Capítulo 1

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"Now I know the truth.
Beauty never lies,
Never hides,
Never gives a damn.
Beauty never lies.
No it cries: Here I am.
Finally I can say, yes I'm different and it's okay."
La canción me despertó a las 7:00. Primer día de clases después del verano. Primer día. Ese día siempre fue como un ritual para mí. Debía ir perfecta para causar buena impresión a todos. Puede sonar algo superficial. Pero no lo soy. Sólo me gusta arreglarme y verme bien conmigo misma. Como toda chica quiere. Me lavé la cara y volví a mi cuarto. Mientras me vestía puse Heroes de Måns Zelmerlöw. Me encanta esa canción. Cada vez que la escucho me emociono. Y no es broma. Escuchad la letra entera y lo entenderéis.
"Don't tell the gods I left a mess
I can't undo what has been done
Let's run for cover
What if I'm the only hero left?
You better fire off your gun
Once and forever
He said go dry your eyes
And live your life like there is no tomorrow son
And tell the others..."
Cuando terminé de vestirme fui al cuarto de baño y me peiné. Decidí hacerme unas ondas con la plancha. Algo ligero pero bonito estéticamente. A mí encanta mi pelo, y siempre que puedo lo peino detenidamente. Este verano me atreví con el azul. Al principio un poco morena y luego todo lo demás azul. No sé cómo se lo tomará mi mejor amigo, Pedro. Pero lo del pelo, a parte de que quería un cambio radical y me gusta mucho el azul, fue por mi grupo. Un grupo en el que estamos tres chicas. Mis dos mejores amigas y yo. Alba Reig y Rocío Cabrera. Para tener un sello se nos ocurrió hacernos algo muy atrevido en el pelo. Pero son tan malas que me dijeron que las vería en el instituto. ¡Me han tenido esperando 3 meses! Pero aún así las quiero.
Bajé y desayuné. Lo típico, un yogur de fresa líquido. Cogí mi mochila y mi archivador y avisé a mi madre.
- Mamá, ya estoy.
- Vale hija, vamos entonces. -me sonrió.
Bajamos a la cochera y fui en coche hacia el instituto.
- Adiós mamá.
- ¿Te recojo luego a las 3?
- No hace falta mamá. Volveré con Alba y Rocío. - le sonreí.
- Está bien. Que te vaya genial y ya me contarás si hay algún chico nuevo que sea muy pivón. -me guiñó el ojo.
- ¡Mamá, ya te vale! Adiós anda.
Le di un beso en la mejilla y me bajé del coche. Ya estaba dispuesta a entrar por la puerta. Aquella puerta que ya había atravesado muchas veces, pero que cada curso me ponía más nerviosa.

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