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Cuando salimos del camerino las otras chicas también estaban allí. Yong se dirigió a todas nosotras.

-Hoy viajo a Shanghai, así que no podré quedarme a ver vuestro último TVshow de mañana.

-¿¡Te vas ya?! -dijo Mani desconcertada-.

-Ahora mismo. Este era el último show para el que debía prepararos.

Las chicas intercambiamos unas miradas apenadas, asumiendo el hecho que tras la marcha de Yong había muchas probabilidades de que no volviéramos a verle más.

Ante el repentino silencio del grupo, el bailarín habló de nuevo.

-Fifth Harmony, habéis trabajado duro para mejorar y sinceramente os digo que lo habéis logrado. Me siento orgulloso de vuestra entrega y esfuerzo, me gustaría que lo supiérais. Ha sido un honor para mí haber colaborado con vosotras.

Inesperadamente me sentí desolada. Yong se iba, para siempre.

Me lancé a sus brazos y le abracé con todas mis fuerzas.

-Gracias, Yong -murmuré contra su pecho-.

-A ti, por hacer que diera media vuelta.

Me recordé a mí, corriendo a toda velocidad por la calle, tratando de esquivar a la gente para alcanzar el semáforo en verde. Si no lo hubiera conseguido, si hubiera cambiado a rojo unos segundos antes, Yong, Young, el Valiente, nunca nos habría conocido, ni nosotras a él. De nuevo, me sentí la persona más afortunada del mundo.

Esa misma noche, tras observar unos minutos el retrato de las preciosas olas del agua de Miami, me tumbé en el cama con mil imágenes en mi cabeza. Pensé sobre todas las cosas tan importantes que sucedieron durante este viaje, y todo lo que éstas significaron. Cada persona que conocí, cada lugar que visité, cada canción que canté sobre los escenarios... todo fue especial, absolutamente todo.

Hay ciertos momentos que -independientemente de su transcendencia- cuando los vives, por alguna extraña razón, sabes que no los olvidarás jamás.

Esto es lo que sentí yo justamente antes de quedarme dormida. "Gracias, gracias por todo", pensé sonriendo, agradeciéndoselo a la vida, agradeciendo estar viva, estar viviendo un sueño tan real.

***

Tuvimos toda la mañana del sábado libre, fue una especie de compensación por la agenda tan estresante que tuvimos que soportar durante todos estos días.

Las chicas propusieron ir a dar un paseo, pero Lauren y yo nos excusamos. Después que Dinah, Ally y Mani se fueran, nos recostamos juntas a la cama, mirándonos a los ojos durante largos minutos. Ella a veces me acariciaba la mejilla, el hombro, los brazos, y yo me limitaba a cerrar los ojos disfrutando de sus apacibles roces.

Necesitábamos nuestro tiempo para asumir aquello que nos había unido ayer. Dos personas queriéndose, eso es lo que éramos. No sabía lo intenso que realmente era establecer un vínculo emocional tan profundo como este, pero ahora que era perfectamente consciente, me tomé mi tiempo para reflexionar. Quién era Lauren, qué significaba para mí, todo lo que ha hecho por mí y todo lo que he hecho yo por ella, el tiempo que hemos estado juntas desde aquel día en XFactor donde nos conocimos por primera vez...

Quizás... quizás había demasiadas cosas a tener en cuenta, y la verdad ahora mismo no tenía muchas ganas de pensar. Cualquier obstáculo que Lauren y yo tuviésemos que afrontar en un futuro lo superaríamos, juntas.

Sin saber cómo exactamente, las dos acabamos sin camiseta ni sujetador, desnudas de cintura arriba. Sus labios recorriendo mis pechos sin cesar, yo besándola apasionadamente cada vez que tenía la oportunidad. Succionaba mis pezones y yo luchaba para reprimir mis propios gemidos que todavía me avergonzaban un poco.

Estando sobre de mí, Lauren besó mi estómago haciendo que mis jadeos se ahogaran en la garganta. Se quitó rápidamente los pantalones para luego sacarme los míos y dejándonos sólo en braguitas. Volvió a tumbarse sobre mí, esta vez asegurándose de que su cuerpo se cernía completamente en el mío.

Mientras la besaba, con las manos inspeccioné cada curva de la mayor. Sentí que estaba debajo de una especie de ser exótico. Primero porque era una mujer, un terreno con el que yo nunca había fantaseado de esa manera. Y segundo, porque además de ser una mujer, era Lauren. Mi gran amiga Lauren, estaba prácticamente desnuda sobre mí, besándome, tocándome de esa manera.

Enredamos nuestras piernas mientras seguíamos robándonos el aire a cada suspiro. Así estuvimos mucho tiempo -no sabría llegar a decir cuánto- hasta que Lauren le echó una ojeada al reloj.

-Son la una ya. Las chicas volverán pronto.

-No... -murmuré con la voz un poco rasposa-.

-Sí... -rió-.

-Calla... -dije perezosamente mientras la empujaba a un lado y me recostaba yo encima esta vez.

-Si nos pillan -pero la interrumpí-.

-Mira, cuando vuelvan Dinah y Mani se burlarán de nosotras porque saben de sobras lo que hemos estado haciendo, y Ally las reñirá pácificamente mientras finje no saber nada de nada. Así que a fin de cuentas da igual que nos pillen con ropa o sin ella.

-A ti te da igual porque estás como una cabra y se te va la pinza. La gente normal preferimos estar vestidos cuando gente ajena aparece -se burló-.

-No tengo nada que esconder -dije señalando mis pechos casi inexistentes-.

-Pues a mí me encantan tus tetas.

La imagen de Lauren mordiendo mis pezones me encendió las mejillas.

-Ya he visto cómo te gustan... -sonreí tímidamemte-.

Me rodeó con su brazo y buscó mis labios. Dejé que tomara poder sobre ellos con su lengua, lamiéndolos sutilmente, y con sus dientes, mordisqueándolos de vez en cuando. Yo simplemente me dejaba.

-Somos unas "amigas normales" de lo más peculiares... -solté una risita-.

-Calla y bésame.

Tras la vuelta de las chicas ya nos habíamos vestido y arreglado para disimular cualquier señal de lo que había sucedido, aunque, como no, nuestro esfuerzo fue en vano. Tal y como predije, las dos chicas (sobre todo Dinah) se pasaron el camino de ida al restaurante insinuándosenos.

"-La habitación olía a sudado"
"-Seguro que estaréis hambrientas ahora"
"-¿Eso que tienes ahí es un morado?"
"-¿No notáis como una tensión o algo?"
"-If you could take my pulse right now..."
"-Bien pensado, si ya comisteis no tendréis hambre".

A estas alturas poco nos importaba a Lauren y a mí que las chicas nos chincharan con insistencia. Ellas sabían de sobras lo que sentíamos la una por la otra. Me sentí feliz de ver al resto del grupo tan entusiasmado por el cambio, ver que se adaptan sin problemas y lo aceptan correctamente. Sin duda, su aprobación era un paso muy importante.

Por la tarde asistiríamos a nuestro último TVshow, y al día siguiente regresaríamos a New York mañana por la mañana. No podía reprimir los nervios para esta tarde: estaba segurísima que nos habían preparado un programa de lo más especial, un programa de despedida.

Lauren se coló entre mis pensamientos y me preguntó:

-¿Preparada para esta tarde?

Sonreí.

-Preparadísima.

The Boom • CAMREN •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora