Capítulo 8: Solamente más torturas.

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Reneé:

-¡Date prisa, joder!-le gritaba Max al chico rubio. Este recogía parte de mi sangre, aún guardada en el recipiente de cristal, la cual estaba sorprendentemente conservada, y la elevó en el aire usando la telequinesis al mismo tiempo que la mezclaba y la hacía oscura.

Yo estaba atada a una mesa de madera maciza y , inexplicablemente, no dejaba de reir. Pero no una risa divertida e inocente, no. Una risa diabólica e incontrolable que se va apoderando de tí, incluso forzandome hasta que dejase de respirar.

Los dedos se me agarrotaban y se aferraban con fuerza a los bordes de la mesa. Mis pies golpeaban el aire y la espalda se me arqueaba haciendo así que la risa fuera más fuerte. La oscura sangre que me habían dado después de la tortura me hacía sentir...bien, pero ahora era como si ya la hubiera gastado y...me faltara más.

-¡Cállate!-me gritó Max tapándome la boca con la mano. Pero la risa se mantenía.
El rubio empezó a abrir de nuevo las cicatrices para volver a introducir mi sangre mezclada. El líquido negro dejaba allá por donde pasaba un ligero y gustoso ardor que hacía que dejara de reir lentamente.

El cuerpo se me iba relajando con suavidad después de que el rubio acabara con su trabajo de llenarme de sangre oscuro y cicatrizar de nuevo las heridas.

-Bien...ya esta.-dijo Max desatandome, cojiendome en brazos y llevandome de nuevo a la prisión donde estaban mis amigos. Lo miré por un momento, aturdida. Era igual que él, que Sam.

Me miró de reojo bajo el peso de mi mirada y apretó la mandíbula mientras me sostenía con fuerza.

Al llegar me esposó, raramente no me clavó los anzuelos ,y se largó.

-Dios, René, ¿Qué leches te ha pasado antes? -me preguntó Graciela.

-Si te digo la verdad...no lo sé. Creo que es a causa de la sangre de oscuro que me introdujeron ayer. Creo que ya no puedo vivir sin ella.-dije pensativa y asustándome de mis propias palabras.

-Te han vuelto a poner más sangre, ¿verdad?-me preguntó Leire.

Yo lo miré asintiendo.

-Te están haciendo lo mismo que le hicieron a Sam.-dijo Lukas.

-¿Cómo?-pregunté sin entender nada. Los chicos se miraron entre ellos y luego miré a Jake.

-¿Se lo tengo que contar yo?-preguntó el mirando a Lukas.

-Bingo.-dijo.

Jake resoplo.

-A Sam lo capturaron poco después de raptar a Max. Fue un error, pues Sam es una hora mayor que Max y debían capturar al mayor.
Cuando se dieron cuenta de que algo andaba mal, de que no era la persona que necesitaba...
decidieron capturar a Sam también.
Ya no había vuelta atrás para Max. A este lo dejaron como oscuro fiel y torturaron a Sam para que también fuera uno de ellos.-a Jake no le era difícil hablar. Lo contaba como si se tratara de un cuento.- Sam se mantuvo firme durante meses, le hicieron lo mismo que te están haciendo a ti. Le estaban extrayendo toda la sangre para transformarla a oscura y devolvérsela.-me miró.

-¿Estas diciendo que me irán quitado y poniendo sangre mía al igual que le hicieron a Sam? -pregunté.

-Si, salvo que con Sam nunca consiguieron volverlo oscuro del todo.-dijo Jake.

-¿Y...cómo sabéis todo esto?-pregunté.

-Nos lo contó él mismo, cuando nos pillo la suficiente confianza. -habló Lukas.

Sam no me contó todo lo que le pasó...me contó lo de su hermano, sí, pero no me dijo que fuera su gemelo y menos que era erróneo.

-Lo que nos preocupa es que a ti si te está dando efecto. -dijo Lukas despertándome de mis pensamientos.

Alma de dragón: Oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora