CAPÍTULO 18

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Cuando vi a Antonio desvanecerse en el piso fue el peor momento de mi vida.

- Suelta el arma. Dijo mi papá y se la quito.

- Que hicistes Abigail. Dije.

- Perdon no sabía lo que estaba haciendo. Dijo.

- Ven mejor es que subamos a tu recámara. Dijo mi madre.

- Antonio me escuchas por favor reacciona. Le dije.

- Ya llegó mi hora. Dijo.

- No digas eso tienes mucho por vivir. Dijo Sebastián.

- No ya no puedo más. Lo único que te pido es que la hagas muy feliz. Dijo a Sebastián.

- No necesitas pedirme eso. Dijo Sebastián.

- No me hagas esto yo te quiero mucho. Le dije.

- Y yo te amo. Adiós mi amor. Dijo y murió.

- No lo puedo creer. Dije.

- Estaba aquí para perdonarme. Dijo mi papá.

- Ya llame a la policía en unos momentos vienen por Abigail. Dijo mi mamá.

- Vamos lo mejor es que te acuestes un rato. Dijo Sebastián.

- Claro vamos a la que era mi recámara. Dije.

Subimos y me rescote no podía creer que tantas cosas habían pasado.

Paso un año y todo se estaba acomodando tal y como tenía que ser. Mis papás seguían juntos como siempre, mi hermana estaba en la cárcel pagando su condena por haber matado a Antonio y yo era inmensamente felíz al lado del hombre que amo y de mi hija.

- En que estabas pensando mi amor. Dijo Sebastián.

- En lo inmensamente enamorada que estoy de ti. Le dije.

- Pues el sentimiento es mutuo. Las amo más que a mi vida a ti y a Antonia. Dijo.

- Yo siento lo mismo. Le dije.

Nis dimos un beso y nos prometimos amarnos eternamente.

FIN

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