Regreso atravesando las habitaciones. Ver todas nuestras cosas esparcidas por el living (las mantas, algunas revistas y libros, una caja de galletitas, latas de gaseosas, viejos juegos de mesa, incluyendo una partida de scrabble a medio terminar, abandonada cuando Álex empezó a inventar palabras como quozz o yregg) me pone profundamente triste, y me trae a la mente aquella casa solitaria que sobrevivió al bombardeo y a la calle agrietada y destruida: un lugar donde todos siguieron estúpidamente haciendo sus cosas de cada día justo hasta el momento del desastre, para que después los supervivientes comentaran: "¿Cómo no se imaginaron lo que iba a ocurrir?".
Es estúpido, estúpido, ser tan descuidados con nuestro tiempo y creer que nos queda tanto.
|Página 330|