Sus profundos ojos esmeralda eran una de las pocas cosas que le daban paz a esa infeliz alma. Y la protegía como nunca jamás había protegido algo desde su existencia, era el tesoro más grande que habitaba sobre esa tierra y no solo para él, todos la anhelaban de una manera inigualable.
Ella tenía el corazón más bondadoso que podría haber llegado a existir, mientras que él era la maldad pura plasmada en un solo ser pero, ¿quién podría juzgarlo? No era culpable de eso, su destino ya estaba escrito al igual que el de ella y aunque eran seres diferentes, su amor traspasaba todo tipo de barreras.
Había sido amor a primera vista o al menos lo fue para él, ya que desde el primer día en que sus ojos se encontraron con los de ella, quedó atrapado por la dulzura y belleza que la diferenciaba de los demás humanos. Convirtiéndose en la dueña de su oscuro y retorcido corazón.
Y a pesar de ese intenso amor que sentía el uno por el otro, no todo podía ser felicidad. ¿No es así?
Los ojos de las criaturas escondidas desde el rincón más oscuro de Daram se habían posado sobre ella. La envidia y los celos de estos repulsivos seres la reclamaban como suya, nadie imaginaba la tragedia que podrían llegar a protagonizar estos seres.
Y una mañana sin que nadie se lo esperase atacaron el reino destrozando todo a su paso. Eran demasiados y parecía jamás acabarse por más que los guardias luchaban por proteger las vidas de los habitantes.
Estaban luchando a muerte y allí en el momento menos esperado, una daga atravesó el corazón de la joven, invadiendo el lugar con un desgarrador silencio. Todas las miradas cayeron sobre él, quien observaba el cuerpo tendido sin vida.
Le habían arrebatado lo que más amaba en ese mundo. Y ahora ese mismo mundo, había caído en desgracia.
Bajo las sombras del amo de la oscuridad.
"Flores en mi cabello,
Y demonios en mi corazón"
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La sacerdotisa de Daram
FantasySi bien es cierto, los cuentos de hadas y princesas no existen. Un conejo blanco no la llevo a otro mundo ni mucho menos un niño que no quería crecer, pero en ocasiones tenemos que romper las barreras de nuestra imaginación y comenzar a soñar despi...