Capítulo 12. ¿Reunión íntima?

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Y para ponerme más nerviosa de lo que ya estaba inicialmente antes de venir aquí, ¡Se quita la camiseta! ¡Y como no!, lo ha conseguido. Me quedo en shock por unos instantes, por el hecho de que se ha quitado la camiseta o porque no he visto nunca unos abdominales como esos.

-¿Perdona qué?-. Pregunto un poco confusa al ver que me estaba hablando y no le he prestado atención alguna. Bueno, no a sus palabras precisamente...

-Vayamos a cenar, y como has tenido la iniciativa, vas a ser tú quien me invite-. Desvío la mirada y asiento con la cabeza, por favor que se ponga algo encima o a mí me va a dar algo.

 Miro de reojo, se ha puesto una camisa negra, por una parte lo agradezco, aunque creo que me he sonrojado y se ha dado cuenta de ello... Cojo el teléfono y llamo a mi fiel secretaria Martha.

-Hola Martha quisiera que reserves una mesa en el cuatro estaciones

-Ah no, no, elijo yo-. Me arranca el teléfono de las manos y cuelga rápidamente. Me quedo con la boca abierta, ¡encima que vengo aquí y le invito a cenar, el señorito tiene que elegir donde comemos! "Cálmate ______, esto es solo por venganza, ya llegará el momento"

-De acuerdo, pero que no sea al aire libre que va a llover esta noche, veo el canal del tiempo

-Fascinante...-. Se termina de abotonar la camisa y por fin salgo del trance en el que me encontraba, es imposible intentar mantener la compostura teniéndole a él delante... Y mucho menos sin camiseta. "______ para, estás aquí para vengarte, no para quedarte embobada mirándole". 

Después de arreglarse, nos montamos en su coche, un audi negro, vaya si que tiene clase... Los kilómetros pasan volando y se ha negado a decirme a donde vamos a cenar. Simplemente genial...

Por fin, después de un largo recorrido veo que me ha llevado a un restaurante, y me quedo de piedra al ver a donde me ha traído, algunos pensaréis que me ha llevado a un restaurante con todos los lujos posibles, como el cuatro estaciones, ¡pero no!, me ha traído a un sitio de todo menos glamuroso.

-¿Vamos a cenar aquí?-. Le pregunto sin asimilar todavía a donde me ha traído. Es un local alejado de la ciudad, no es muy espacioso, hay varias mesas y encima está lleno de gente, simplemente no entiendo cómo le puede gustar esta clase de sitios a él, no le pega nada.

-Me gusta este sitio, se come muy bien y es muy... Romántico

-¡Es de todo menos eso!-. Respondo sin dudarlo ni un segundo. Miro el sitio dándole una oportunidad para impresionarme y hacerme pensar que tiene razón, pero cada cosa que veo me hace pensar en todo lo contrario. Nos sentamos en una mesa que vemos libre y por primera vez en mi vida no tengo ni idea qué hablar con él. Miro alrededor esperando que él me diga algo, pero está demasiado ocupado buscando a la camarera para pedir la comida. Al final llega y nos pide dos copas de una bebida que me resulta demasiado familiar, pero ahora mismo no sé porque me suena..., ahora esta mirándome esperando que le hable y me siento muy nerviosa, no sé de qué hablar y lo único que se me pasa por la cabeza es la reunión de ayer.

-¿Qué era todo aquello de la gran moralidad, de la pasión en el matrimonio? Aquel rollo que soltaste en el discurso de ayer-. Me mira extrañado, vaya tema de conversación he sacado para empezar la noche, ¡gran trabajo ____!

-Bueno, ¿alguna vez no te han dado ganas de mandarles a casa y que lo arreglen ellos mismos?

-Pues no, la verdad es que cada caso me demuestra que el matrimonio es una causa perdida.

-Entiendo...-. Responde. Se queda callado, mirándome de una forma un tanto intimidante.

-¿Entiendes y ya está?

-Sí, lo entiendo perfectamente...-. Nos quedamos callados por unos segundos, él mirándome como si intentase averiguar algo y yo evitando su mirada porque me hace sentir realmente incómoda.- ¿Sales con alguien?-. Me quedo en shock al escuchar la pregunta, ¿a qué venía eso ahora? Este hombre es de lo más impredecible...

-Me acabas de decir que lo entiendes perfectamente ¿¡y me sueltas que si salgo con alguien?!

-Era para asegurarme de que mis sospechas son ciertas.

-Oh, eso es lo que ves tan claro, ¿¡te parece que no puedo salir con nadie?!, ¡pues podría si quisiera vale!, ¡podría salir tanto como me diera la gana, necesitaría que las semanas fueran de doce días!. ¿¡A que viene levantar los brazos como si te estuviera dando la razón?!

-Es que no sales, y me acabas de dar la razón

-¿Y quién te dice a ti que no salgo?

-Lo supe desde el primer momento que te vi borracha en Florida-. Me quedo por un segundo sin argumentos, y por un momento me arrepiento de haber salido aquella noche, hacía mucho que no salía y se me había olvidado hasta beber.

Me paso la mano por la frente y miro a otro lado buscando que responderle a eso. Mierda. Cada segundo que pasa le estoy dando la razón, tengo que decir algo ya.

-Dejemos Florida donde está, lo que pasa en Florida se queda en Florida-. Contesto para evitar que siga hablando de mi momento vulnerable, ya sabe una de mis debilidades...

-¿Por qué?

-¿Por qué qué?

-¿Por qué no sales?

-Am... De acuerdo... Ya que lo preguntas...-. Genial ya me he puesto a tartamudear, me está poniendo nerviosa con tanta pregunta personal, pero tengo que ser fuerte y demostrarle que no me intimida.

-Eres guapa, inteligente, tienes buen cuerpo, un bonito pelo negro...-. Me interrumpe y empieza a masacrarme a cumplidos. A cada palabra que me dice me pongo cada vez más nerviosa y creo que ya me estoy sonrojando.

-¡No encuentro al hombre indicado!-. Le interrumpo, si sigue masacrándome a cumplidos no podré conseguir vengarme.

-¿No me decías que el matrimonio es un caso perdido?

-Sí, y por eso no salgo, caso cerrado-. Por fin zanjo el tema y consigo que se calle, entre tantos halagos y preguntas personales me estaba poniendo histérica, y cada momento se me acababan las respuestas. Ahora todo lo que hay entre nosotros es silencio, me mira de reojo y ahora me toca a mí tomar el control y ponerle nervioso a él con preguntas personales, aparte de que ahora yo tengo curiosidad sobre su vida privada.

-Bueno ¿y tú?

-¿Qué pasa conmigo?

-¿Sales con alguien?

-No habías zanjado el tema

-Lo he reabierto-. Digo con paciencia, algunas veces este hombre me desespera de una forma...

-Quieres decir, ¿aparte de esta noche?-. Me dice con tono seductor, lo que me hace reír

-Esto no es una cita, es una reunión-. Río

-¿Enserio?

-Por supuesto

-Pero nos estamos sincerando en nuestra vida privada, ¿no podríamos llamarlo reunión íntima?

-Las intimidades no cambian nada, el trabajo es el trabajo.

-No puedes estar hablando enserio

-Deja de intentar coquetear, eso no funciona conmigo si estas tratando de llevarme a la cama-. Le advierto. James rueda los ojos divertido, en cambio yo estoy de nuevo con mi actitud seria y cortante. Esta va a ser una noche muy larga....


Amor a Juicio (James Maslow y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora