Lucas

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El despertado sonó, por tercera vez, maldito aparato, lo menos que quiero es dejar el calor y la suavidad de mi cama.

Pero si quiero sacar a mi familia de esta pobreza, tengo que hacerle caso al despertador, ya habrá tiempo para dormir.

Me levanté y me bañe, preparándome para otro dia más.

Fui hasta la cocina y allí estaban Lucy y Charlie, comiendo.

-¿Dónde esta mama?- pregunte mientras alborotaba los cabellos de Charlie.

-Tuvo que salir antes, la llamo el jefe.- dijo riendo y quitando mi mano de sus cabellos.

-Oh, ya veo, ¿y bien? ¿Se comieron mi desayuno?- dije en todo de juego.

Lucy empezó a reir.

-No tontito, mama la metió en el horno- dijo Lucy.

Retire mi desayuno del horno y lo comí al lado de mis hermanos.

-¿Tienen todas sus cosas listas?- pregunte mientras que se levantaban y ponían sus platos en el fregadero.

-Si Lu, siempre preguntas lo mismo.- dijo Lucy riendo.

- Y ustedes siempre olvidan algo.- dije mientras reía y me levantaba para lavar los platos.

Cuando estuvimos listos, caminamos hasta la guardería de mis hermanos, llegamos justo a la hora, pero iba a llegar tardisimo a mi primera clase, así que salí corriendo.

Al llegar, ya tenia 20 minutos de haber empezado la clase, eh aquí una de las desventajas de vivir cerca del colegio pero que la guardería de tus hermanos quede lejos de este.

Me quede en el corredor, esperando a que el timbre sonara.

Al cabo de 10 minutos llego aquella chica que tenía en clases de psicología, al parecer también había llegado tarde.

Issabella Ford. Por lo que he oído, es la típica niña rica que obtiene todo lo que quiere, y lleva una vida perfecta, también he escuchado que tiene una actitud muy poco agradable, arios la llaman la arpía millonaria.

Pero no lo se, si la ven cuado esta distraída, cuando ella cree que nadie la ve, se ve indefensa, se ve cansada, no se porque, es lo que veo.

Su cabello rubio oscuro, casi llegando a castaño caía en ondas no muy definidas hasta llegar a su cadera, al darse venta de que la estaba viendo, sus verdes y anulosos ojos se posaron en los míos.

Quise apartar la mirada, pero un chico "malo" no haría eso, y ese es el papel con el que tengo que cumplir en esta escuela.

No aparte mi vista de la suya, ni ella de la mía, se podía notr que estaba incómoda, sólo si la miraban muy bien, porque si no, sólo parecería una perra creída.

Sonó el timbre, quien sabe cuanto tiempo habremos durado observandonos como quien sabrá que.

Entre a mi siguiente clase, y así fue pasando el día, caras de extraños, profesores cansados, personas queriendo llame la atención, otros queriendo pasar desapercibidos, entre otros tipos de personas.

En manos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora