-Rocío...-la voz de alguien retumbaba a lo lejos.-Rocío despierta.-
Abrí los ojos sobresaltada y me senté de golpe en el suelo de mi parquet.
Mi cabeza impactó con otra con fuerza haciendo que volviera a caer.
-Dios...que leche.-dije cogiéndome de la zona golpeada y apretando los dientes.
-¿Estas bien?-preguntó la otra persona a la que había golpeado. Reconocí su voz al instante.
-¿Sam?-pregunté yo pasando por encima de la pregunta anterior.-¿Qué haces aquí? -me senté de nuevo con más lentitud y más cuidadosa de no golpear de nuevo a nadie ni a nada.
La noche era mucho más profunda y oscura que antes de que durmiera, o de que me obligarán a dormir...
-Te he seguido, para comprobar que no te pasara nada. Y ya ves...te encuentro aquí, dormida.-dijo frotándose la cabeza.
-Bueno, dormida dormida...no. Mas bien drogada.- reí.
Conseguí sacarle una preciosa sonrisa.
-¿Con que drogada, eh?-me preguntó arqueando las cejas continuamente.
-Si te dijera que me ha pasado de verdad te enfadarías.-le guiñé un ojo mientras cogía el arco y el carcaj de una vez por todas y volvía a tapar el agujero con las mismas placas de parquet blanco.
-Sabes que puedes confiar en mi. -dijo poniéndose serio.
No se porque pero su reacción me hizo reír.
-Sam...¿crees que es muy normal que este dormida en el suelo de mi casa teniendo una cama a mí lado?-
-No, pero contigo nunca se sabe.-dijo otra vez divertido. Su comentario me molestó ligeramente...
-Alaa...jajaja...naa, ha sido Max.-lo dije tan secamente que me impresionó hasta a mí.
-¿¡Qué que!? -estalló. Sus azules ojos se volvieron cristalinos y sus pupilas se encogieron con fuerza. Empezó a pasearse por la habitación hasta que se paró frente a una de las paredes de mi habitación.
-Sam...no me ha hecho nada.-intenté calmarlo, no lo logré. Pero lo único que logré fue cabrearlo más haciendo que golpeara frenéticamente la pared.-Sam,¡basta!-le grité mientras lo cogia del hombro derecho y lo arrastraba hacía atrás.
Y yo ahora me fijaba en como vestía.
Bastante formal.
Unos vaqueros largos oscuros y una camisa azul clara casi blanca de botones con las mangas dobladas hasta los codos.
-¿¡Cómo quieres que pare si ha cada segundo que pasa más inútil me siento!?¿¡Cómo!?-rompió el silencio con furia.
Veloz, acogí su rostro entre mis manos y cerré sus labios con los míos.
Nos mantuvimos así durante segundo antes de hacerlo más apasionado.Nos separamos con las respiraciones algo alteradas. Lo miré a los ojos.
Eran preciosos. Ya no me costaba tanto mantenerlos, cosa que a él sí.
-Sam, no eres un inútil y no quiero que vuelvas a decir semejante tontería. Por ti sobreviví a una guerra y por ti me evite la resurrección...osea que de inútil nada, amor.,¿De acuerdo?-le dije seria y con cierto tono preocupante. Que Sam actuara así por no poder protegerme de su hermano no me gustaba un pelo.
-Perdóname, perdóname por ser un egoísta y no aceptar lo que me pidistes ayer. -dijo poniéndose de rodillas y cogiéndome de la cintura.
-Entonces...¿has cambiado de opinión? -le pregunté con la esperanza de que hubiera reflexionado y supiera ver mi derecho. Pasé mis manos por su oscuro cabello ondulado hasta llegar a la nuca y me agaché ligeramente para apenas rozar nuestros labios.
ESTÁS LEYENDO
Alma de dragón: Oscuridad.
FantasySam ha vuelto, ha resucitado...y yo ya no se que pensar, posiblemente es todo una alucinación. Enmalbi a quedado perdida en el tiempo, a pesar de que se aproxima una segunda parte para nuestra generación. No hay noticias de Kragno y los dragones e...