Capitulo 10- Adiós

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Me entregaron la sopa sin sabor y desaparecieron por la puerta. Tomé un trago pero ni sal tenía, así que la dejé sobre la mesita de luz negándome a tomar otro sorbo. No me permitían las visitas todos los días, no tenía compañera de cuarto y tenía prohibido usar elementos tecnológicos como un celular o el computador. Ya hacía dos semanas estaba rodeada por las mismas 4 paredes blancas y pulcras. Tanta limpieza después de un tiempo cansa mucho, extrañaba el color, el viento colándose por la ventana de mi habitación, el sol pegándome en la cara, el simple placer de escuchar música o vestirme con mi propia ropa, ya que en este lugar me obligaban a usar un pijama blanco. Me volvería loca, por más que eso fuera lo que trataban de evitar. Me diagnosticaron con una iniciación de anorexia y baja autoestima. Por más que yo estaba perfecta, ya había entendido que intentar suicidarme había sido un error y decirme anoréxica por creer que tengo unos kilos de más me parece una exageración.

Lo peor sería regresar al instituto sin lugar a dudas, sentir que las miradas te persiguen y murmullos como "La loca" te rodeen no es nada lindo. Sentir a Mary y Pamela burlándose de mi, mirándome de soslayo, riéndose a mis espaldas. Mis amigas aún no me visitaban, seguro ya me odiaban por mi ataque de locura y querían alejarse de mi para siempre.

-_____- La puerta se abrió y la enfermera pasó con una chica en silla de ruedas- Ella es Becca, esta aquí por lo mismo que tu.

-¿Es paralitica hace mucho?- pregunté ingenua y ella se paró como si nada. Había olvidado que a mi también me trajeron de la misma forma. Me miró divertida y se echó en la cama al lado de la mia.

-Lillian, trae unos cigarrillos para mi y mi amiga- dice desde la cama. Era muy alegre para ser suicida y anorexica.

-Ni lo sueñes- contestó seria y se fue.

-¿Como fue que terminaste aquí?- dije mirándola extrañada

-Mi madre murió hace un año, mi padrastro me violó, entré en problemas con las drogas e intenté suicidarme hace un mes.

-Oh- salió de mis labios. Ella tenía una vida de mierda enserio, tenía motivos para acabar con su vida.Yo en cambio no, tenía todo lo que necesitaba, mi madre viva, dos hermanos medianamente buenos, un novio o algo parecido, amigas. Solo me hicieron bullying una vez y fue el mismo día que intenté quitarme la vida.

-¿Y tu?- me preguntó examinándome

-Mi padre me abandonó a mi, a mi madre y mis hermanos. Me molestan en el instituto, creo que estoy enamorada de un idiota y me siento la peor mierda del mundo. Siento que todo lo que hago conmigo misma y con el resto de la gente esta mal.

-Que vida complicada- dice con sarcasmo- Esas cosas mejoran, crecerás y formaras tu propia familia, en un año terminarás el instituto y ese idiota del que estás enamorada se puede ir a tomar por culo. ¿Por que haces esto a tu familia y amigos?

Y ahí me di cuenta, todas las cosas que quería creer pero no me animaba las estaba diciendo una chica que recién había conocido. Tenía razón en todo, necesitaba irme de allí, empezar de 0, sin errores ni arrepentimientos.

-Por Dios tienes razón...- cubrí mi boca, quería irme ya, nuevas expectativas y razones para vivir.

***

Impaciente miré el reloj, era el momento. Una semana había pasado desde que pedí que me dieran el alta. Resultó que Becca era una buena chica pero que la vida no había sido justa con ella. En parte se me rompía el corazón al dejarla ahí sola sin una amiga con la cual contar. Pero prometí visitarla y lo haría sin lugar a duda.

-Deja de golpear los dedos que me pones nerviosa- dijo divertida. La miré sonriendo y me levanté para abrazarla.

-Tu me entiendes mejor que nadie en este momento de mi vida, eres la única que no me juzgó- dije lentamente entre el abrazo.

Sean pasaría por el hospital dentro de 20 minutos, pero el reloj parecía retroceder más que avanzar. Tomé de la mano a mi amiga y la guíe fuera del cuarto.

-¿Que haces?- salimos a la parte de bar del hospital. Ella con una bata y pantuflas, yo vestida con ropa de calle.

-Vamos a despedirnos como corresponde- me sente y le señale el lugar frente a mi. Dudosa apoyó su trasero en la silla y me miro.

-Sabes que me cuesta comer...- dijo seria.

-Te ayudaré- levanté la mano llamando al mozo.- Una leche con chocolate y un sándwich tostado. ¿tu que quieres?

-Nada...

-Lo mismo para ella- le Sonreí y se retiró. Me pateó por debajo de la mesa y la miré frunciendo el ceño.

-Dije que no quería.

-Necesitas que te ayuden, a mi también me costará comerlo.

A los cinco minutos entre malas miradas suyas e indiferentes mias la comida llegó. El primer mordizco fue el que más costó, pero al sentir la comida en mi boca con gusto continúe. En cambio Becca estaba seria a punto de llorar por no poder dejar la comida ingresar a su organismo. Estiré mi brazo y tomé su mano dándole ánimo.

-Tu puedes hacerlo- le ofrecí una sonrisa comprensiva y comió de a poco lo suyo.

Luego de ese momento tenso comimos de lo más bien, hasta que Sean llegó y me dijo las palabras que ansiaba escuchar pero me dolían por tener que dejar a mi amiga.

-Debemos irnos- se me acercó y besó mis labios.

La miré angustiada a Bec y la abracé.

-Prometo visitarte- asintió con la cabeza y acaricie su mejilla con cariño- Adiós.

-Adiós- movió lento su mano como despedida y me vio desaparecer por el pasillo.

-¿Estas bien?- dijo Sean

-Mejor que nunca...

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Me comentaron, ME COMENTARON. Bueno me calmo. Muchísimas gracias por comentarme, me inspiraste a escribir este capítulo.

Espero que les guste, un beso las amo.

Heart AttackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora