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-No lo entiendo, Camila. Te juro que no lo entiendo -dijo Ellen intentando mantener la calma-.

La misma noche después del concierto, Ellen, Lauren y yo estábamos reunidas en el despacho de la representante. Mi compañera se encontraba sentada en un sillón, con expresión imperturbable, observando cómo Ellen se paseaba nerviosamente por la estancia mientras me hablaba recriminándome, regañándome.

-Lo siento -repetí una vez más, intentando reprimir las lágrimas-.

-Pudiste esforzarte un poco más, Camila, y lo sabes. Debiste hacerlo. Tu obligación era alegrarte por Lauren, poner buena cara y unirte a la fiesta, y no fuiste capaz de hacer ni una de esas tres cosas -me reprochó de nuevo-.

-Lo sé y lo siento mucho, de verdad -mi voz sonaba temblorosa-. No sé qué me ocurrió...

-Claro que lo sabes, Camila. Pasó que no querías que el novio de Lauren interrumpiera vuestro momento, y yo lo entiendo, por dios, ¡a mí me ha desquiciado tanto como a ti! Era un instante épico para Camren, debía terminarse como habíamos planeado, pero el chico ese... -dijo con desprecio echándole una mirada furtiva a Lauren, quien seguía sin pestañear-, el chico lo estropeó con su aparición sorpresa, echando a perder todo el trabajo.

Ahogué un sollozo en mi garganta, pero las lágrimas ya eran imparables. Me encontraba de pie, plantada a pocos metros de Ellen, que no podía estarse quieta. Creo que nunca la había visto así, perdiendo los estribos de esta manera; siempre era tan recatada y correcta... verla fuera de sí, regañándome sin tapujos, me estaba matando.

Miré a Lauren intentando encontrar alguna mirada de apoyo, algún gesto que me hiciera sentir mejor, pero algo estaba mal en ella. Sus ojos estaban perdidos en la pared del fondo, se veían opacos, apagados, perdidos. Sus facciones seguían impasiblemente inexpresivas. Entonces me alegré de que no me mirara, probablemente habría sido la mirada más nociva que nadie nunca me había dirigido.

Volví a centrarme en Ellen. De repente, vi cómo la mujer ya no deambulaba por el despacho. Estaba recostada en su mesa, con la cabeza algo gacha, en silencio.

-Lo siento mucho -no podía dejar de disculparme. Incluso en el mismísimo momento en el que todo estaba sucediendo encima del escenario, ya me di cuenta de lo mal que estaba actuando, del fatal error que cometía.

-No hay vuelta atrás -dijo Ellen más calmada, levantando su cabeza y mirándome de nuevo-. Esta noche pensaré una forma de arreglar la situación. No pienso dormir hasta que se me ocurra una forma de compensar esta chapuza.

Se volvió un poco y miró también a Lauren.

-Sólo os pido una cosa -continuó-, y es lo que os pido siempre: hablad. Hablad entre vosotras y arreglad lo que se sea que os esté carcomiendo la cabeza ahora mismo. Recordad que todavía estamos en Pekín, el viaje sigue y el presente es lo que verdaderamente cuenta. -Hizo una pequeña pausa, alternando su mirada entre nosotras-. Si por cualquier motivo no podéis solucionar el conflicto antes de iros a dormir, mañana a las siete de la mañana os quiero de nuevo en mi despacho. Hablaremos las tres y lo arreglaremos juntas.

***

El bar del hotel estaba prácticamente vacío, probablemente porque los huéspedes preferían salir fuera en lugar de quedarse en el propio establecimiento. Eso me vino bien para poder hablar con más tranquilidad con Lauren. Aun así, mi compañera seguía rehuyendo mi mirada.

Nos acomodamos en una mesa redonda, bastante pequeña, que se encontraba algo apartada de las demás.

-Lo siento, Lauren.

-Deja de disculparte -exigió ella en un tono extraño-.

-Tenemos que hablar de todas formas...

Ella perdió su mirada en el horizonte una vez más. Me habló sin mirarme.

-No sólo estuviste distante en el escenario -empezó-. Cuando salimos, te alejaste y me dejaste sola.

-No te dejé sola -repuse-, estabas con Matt y con el resto del equipo.

-Te marchaste sin más, sin avisarme. Estuve buscándote durante todo el maldito concierto y no apareciste hasta que hubo terminado.

-Yo... lo sé...

-¿Sabes? -su tonó se endureció-. Yo tampoco quería que el momento Camren se fuera a la mierda por culpa de mi jodido novio. Su sorpresa fue un detallazo enorme, sin embargo no me gustó. No quería esa puta sorpresa. Quería que fuéramos sólo tú y yo.

Me miró por primera vez.

-Yo lo hice bien. Yo fingí que me gustó. Yo me esforcé a pesar de estar bien jodida. ¿Qué hiciste tú? Huir.

No estaba preparada para seguir callando ante más reproches. Aguanté los de Ellen como pude, pero no iba a repetirlo con Lauren.

-¡¿Y quién demonios te pidió que fingieras?! -ella se sobresaltó, no esperaba mi cambio de humor-.

-Baja la voz, Cam-

-Desde el boom llevamos todo este tiempo evitando la puta palabra. "Fingir". Porque es fea, porque es jodidamente asquerosa. Actuamos con naturalidad y defensamos que Camren es real, porque la conexión ES real, ¿y ahora me toca aguantar reproches por no haber fingido?

-No saques las cosas de contexto, Camila -dijo enfadada-. Claro que nuestra conexión es real, pero tengo otra vida aparte de Camren. Tengo un novio, una relación que cuidar, y tú me lo has complicado todo.

-¿Yo? -reí sarcásticamente-.

-Cuando me puse a buscarte como una loca después de nuestra actuación, Matt me paró y me suplicó que por favor me quedara con él, porque deseaba estar conmigo todo el tiempo posible, disfrutar de nuestro tiempo perdido. ¿Pero qué hice yo? Tuve que decepcionarlo y dejarlo allí tirado porque TÚ saliste corriendo como una cobarde.

-No tienes ningún derecho a culparme de tu propia decisión -dije con firmeza-. Tú decidiste dejar tirado a Matt, tú me antepusiste a tu novio.

Suspiré hondo. Luego añadí:

-Yo no sabía que fingías, Lauren. Realmente pensaba que la sorpresa de Matt te gustó, y que de la misma forma, no te importaba que nuestro momento se estropeara. Me sentí destrozada, joder. Toda esa orquesta se montó para ti, toda esa gente vino por ti; yo quedé apartada, sola. No podía aguantarlo ni dos segundos más, así que me fui.

-¿Cómo demonios pudiste pensar que estaba realmente feliz? Joder, ¿es que no me conoces o qué?

-Estoy cansada, Lauren.

-No me vengas con ese cuento ahora.
-Lo hago. Lo hago, ¿me oyes? Estoy cansada de tener que verte con Matthew cuando horas atrás estabas besándote conmigo. Estoy cansada de tener que fingir que no me importa.

A ella le sorprendió mi cambio de tono, que pasó de irritación a fatigoso y cansado; al igual que le sorprendieron mis palabras.

-Sé que te importa. Lo sé. ¿Pero qué quieres que haga?

Suspiré de nuevo, esta vez de agotamiento.

-Que rompas con él, Lauren, quiero que le dejes.

-Sabes que no puedo.

-Claro que puedes, el problema es que no te atreves.

-Necesito sentir que tengo una relación. Me hace sentir bien -insistió-.

-¿Por qué no tienes suficiente conmigo? -repuse-. Yo te doy todo lo que Matthew te da, incluso más. Te doy mucho más.

-Lo sé, Camila...

-¿Entonces?

-Tú nunca podrás ser mi pareja.

La canción que Lauren y yo habíamos cantado juntas hace unas horas volvió a resonar en mi cabeza. Sus ojos verdes, vidriosos, entonando "I'll never be with you" una y otra vez, en bucle, mientras yo se lo cantaba de vuelta. Y era cierto, nunca seríamos más de lo que éramos ahora. Darme cuenta de ello me dolió más de lo que pensaba.

-Camila -me llamó al ver que no contestaba-.

-¿Qué?

-¿Por qué me quitaste el micro cuando terminamos?

The Boom • CAMREN •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora