"Moments-7" Maraton 1/4

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—Espero que te gusten, Zayn. Provecho.
—gracias —contestamos los dos otra vez al mismo tiempo, como robots o algo. Ella fue a atender otra mesa con su usual sonrisa cálida. Suspiré perdida viendo mi plato. Se veía tan delicioso que no podía esperar a comerlo como un cerdo apetitoso que llevaba un mes sin comer nada. Pero no podía ¿Y si Zayn pensaba que era una asquerosa para comer? No comía exactamente cómo una señorita. Comía cómo macho o peor. Lo acepto. Él seguramente estaba acostumbrado a las damitas perfectas que comían como princesas, pura lechuga con zanahoria sin nada de carbohidratos y yo estaba apunto de tragarme dos wafles grandotes. Tomé mi tenedor con inseguridad y partí un pequeño pedazo de wafle. Lo miré antes de llevarme el tenedor a mi boca. Se veía tan lindo comiendo.

—¿Está rico? —le pregunté con una sonrisa involuntaria. Él me miró contento, con la boca llena.
—lo mas rico que he probado en toda mi vida —confesó tragando. ¿Por que demonios es tan lindo y encantador? ¿Así son todos los chicos en Londres, o solo él? ¿Todas las chicas moribundas conocen chicos perfectos en su lecho de muerte, o solo yo?
Si, si, no lo conocía casi nada pero era perfecto; nadie podía negar eso. Todo de él era perfecto, sus ojos, su boca, su acento, su personalidad, su risa, los hoyuelos que se formaban en sus mejillas cuando sonreía.
Como desearía que esto fuera una cita de verdad. Que Zayn me dijera que le gusto, que soy bonita y que me besara; que me pidiera ser su novia y así poder disfrutar juntos todo lo que me queda de vida.

Pero sabía muy bien que eso era imposible. Eso solo pasaba en las películas. La historia de mi vida, la frase que todos me repetían hasta el cansancio: "____, eso solo pasa en las películas" Eso solo le pasaba a las chicas bonitas con mucha suerte que todo siempre les sale bien, no importa que cosa hagan, todo les sale bien a las perras esas. Yo, al contrario, era fea con mala suerte y siempre me pasaba lo peor, siempre, siempre. Siempre me golpeaba con cosas, siempre me estaba cayendo. Yo era muy torpe, quizás demasiado. No era bonito ser torpe, a ningún chico le gustaba eso. Y mucho menos a uno de Londres y tan perfecto como él.
Quise ignorar esos pensamientos pesimistas el resto del desayuno. De verdad era muy agradable pasar el rato con Zayn, el chico no era nada aburrido, siempre estaba sacando bromas; a veces la vergüenza se me iba y hablaba con él como si fuera mi amigo de toda la vida.
Se me paso el tiempo volando. Ni siquiera sentí que nos fuimos de la choza escondida y que nos dirigimos al parque de diversiones hasta que estábamos en la entrada de este.

— ¿Te dan miedo todos los juegos o solo la montaña rusa?

me preguntó entregándole los boletos al muchacho de la entrada. El tipo los rompió a la mitad y nos dejo pasar. Tomé aire.

—solo la montaña rusa —admití. Nos quedamos mirando "El destructor", la montaña rusa mas grande del estado. El nombre lo decía todo, esa cosa te podía destruir algo, los huesos, por ejemplo. El grito de una chica en ahí arriba resonó en todo el lugar.

—¿Ves? ¿Te das cuenta por que me da miedo? Esa pobre chica esta horrorizada.

—no. Ella esta gritando de placer. —dijo y se cayó al instante. Yo solo sonreí.—no mal pienses

—no mal pensé —me defendí pareciendo ofendida— está clarísimo que ella esta teniendo un orgasmo en la montaña rusa. Reímos. Diablos, su risa era contagiosa.
Me tomó la mano como si nada, como si no nos acabáramos de conocer el día anterior y me deslizó hacia un lugar. No pude ver hacia donde, estaba demasiado ocupada gritando de la felicidad mentalmente. ¡Me está tomando la mano! Ay dios, ojalá no me sude, ohhh, su mano suavecita está tocando la mía. Esto se siente tan bien.

—esto te va a encantar —murmuró. Pero yo tenia la mente totalmente bloqueada, ni siquiera sabia porque había dicho eso. ¿Que me encantaría? ¿Acaso me daría un beso? Porque eso si que me encantaría. Claro que si.
Caminamos más y aun no me soltaba la mano. Yo iba perdida, casi flotando.
Oh, su mano es tan grande y fuerte. No me sueltes nunca.
Nos sentamos en algún lugar y seguía sin soltar mi mano. Entonces pensé, ¡Claro que esto es una cita, el chico no me suelta! Pero entonces, un palo de acero me sacó de mis pensamientos. Volteé a todos lados alarmada. Diablos, diablos, diablos. ¡Maldito chico guapo! Me había llevado hasta el maldito destrozador, matador, rompe huesos, como sea. No podía ni recordar el maldito nombre de la maldita montaña rusa.

—¡¿Que diablos te pasa?! —grité asustada y enojada. El maldito carro comenzó a moverse y Zayn me miró extrañado.—¡Voy a morir! ¡Oh por dios, voy a morir! Te dije que no me iba a subir, te dije que me daban miedo.

—pero si me dijiste que si... bueno, no dijiste nada pero estabas sonriendo y... Lo tomé como un sí.

Suspiré frustrada, me decidí a ignorarlo y me hundí en el asiento. Tomé con más fuerza el tubo asqueroso cuando empezó a ir más fuerte, mis nudillos estaban blancos y mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Claro que estaba sonriendo, porque pensé que me había tomado la mano porque le gustaba, no porque me estuviera llevando a esa cosa.
Dios santo, estaba tan asustada. Las lagrimas salieron de mis ojos una tras otra y mi corazón palpitaba muy fuerte, muy, muy fuerte. Me iba a dar un infarto, lo podía sentir, en cualquier momento me daba. El aire frío me reseco los labios y Zayn –el traidor– tomó mi mano de nuevo.

—lo siento —susurró.

Le hubiera contestado algo no muy amigable pero el carrito empezó a andar por el riel que parecía muy chico de repente, sentía que íbamos a salir volando con todo y carrito, luego empezó a subir. Oh dios, esto esta muy empinado. Dios, perdóname por todos mis pecados, me voy a morir, de aquí no salgo con vida.
Apreté la mano de Zayn lo más fuerte que pude. El mugroso carrito llegó a la cima y bajó a toda velocidad.
La adrenalina me pegó duro y de repente ya no estaba asustada, de repente estaba disfrutando mi muerte inminente. Grité fuerte, pero no de miedo, eso era muy divertido. Las lagrimas se me secaron, ya no volvieron a salir.
Cerré los ojos y sonreí cuando el carrito subió de nuevo. Ahora el riel estaba del tamaño correcto, no sentía que nos íbamos a caer y a morir como en esa película horrible de Destino final. Aun tenia la mano de Zayn tomada con fuerza, volteé y él me miraba con una sonrisa de lado. El imbécil sabia que me había gustado.
Al terminar el recorrido tenia un montón de sentimientos encontrados. Quería volver a subirme a el destructor, había sido asombroso. Estupendo. Quería disculparme con Zayn, por gritarle en mi ataque de pánico cuando él no tenia la culpa de que me hubiera quedado como retrasada mental cuando me agarró la mano. Y me daba vergüenza aceptar que había sido asombroso y que él tenia razón.

—así que... No morimos ¿Cierto? ¿Como estuvo? —preguntó con una sonrisa. Me encogí de hombros.

—pues, estuvo bien —contesté sin tomarle mucha importancia. —No fue la gran cosa. Yo ni siquiera sentí nada ahí arriba.

—oh, sucia mentirosa. Te encantó y te quieres volver a subir, solo acéptalo.
—¡Fue genial! —exclamé emocionada con una sonrisa gigante. El rió suavemente y comenzamos a caminar— al principio me estaba muriendo de miedo, estaba que me daba un infarto, pero después no quería bajar, estoy tan emocionada.
—no quiero decir te lo dije pero
se encogió de hombros con una hermosa sonrisa y me empujo suavemente antes de repetir:
—te lo dije


Pasaron seis semanas después de nuestra primera salida y después de que taché el primer punto de mi lista. No había completado ningún otro punto pero Zayn se encargaba día a día de molestarme para que cumpliera alguna otra cosa. Seguí saliendo con él, de hecho lo veía todos los días, casi todo el día completo. Ibamos a jugar con Danny, a comer, a ver alguna película o solo nos quedábamos sentados en algún lugar platicando de cualquier cosa, conociéndonos mas.
De verdad se estaba convirtiendo en mi mejor amigo. No se cansaba de repetirme que tenia que empezar a hacer todo lo que quería, porque, lamentablemente, el tiempo se me estaba acabando. Y yo llevaba esas seis semanas yendo a todos los hospitales que habían en la cuidad, cuando no estaba pasando el tiempo con Zayn estaba en esos malditos hospitales haciéndome estudios, sacándome sangre y escuchando una y otra vez que mi enfermedad era desconocida, que no sabían nada del tema y todas esas mierdas. Habían días que ni siquiera podía levantarme de la cama de lo débil que estaba. Ya no quería estar así mas tiempo, nadie había descubierto absolutamente nada de la maldita enfermedad, nadie había encontrado alguna cura, yo ya aborrecía los hospitales y ya me estaba dando por vencida.

Mis Hermosos MomentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora