Un día inesperado te vi venir
Lucías como mi palíndromo perfecto
Con tu sonrisa que hacia magia dentro de mi, llegaste en el momento indicado, salvandome esta monotonía
Y has acariciado cada una de las heridas de esta naufraga que estaba a la deriva haciendote poesia.
Los dos estábamos rotos y decidimos recoger nuestros pedazos juntos, pero yo me lastime tratando de repararte.
Ya pasado mucho tiempo desde que te vi venir, y solo siento tu aroma en el lado izquierdo de la cama, es tu cuerpo, pero no eres tú, son tus manos pero no tus caricias, y son tus ojos pero ya no las arrugas al rededor de ellos, causadas por la sonrisa que yo provocaba.
Un día tú me dijiste que amarme seria tu perdición, y ahora que lo pienso tambien la mia, por qué llevo tu nombre en cada uno de mis versos, ya mis cuadernos estaban completos con tu nombre,
Y uso ese vervo, porque los queme
El día que saliste por mi puerta sin decir adios.