Parte 7

31 2 0
                                    

Me mantengo ocupado el día entero, en la noche busco a Lizeth por toda la casa pero al no encontrarla me alerte. Donde mierda estas. No se habrá atrevido a...

-Logan- trato de disimular mi preocupación.

-Señor-

-Has visto a Lizeth?- el desconcierto barre su rostro. Claro, la he llamado por su nombre, no es para tanto, O si? Recupera su postura para contestarme:

-Se encuentra en el patio de atrás-

Me apresuro a llegar con ella. Salgo por las puertas de cristal y ahí esta ella, con in vestido negro ajustado hasta la cintura y suelto hasta un poco abajo de los muslos. Tiene un vaso de vino e la mano.
Dejo de verla al darme cuenta que hay un idiota junto a ella, el tipo le enciende el cigarrillo que ella tiene en los labios, da una calada y expulsa el humo. El le pasa la mano por el cabello suelto y la posa en su hombro. El le dice algo y aunque no puedo ver su rostro se que le sonríe.
La ira me recorre el cuerpo, camino a paso apresurado, jalo al tipo por el hombro, se da vuelva permitiéndome ver su rostro. Es el chico nuevo. Idiota.

-Chico no me hagas enseñarte a respetar las reglas- mu voz suena fría y tétrica. El abre los ojos como platos y sale casi corriendo.

Ahora mis ojos se posan en Lizeth.

-Solo le pedí que me trajera vino y como no traía encendedor el me hizo el favor- dice a modo de explicación mientras muerde su labio.

-También le pediste que te tocara o fue un favor- escupo

-Es que acaso no puede si quiera tocarme amistosa mente?- parece ofendida.

Me mantengo callado y la miro a los ojos al igual que ella, batallamos en silencio, no me vencerás. Terca.

Al final ella aparta la vista y camina pasándome de largo. Cuando me iba a girar para seguirla ella me toma de la nuca y me atrae a sus labios. Correspondo el beso haciéndolo mas salvaje, la sostengo de las caderas. Sabe deliciosa y huele tan dulce. Nunca había presenciado algo así hasta que la conocí.

Lizeth me empuja y trata de alejarse. Ya no trae el cigarro. Le agarro la muñeca y la atraigo pegándola a mi pecho.

-Suéltame- exige.

-Baila con migo- ignoro lo que dijo.

-No- también ignoro eso.

Comienzo a moverme arrastrándola con migo, nos balanceo de un lado a otro apretándola contra mi. Le doy una vuelta.

-Suéltame- me avienta pero no la suelto y vuelvo a juntarnos.

-Nunca, tu eres mía- me suelta de la mano y la estrella contra mi mejilla. Aprovecha mi aturdimiento para darse la vuelta, reacciono y la detengo. Su espalda contra mi pecho. La sostengo del cuello presionándolo sin ejercer mucha fuerza y recorro con la otra mano su brazo.

-Renuncia a este trabajo, tu no eres malo- susurra

No seas ingenua.
Nunca escaparas de mi. Ella tiene que aceptarme. Acerco mis labios a su oreja y le digo:

-Me arroje al infierno para ser, por ser lo que soy. Así soy- trato de que esas palabras se graben en su bella cabeza. Pego la nariz a su cabello, inhalo su aroma.
El silencio inunda el ambiente, aflojo mi agarre hasta dejar caer mis brazos. Si ella no lo acepta esto sera imposible.

-Te amo- casi un susurro. Se gira y me ve con sus ojos. Estos me miran con amor y... hay algo mas, una sombra.-Quieres?- me ofrece de su vino.

Acepto pero cuando me acerco a beber ella aleja el vaso y niega con la cabeza y una sonrisa juguetona aparece en sus labios. Bien, puedo jugar a esto. Me quito el saco y le doy un casto beso en los labios, me agacho a sus pies y ella inclina el vaso dejando caer el liquido en mi boca. Lo aleja y levanta la pierna subiendo su vestido mas arriba de sus muslos, riega el resto del vino sobre su pierna, la sostengo y bebo de ella, lamento y absorbiendo en vino. Tan erótico.

Mi estomago arde, comienzo a toser, me inclino sobre el pasto. Duele, arde, me quema el interior. Rasgo el pasto tratando de controlar pero continuo tosiendo y escupiendo el vino. Que me ha dado? Mi cuerpo convulsiona. Levanto la vista hacia ella y una pequeña lagrima cae por su mejilla. Trato de pedir ayuda o preguntar que me ha hecho pero solo se vuelve negro y caigo al pasto.

HELLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora