Park se sentó y tiró de Eleanor para obligarla a acomodarse a su lado. Él se sentó en la parte del sofá que quedaba más cerca de la cocina.
—Odio conocer gente —susurró ella.
—¿Por qué?
—Porque no les caigo bien.
—A mí me caíste bien.
—No, no te caí bien. Nos hicimos amigos por puro agotamiento.
—Ahora me caes bien —la rodeó con el brazo.
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