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Dejó con cuidado el álbum en la caja de nuevo y cerró los ojos. Todo va a estar bien, dijo para sí mismo. No quería perder a su amada, pero desde el día que ese lado de él que tantos problemas le había causado en su niñez, parecía que se alejaba de él poco a poco.
        De no ser por las terapias de la doctora Shalom, no habría aprendido a controlar esa sombra interior que todos tenemos, pero que en el caso de Rey, succionaba toda luz cuando aparecía. Su ira era algo que no podía controlar, sin embargo sí podía contener; como una enfermedad sin cura, pero tratable para evitar dolores.
        Desde que tenía quince años, había logrado mantener a raya su lado oscuro, hasta aquel altercado con Luis, el matón de la preparatoria.

VERA (PARTE 1 de 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora