Parte 1

74 4 0
                                    

-Señor la chica nueva esta lista- me informa uno de mis hombres que asuma su cabeza al interior de mi despacho por la puerta de madera. Levanto la vista de unos papeles que tenia entre las manos, lo miro a los ojos haciendo que el inmediatamente aparte la mirada. Era el efecto que siempre conseguía.

-Que he dicho que hagan antes abrir esa puerta?- le digo fríamente

-Tocar antes de abrir, señor. Lo lamento no volverá a repetirse.- contesta correctamente así que no me molesto tanto con el. Es nuevo me lo mandaron ya que el mismo había pedido ser re ubicado, así que todavía se estaba adaptando a mis reglas.

-Eso espero, en un momento bajo-

El se retira y yo escombro el desastre de papeles sobre el escritorio. Me levanto de la cómoda silla y alzo la copa con vino tinto entre mis dedos. Salgo de ese sombrío despacho y recorro el pasillo hacia las escaleras. Mi casa era mayormente de madera, decorada con colores obscuros y dorados.

Los escalones hacen un ruido especifico de la madera informando a las personas que se encuentran abajo de mi presencia. Una vez abajo atravieso una puerta parecida a la de mi despacho. Este salón es donde normalmente disfruto de mi "entretenimiento", veo a tres de mis hombres cada uno en una perfecta postura y con el atuendo adecuado y del color adecuado, negro.
Todo esta normal hasta que veo a la esbelta figura de una mujer de cabellera negra que cae como cascada sobre su espalda, su cuerpo esta cubierto por una fina bata del mismo color que su cabello. No le veo el rostro ya que me esta dando la espalda. Su postura es rígida.

-Largo- ordene a mis hombres que inmediatamente salen y cierran la puerta.
Le doy un sorbo al vino y camino unos pasos para quedar un poco mas cerca de ella. Es de baja estatura aun con los zapatos negros de tacón alto sigo siendo mas alto por algunos sentimientos.

-Date la vuelta- Ella duda y ese acto me exaspera no me gusta que no cumplan lo que yo digo. Una vez que se gira me observa detenida mente, examinando cada parte de mi cuerpo con esos hermosos ojos color azabache tan profundos como la noche. Sus mejillas se encienden, una sonrisa juguetona aparece en mi rostro al ver ese acto tan inocente.

-Cual es tu nombre?- pregunto algo brusco.
-Lizeth- susurra agachando la cabeza. Bien.
-Bien...Lizeth- es un nombre muy lindo- Comencemos.

Me hago a un lado indicándole que se prepare para su espectáculo. Mientras lo hace yo me siento en un sillón color oro viejo frente al pequeño escenario con un tubo de metal en medio que empieza en el suelo y termina en el techo. 

Recargo mi espalda y poso mi pierna derecha sobre izquierda de una manera que no sea incomoda para mi miembro. Muevo el vaso en mi mano logrando que el liquido color sangre se balancee.
La observo detenidamente en cada movimiento. No trae puesto maquillaje, solamente rimel en sus pestañas rizandolas y alargándolas. Tiene los ojos mas cautivadores que haya visto, su nariz era fina y delicada, el tono de su piel permite ver fácilmente cualquier rastro de rubor. Y sus labios, no eran delgados, eran perfectos y atrayentes.

 La música comienza a sonar inundando el salón de aquel sonido. Lizeth avanza hasta quedar frente al tuvo, se despoja de la bata que la tapaba dejando ver una imagen provocadora de su delgado cuerpo casi desnudo. Un sujetador de encaje negro al igual que las bragas eran lo único que la cubrían.

 Tiene varios tatuajes uno en sus costillas, son palabras que no alcanzo a distinguir bien, y otro en su hombro, una rosa con espinas, también tengo uno en el hombro solo que el mio es diferente y mas grande. No puedo seguir apreciando sus tatuajes, ya que, ella comienza a moverse alrededor del tuvo. Sus ágiles movimientos mientras baila, se inclina mostrando su perfecto trasero y se enreda en la estructura de metal son tan cautivadores, mi erección crece y endurece. Parece una pantera.Trago duro y separo las piernas dándole espacio a mi excitación y doy otro sorbo al vino en el momento que ella dirijo su vista hacia mi y arqueó su espalda, tirando su cabeza hacia atrás, provocando que sus pechos se alzaran gloriosamente hacia arriba. Sus ojos encuentran los míos. Tan profundos...Se aleja del tuvo para acercarse, la miro atentamente. Ninguna antes se había atrevido a acercarse tanto la primera vez.

HELLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora