Parte 2

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Se sienta sobre mi colocando sus rodillas a cada lado de mi cadera pegando su sexo a mi erección. Reprimo un sonido en mi garganta y solo puedo mirarla como apoya las manos en el respaldo del sillón.

Ella continua moviéndose al compás de la música sobre mi. Suelto la copa de vino y uso ambas manos para sostenerla por los muslos tocando con los dedos sus glúteos. Sus movimientos hacían que yo jadeara y que ella reprimiera gemidos sin lograr ocultarlos por completo. La deseaba, deseaba besarle. Entierro una mano en su cabello para tener el control y traerla hacia mi.

Aprieto sus muslos. Ella posa sus manos en mi pecho y trata de alejarse pero no se lo permito. Junto nuestros labios y la beso con fuerza, al principio se resiste pero termina moviendo sus labios junto a los míos. Son tan dulces y suaves. Lizeth gime en mi boca, le muerdo el labio inferior para poder introducir mi lengua en su boca pero ella no me lo concede. Gruño por atreverse a prohibírmelo.

La música termina y ella se zafa de mi agarre bruscamente, corre por su bata y se la coloca. Con su cabello oculta su rostro. Acaso estará...Dios no, ella se supone lleva tiempo haciéndolo.

Ambos tratamos de controlar nuestras respiraciones, fue un beso salvaje y lleno de pasión.

-Qui-siera... retirarme- dice aun ahitada.

Me lo pienso, el gran bulto en mi pantalón duele, rogando por algún tipo de liberación. Pero no puedo, reglas son reglas. Y ella se puede notar que quiere espacio.

-Logan!- llamo sin necesidad de gritar tanto.

La puerta se abre y entra Logan, un hombre moreno sin cabello. Ya sabe como funciona esto.

-Si señor?-

-Lleva a la Srta. a su nueva habitación-

Lizeth observa a Logan con desconfianza que se transforma en miedo, el agarre sobre su bata incrementa como si así estuviera protegiendo su cuerpo.

- Aquí nadie mas que no sea yo te tocara- le digo en tono tranquilizador que sorprende a los presentes incluyéndome a mi. Por alguna razón quería que se sintiera segura.

Logan sale seguido por Lizeth. Saco un cigarro y el encendedor del bolsillo del saco de mi traje. Doy una calada y expulso el humo por la boca. Hay algo diferente en esa chica. Lizeth. Parece tímida pero en el momento que ha puesto la música toda ella cambio volviéndose salvaje y atrevida. Sobre todo provocadora. Toda una novedad.

***

No puedo dormir, me encuentro ansioso, acalorado, no la puedo dejar de sentir. Recuerdo su cuerpo, su calor, el sabor de sus labios, su exquisito olor, cada pequeña fricción de nuestros cuerpos encendiendo la pasión. Me veo envuelto entre las sabanas deseando poder volver a tocarla.
Podría ir a su cuarto y saciar mi sed, mi hambre. No puedo, es su primera noche. Me recuerdo a mi mismo.

Vamos Parker Banks duérmete de una puta vez.
Doy mas vueltas en la cama hasta que el impulso se apodera y me levanto, salgo de la habitación vistiendo únicamente mis boxers negros. Su habitación esta enfrente de la mía, bastante cerca, a mi disposición.

Levanto la mano para coger el pomo de la puerta pero me detengo. No, no, esto no esta bien, así no funcionan las cosas. Solo me distraeré un poco, no llegare tan lejos. Si, eso, solo para calmarme un poco.

Abro la puerta sin hacer ruido, esta oscuro solo por la pequeña lampara que ilumina levemente el cuarto, me es suficiente para encontrar su pequeña y delgada figura recostada de costado sobre la cama. Su cabello extendido sobre la almohada. Las sabanas formaban un gran bulto en sus pies, no se ha quitado la lencería de encaje y se ha puesto una pieza a juego que intenta cubrir su pecho, espalda y abdomen sin éxito ya que es semitransparente, me permite ver su blanca piel. Puedo sentir como mis pupilas se dilatan y mi respiración se acelera por la erótica imagen que he podido ver en mi vida. Parezco un crió virgen de secundaria.

Mi masculinidad palpita dolorosamente, apoyo una rodilla sobre la cama detrás de ella. Y recorro con los dedos su cintura me deslizo por la curva de su cadera y regreso a la parte baja de sus pechos y con la palma extendida paso mi mano sobre la tela casi pudiendo sentir su piel bajo hasta su abdomen plano y sigo hasta la pelvis rosando su feminidad.

Se retuerza, estremece y aprieta sus muslos. Observo su rostro temiendo haberla despertado pero aun tiene los ojos cerrados y los labios entreabiertos.

Retiro mi mano y salgo de la habitación. Maldición. Se veía tan hermosa e indefensa. Puede haberla tomado ahí mismo pero algo me dijo que esta mal, muy mal y simplemente he salido huyendo.

Ya que no puedo volver a tratar dormir, algo que ahora me parece mas que imposible, regreso a mi habitación, me pongo mi traje negro de costumbre y voy a mi despacho. Me paso la madrugada metido en el trabajo contestando e-mails y planeando como sera la próxima entrega del producto.

HELLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora