Parte 4

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Parker tranquilizante, me digo a mi mismo. Camino a mi despacho por una copa de vino. Al entrar me llevo una gran sorpresa.

-Que haces aquí?-

-Quería explorar la casa- pasea tranquilamente sus dedos por los libros acomodados en el librero.

-No puedes estar aquí, Lizeth- trato de contenerme, nadie entra aquí sin mi autorización.

-Lo lamento, no sabia- no me mira, continua explorando.

Se ha amarrado el cabello en una coleta alta y firme dejando ver parte de la blanca piel de su cuello.

-Vamos, comerás con migo-

Me mira sorprendida. Hoy todos parecen hacer lo mismo.

-Cense que nunca comías acompañado- dice de pronto

-Como sabes eso?- me paro mas firme y me cruzo de brazos. Frunzo el ceño.

La preocupación inunda su mirada y la aparta.

-Debí de haberlo escuchado por los pasillos- no le creo pero no me importa.

-Eres muy entrometida- digo con burla.

Se pone rígida y podría apostar que contó hasta diez. Lo que me saca una sonrisa.

-Pues me niego a compartir mesa contigo-

pero que...?

Me acerco a ella peligrosamente, le cogo de las muñecas y la acorralo contra la pared. No trae tacones por lo que su frente queda a la altura de mis hombros.

-Vas a comer con migo?- estoy dándole la oportunidad a retractarse.

-No- levanta la barbilla desafiante.

Gruño y pego mas mi cuerpo a ella, pongo mis brazos a cada lado de su cabeza.

-Nadie nunca me dice no- siseo

-Pues seré la primera, tu lo dijiste, solo en la noche, así que en el día estoy en mi derecho de decidir si quiero estar o no contigo- sonríe con suficiencia, joder.

Como logra esta mujer enojarme así? No se si es su insolencia o... esa hermosa sonrisa que me confunde y me detiene.

Maldición. Estrello mi puño cerrado contra la pared junto a su cabeza. Lizeth pega un brinco asustada. Muerde su labio inferior y esa fue la chispa que encendió la pólvora. Tomo su rostro entre mis manos y hundo mis labios en los suyos, la beso lento y después mas rápido. Quiero mas. Tomo su labio inferior entre mis dientes mordiéndolo, vamos Lizeth déjame. Muerdo mas fuerte hasta que jadea dándome la oportunidad de introducir mi lengua. Ella da batalla cree que puede tomar el control mientras tira de mi cabello en la nuca. La tercera guerra mundial se origina en su cavidad bocal, pero no dura mucho, ella se rinde. Aprovecho la oportunidad de disfrutar ese sabor afrodisíaco de nuestra combinación, caliente y húmeda. Meto mi pierna entre las suyas separando las, la provoco rozando su vagina.

-Ahh...- aprovechamos su gemido para recuperar el aire perdido. Lizeth mantiene cerrados los ojos, con mi pulgar acaricio su enrojecida mejilla.

Porque? Porque ella es diferente? Porque me desafía? Porque me encanta que lo haga? Lo hace? Me encanta realmente que me desafié y sea rebelde?

Me alejo de ella alejándome de su agarre en mi cuello. Prácticamente escapo de ahí saliendo por la puerta.

-Logan- me sorprende verlo fuera de la puerta.-

-Su comida esta servida-

- Si claro- me plancho el traje con las manos y acomodo la corbata

-Señor la chica..- duda en hablar

-Esta adentro, hay que sacarla de ahí y... llevarla al comedor- no ganara esta.

-Si, señor-

Apenas había llegado a la mesa cuando ella entra y se sienta sin dirigirme una mirada. Pensé que seguiría negándose y Logan tendría que cargarla pero no, ella vino por su propio pie. No me mira.
María entra y nos sirve.

-Gracias- le dice a María regalando le una sonrisa amable.

-Es un placer- contesta Maria de igual manera. Nunca había hablado con una de las chicas decía que no soportaba saber que había mujeres dispuestas a mostrar su cuerpo por un poco de dinero.

Maria se retira dejándonos solos bajo la luz de un candelabro dorado con detalles negros.

Lizeth comienza a comer, imito su movimientos. Sus ojos viajan por la habitación esquivan dome. Me irrito. Un sentimiento desconocido crece en mi interior.

HELLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora