—Lo eres.
Esas palabras hicieron eco dentro de la mente de la joven, quien aún con la confirmación del magistrado del reino del sur, seguía sin comprender. Sacerdotisa, ¿qué era eso? Aunque creía en la existencia de un ser superior, nunca había sido una persona religiosa, no se podía imaginar a ella misma vestida como un sacerdote de iglesia.
—¿A qué se refiere con sacerdotisa? — inquirió la joven —, me está confundiendo co...
—Parece que no estas comprendiendo —se apresuró a decir Orlín. Hasta por fin se daba cuenta de la realidad de los hechos —, se le llamó así desde hace milenios atrás a la dama enviada por los dioses —hizo una pausa, al no obtener respuesta por parte de la castaña, prosiguió —, privilegiada de poderes de luz. Daram solo ha sido capaz de ver la luz de una sacerdotisa pero a pesar de esto, antes de que el oráculo fuese destruido, nos había predicho tú venida.
—¿Y por qué cree que esa mujer soy yo?
—Utilizaste tus poderes —respondió. Alfie recordó. Aquel ser que se había aprovechado de su ingenuidad y que por poco la devora. Estuvo tan cerca de morir, si no hubiese sido por eso.
—¿Cómo regreso a mi casa?
—Estas en casa, joven sacerdotisa.
—¡Claro que no! —exclamó Alfie. Cubriendo su cara con las palmas de sus manos en un acto desesperado. —Del lugar de donde vengo no hay nada de esto, soy una simple humana, casi muero dos veces en un mismo día.
—Lamento que las cosas deban ser así. El portal por donde llegaste no tengo idea de cómo poder abrirlo —, aclaró el magistrado. —Por lo tanto, te sugiero por tú bien que te quedes en el palacio hasta encontrar el modo de hacerlo reaparecer, de lo contrario, te encontraras con criaturas nefastas.
—¿Aquí? —preguntó Alfie —, ¿Quién me asegura que estaré a salvo?
La joven no confiaba en aquel ser pero en algo estaba en lo cierto, si salía al exterior probablemente moriría de la manera más pavorosa posible. No podía tomarse ese riesgo, debía permanecer en ese lugar hasta hallar la manera de regresar con los suyos, decidió escuchar las explicaciones de Orlín que definitivamente eran descabelladas.
—A ver si entendí...—habló la chica con una expresión algo divertida en su rostro —, este mundo se llama Daram, es gobernado por demonios como tú. Hay muchos seres raros como los que me atacaron anteriormente, me encuentro en el palacio del reino del sur, donde vive el rey de Daram, soy una mujer con poderes únicos en mi clase llamada sacerdotisa y probablemente otros seres quieran mis poderes y...—resopló —, vengan por mí.
—En resumen, sí.
—Esto debe ser una jodida broma.
(...)
La verdad era un palacio singular. Era bastante oscuro gracias a enormes colgaduras de color gris antracita que obstaculizaban la luz solar, todo se encontraba perfectamente limpio, se podía apreciar el reflejo de los muebles en el piso. La servidumbre se encargaba de sus deberes sin hacer ni el más mínimo ruido, en los pasillos se podía encontrar figuras de grifos de tamaño medio que se amoldaban perfecto al aura tenebrosa que exhalaba del palacio.
Sin embargo, por la mente de la castaña solo recorrían pensamientos negativos e insultos hacia el castillo. Se sentía frustrada por tener que permanecer en un lugar así.
—Les falta color a las paredes —señaló mientras bajaba las escaleras, sus pisadas y comentarios eran el único sonido que se escuchaba en el lugar, provocando el eco entre las paredes —, ¿a quién se le ocurrió poner esas cortinas?
—Realmente nunca te callas ¿no? —pregunto una voz masculina. De inmediato Alfie dirigió su mirada en dirección a donde provenía tal voz, una figura conocida apareció de entre la oscuridad. Los ojos de Rozdell se clavaron en la castaña.
—¿Y por qué debería callarme?
—Los humanos suelen ser así de obstinados, por esa razón mueren más rápido —dijo mientras comenzaba a subir las escaleras —, es un consejo. Si te callas vives, si hablas mueres.
—Ni hables como todo un señor experimentado, me veo incluso mayor que tú.
El joven se detuvo de golpe justo frente a Alfie.
—Tengo más edad de la que te puedes imaginar —la miro fijamente a los ojos y tomo un mechón de su alargada cabellera castaña —, por esa razón te he podido volver a ver.
¿De qué estaba hablando?
Hola mi gente xD
Llegaron mis partes favoritas.
Soy TeamRozdell pa' que sepan :vvvvChicas los separadores y esas carajaditas (ajio ajio ajio) son hechas por io 7w7 es por esa razón que se ven medias corrientonas :,v pero weno que se le va hacer.
Buenoooo (no se si voy cuando vuelva actualizar :,v)
Pero bueno. Los quiero. Bai
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La sacerdotisa de Daram
FantasiaSi bien es cierto, los cuentos de hadas y princesas no existen. Un conejo blanco no la llevo a otro mundo ni mucho menos un niño que no quería crecer, pero en ocasiones tenemos que romper las barreras de nuestra imaginación y comenzar a soñar despi...