Te he visto llorar y caer
en la ultima parada,
de la estación 315,
te prometiste
no confiar en el amor
y las palabras,
caminas por la calle
sin esperanza
y con un hueco
en donde alguna vez
hubo un corazón
luminoso.
Todo esto pasa desapercibido
para los demás,
pero he escuchado a tu alma gemir
y tan resquebrajadas
sostenida de engañoso recuerdo
y alimentandose
de etéreo anhelo.
Fuerón las palabras
quienes cultivarón
La mente rota
y los labios
cubiertos de sangre.
alma enraizada de vil juego, rasguñada por el aikandur
que entro
por la ventana,
junto con el viento
que erróneamente
arroja los pedazos
que se caen
arrastrando las lijeras cosas
que se encuentra en su camino.
(Alma invidende, porque la luz puede entrar lo por los agujeros del alma añeja y resquebrajada)