dice molesto.

—Lo siento, no sabía señor.

—Piérdete de mi vista, ahora—dice cruzándose de brazos.

—No tienes que ser tan duro con ella—dice un chico rubio.

Yo solo me alejé de esa bochornosa escena.
Seguí mi camino y me vestí nuevamente con el uniforme, y continué mi trabajo, entré nuevamente al cuarto del tal Harry y si que era muy desordenado, estaba peor que cuando ordené el primer día.

Cuando ya casi terminaba, él entró y cerró la puerta.

—Esta vez no saldrás si no me dices tu nombre—amenaza muy serio.

—Soy Candice, y por favor, déjame salir, tengo cosas que hacer—dije preocupada.

—No te preocupes por ellos, estarán bien—dice muy amablemente.

—No lo creo, uno de ellos esta mañana fue muy agresivo conmigo, no quiero problemas, necesito irme.

—Seguramente tuvo un mal día—suena la perilla y entra el otro chico sexy, Zayn—Me apresuré en salir pero me detuvo también y cerró la puerta.

—Miren chicos, yo no puedo hablar con ustedes, puede que no les importe una mierda el trabajo de los demás pero para mi es muy importante, así que no me hagan difíciles las cosas.

—Cálmate ¿quieres?—dijo Zayn.

Me senté en un mueble que estaba allí, dispuesta a responder todas sus preguntas.

Sirvienta de One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora