Me levanté al momento en que el despertador empezó a sonar, lo apague con pereza y me envolví en mis sábanas.
Domingo, día de cuidar a los hijos de la Sra. Mckenzie.
Solté un bufido y después de varios intentos me levanté, me bañe y me vestí.
Se preguntarán, ¿para qué trabaja si es millonaria?
Fácil, si quiero irme de aquí y ser independiente, no puede ser con el dinero de mis padres, la idea es empezar de cero, lejos de aquí ¿no?
Prepare mi cartera y baje, mi madre estaba sentada en la sala con su computador portátil.
- Buenos días madre.- dije y pase de largo.
Recuerdo una época en la que me paraba a su lado sonriendo y esperando que despegara la mirada de su computadora y me diera un beso, un abrazo, o al menos un " Buenos días" acompañado de una sonrisa, por más pequeña que fuera.
Pero como vi que sólo se quedaba ahí pegada al computador, sin prestarme la más mínima atención, deje de hacerlo, ¿para qué? no tenía sentido esperar por algo que nunca llegaría.
Tome un vaso con jugo de naranja y salude a Martha, esta me devolvió el saludo y me dio un abrazo, luego siguió con sus deberes, tome una tostada y me fui a casa de los Mckenzie, ya llevaba 5 min de retraso, y detesto llegar tarde.
Salude a Mathew y le dije que no era necesario que me llevara, la casa de los Mckenzie era cerca del colegio, el cual no estaba lejos así que podía ir caminando.
Este insistió varias veces en llevarme, hasta que lo convencí de que no era necesario.
El clima estaba perfecto, o bueno para mi lo estaba, el rocío en todo el césped de las casas y parques, estaba frío y húmedo el día, la madre naturaleza estaba de mi lado hoy.
Llegue rápido a mi destino, la Sra. Mckenzie ya estaba afuera esperándome con una cálida sonrisa.
- Buenos días Sra. Mckenzie, lamento mucho haber llegado tarde.- dije sonriendo a manera de disculpa.
- Oh vamos Issabella, sabes que puedes decirme Hayley, y no te preocupes, no es que hayas llegado súper tarde, ni siquiera lo había notado.- dijo dándome un cálido abrazo.
Wow, Hayley si que era una persona cariñosa, sus hijos tenían muchísima suerte, quienes también son un amor de personas.
- Los niños están desayunando con Jackson, pasa, estas en tu casa, creo que Jackson saldrá luego con un amigo.- dijo mientras se colocaba unos lentes oscuros y se metía en su auto.
Se despidió con la mano de mi mientras salía, e hice lo mismo. Entre en la casa y los encontré desayunando mientras veían televisión, Michael tenía la boca abierta mientras veía televisión, se veía muy gracioso.
- Buenos días niños.- dije sonriendo.- Buenos días Jackson.
Katie y Tom voltearon y se bajaron de las sillas a una velocidad impresionante, y se aferraron a mis piernas de tal manera que tuve que sostenerme de una mesa cercana para no caerme.
- ¡ISSABELLA!- dijeron gritando y riendo.
- Hola preciosos.- dije riendo y abrazando a cada uno.
- Esos niños te quieren más a ti que a su propio hermano.- dijo riendo.
Solo le sonríe en respuesta.
Jackson Mckenzie, estudiante de la preparatoria en la que yo, Issabella Ford estudio, Jackson a decir verdad es muy buena persona, y no tienen idea de lo difícil que fue contarle porque soy una persona sarcástica y odiosa entre otros sobrenombres que me tienen, en la escuela y cuando voy a cuidar a los niños soy una "buena persona" o eso dijo el.
Use la típica excusa de: "No quiero que los del colegio me traten bien hipócritamente por el dinero que tienen mis padres, por eso soy una bruja"
El es el único que conoce gran parte de mi personalidad, ya que no sabe la verdadera razón del porque, no sabe los problemas que tuve, ni la indiferencia con la que me tratan mis padres, eso me haría parecer una víctima, y no estoy a favor de andar dando lástima, no es lo mío.
Los niños terminaron de comer y fueron a cambiarse la pijama. Me senté junto a Jackson mientras esperaba a los niños.
- ¿Cómo va todo Bell?- dijo el sonriendo.
Bell, nombre inventado por el, porque le parecía que el Issa o Bella estaban demasiado usados.
Y la verdad casi nadie me llama Issabella, sólo los profesores y personas así.
- Todo esta bien Jack, ¿y tu?.- mentí.
- Todo esta completamente bien.- dijo riendo.
Su risa era contagiosa así que no pide evitar reír, me la pasaba muy bien aquí en donde los Mckenzie a decir verdad, era un hogar cálido con personas agradables que me hacia reír, y eso es bastante.
Los niños bajaron ya listos.
Eran unos niños preciosos, Katie tenía el cabello tan amarillo que parecía algo increíble, y unos ojos muy verdes, verdes oscuros, a diferencia de Tom, a quien consideraba un niño muy especial, ya que tenía un ojo azul y el otro verde, lo sé, es casi increíble, este también tenía el cabello amarillo, sólo que más oscuro de Katie.
- ¿Qué quieren hacer hoy niños?.- dije sonriendo.
- ¡Divertirnos! Lo que sea, pero que sea divertido.- dijo Tom.
- ¡Hablan como si no se divirtieran aquí con su hermano Jackson!.- dije riendo.
- ¡No lo hacemos!.- dijo Katie.
- ¿Mis oídos me fallan o escuche que no se divierten conmigo, el Sr. Diversión?.- dijo Michael en forma de juego.
- ¡Escuchaste bien ancianito!.- dijo Tom riendo y escondiéndose detrás de mi.
Yo solo podía observar la escena y reír.
- Vas a lamentar eso amiguito.- dijo Jackson mientras perseguía a Tom.
- ¡Issa! ¡Auxilio, un loco me persigue!.- dijo correteando.
-¡Aléjate loco! ¡Deja en paz a Tommy- dije tomando a Tom en mis brazos.
Hice como si le pegara a Jackson y este fingió llorar.
Todos empezamos a reír, excelente manera para empezar un día.
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En manos del destino
RandomUna historia que cuenta, como dos jóvenes tan diferentes como el verano y el invierno, están destinados a estar juntos, por muy difícil que sea, sin importar los obstáculos que les ponga el destino. Por más irónico que suene que el destino los quier...