Capítulo 1

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Unos meses atrás...

Era la chica más feliz, llena de ilusiones, creyendo que con una sonrisa la vida también me iba a sonreír y no tendría ningún problema. Creía en los finales felices y que en los cuentos de hadas podía haber algo de verdad entre tanta fantasía.

Era afortunada de tener los padres que tenía. Mi madre Anna siempre me apoyaba en todas las decisiones que yo tenía acerca de mi futuro, ella era mi ángel en la Tierra. Y mi padre Hugo siempre encontraba un tiempo en su tan ocupado trabajo para dedicármelo. Cuando nací me pusieron Martina en honor a la madre de mi mamá que había muerto hacia unos meses, dejando a mi madre huérfana. De mi padre heredé sus ojos azules y de mi madre su cabello cobrizo y ondulado. Se puede decir que era una niña muy mimada al ser hija única, pero yo lo amaba.

Estaba cursando 5to año de la secundaria, el último año que viviría en el pueblo, luego me iría a la ciudad a estudiar medicina. Tenía 17 años y una mejor amiga desde hacia 9 años ella era una de esas a la que le contas todos tus secretos, era prácticamente mi hermana, siempre estábamos juntas, ayudándonos mutuamente, yo me sentía privilegiada de poder contar con ella.

Yo nunca había tenido novio, sabía que puede ser lo más lindo, pero también lo más doloroso y lo único que quería era ser feliz sin tener que depender de nadie para mi felicidad. No era la típica chica que esta con todos los chicos, tampoco la chica de la que todos se enamoran. Para eso estaba Rosie, ella si que podía estar con todos los que quisiera y nunca se enamoraba solo jugaba e iba de uno en uno y era conocida en toda la escuela. Con Clara siempre decíamos que Rosie era la fácil, si no la ponías con ella no la ponías más. Rosie era morocha, tenía la voz más chillona de todo el mundo y sus ojos verdes eran lo único lindo que yo le veía, porque para decir la verdad ella no tenía el cuerpo de una barbie, pero igual todos los días la podías ver al lado de un chico diferente.

Mi vida era una típica rutina de mi casa a la escuela y devuelta a mi casa ,los deportes no me gustaban mucho por lo que prefería quedarme en mi casa a leer o como dirían a "engordar feliz", mi casa es el lugar donde más protegida me pude sentir porque por más que tenga problemas al llegar sentía una sensación de alivio al saber que al ir a mi cuarto y refugiarme en mi lectura o al estar con mis padres hablando de todo lo ocurrido todo lo malo que había ocurrido en el día terminaría siendo algo sin importancia. Pero la vida siempre da sus vueltas y hace que tomes un rumbo inesperado porque nadie dijo que era fácil, ellos dijeron que valdría la pena.

Y si, así fue que al empezar 5to año, apareció en mi escuela Teodoro, el clásico chico popular y guapo que se cree que puede llevarse la vida por delante y tener a la chica que el quisiese.

Día tras día era llegar a la escuela y empezar a escuchar a todas mis compañeras solteras , ya que las que tenían novios no decían nada porque estaban "completamente enamoradas de su pareja y no tenían tiempo para pensar en otros", pero las demás hablaban de lo hermoso que era Teo, de su físico y todo relacionado a él que para mí era lo mismo que una cucaracha aplastada. Nunca me habían caído bien esa clase de chicos "chamuyeros." Además no quisiera entrar en ese juego de para encontrar a tu media naranja tienes que probarlas todas, no me quiero convertir en Rosie...

-¡Marti! Marti dale, vamos, me acompañas a saludar a Teo, por favor, vamos y volvemos si queres- Esa era mi amiga Clara,con su cara de puchero rogando por ir a saludar "al increíble Teo", "al apuesto Teo" o mejor dicho a la basura de Teo este si que me gustaba más.

-Ya te dije que NO. Y no me hagas cara de puchero, no vas a lograr de nada.

-Dale, por favor. Sos mi única y mejor amiga. Mi hermana, no me podes abandonar.- A esas caras de puchero y suplica yo no me podía resistir asique la acompañe a ver al idiota.

Antes del fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora