Parte I.

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La lluvia caía sobre las enormes ventanas que decoraban la hermosa sala, en la cual, Valerie leía un libro.

Sus ojos se movían de izquierda a derecha, analizando situaciones, soltando exclamaciones o riendo de vez en cuando. Logró escuchar como su madre entraba a la casa empapada de pies a cabeza.


—Valerie, ¿cenaste? —preguntó su madre y Valerie asintió.

— ¿Cómo te fue hoy? —inquirió la joven y su madre soltaba un largo suspiro.

—Estuvo muy ajetreado, tuve que hacer mucha papelería —respondió su madre y dejó el abrigo mojado en el perchero —. Iré a tomar una ducha —avisó y desapareció por las escaleras.


Valerie se levantó del mullido sillón, dejando el libro en la mesita de noche y fue por el mojado abrigo de su madre.

—Siempre tan descuidada —susurró Valerie para sí misma con una sonrisa plasmada en su rostro.

Dejó el abrigo en la lavandería, y se dirigió a su habitación. Sabía que mañana tenía un examen importante, así que no podría desvelarse leyendo como siempre lo hacía.

Se metió en su cama y cerró sus ojos para caer en un profundo sueño.

A la mañana siguiente, Valerie se preparaba para ir a la escuela. Desayunó un tazón de cereal y salió de casa. El día estaba soleado, y no había indicios de que la lluvia caería más tarde.

En la parada de autobús, ella era la única que se encontraba ahí. Se sentía patética al saber que ella era la única que su madre no la podía llevar a la escuela.

Sus lentes se desacomodaron un poco del puente de su nariz y ella los volvió a acomodar. Comenzó a tararear una canción desconocida, esperando el autobús. El uniforme comenzaba a molestarle y más ese odioso moño que obligaban a las mujeres a usar en su escuela. Su corto cabello se encontraba suelto y alborotado como siempre.

El autobús se detuvo frente a Valerie y ella subió en este mismo. Ubicó un asiento y se sentó en este mismo.

Los edificios, condominios y viejas casas pasaban frente a sus cansados y ojerosos ojos. Valerie seguía tarareando la misma canción.

El autobús se detuvo por unos momentos, dejando subir a un joven de la edad de Valerie al parecer. Sólo quedaba un asiento libre y daba la casualidad que era justamente al lado de Valerie.

El joven parecía impresionado por la vista que tenía. Era una hermosa chica. A pesar de sus ojeras, a pesar de tener el cabello hecho un desastre, a pesar de que ella no quería hablar con él o simplemente lo ignoraba, era hermosa.

El joven aun no sabía el nombre de la chica, así que él hizo la iniciativa de presentarse.


—Hola, soy Adonai —se presentó —. ¿Cuál es tu nombre?

—Valerie —respondió la chica secamente.

—Un nombre muy bonito —alagó Adonai. Tratando de ganarse la confianza de la chica que tenía a su lado —. ¿Sabías que el significado de tu nombre es fuerte y valiente? —Comentó él fascinado y ella negó —Bueno, pues ahora lo sabes —sonrió ampliamente. Ella sólo lo miró inexpresiva y volvió a mirar por la ventana.


Adonai se preguntaba porque la chica era tan... fría. El autobús se detuvo y logró ver como la chica a su lado se ponía de pie y salía de este mismo. Adonai se dio cuenta de que también era su parada. Alcanzó a la chica y caminó junto a ella.

El significado del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora