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Mike y Tony.

Colegas. Compañeros. Amigos desde un encuentro magnético.

Desde el primer vistazo que Mike le dio a Tony, se enganchó a él.

Tantas cosas en común, pero personalidades diferentes. Sentimientos totalmente diferentes. Miedos diferentes... Uno más valiente que otro. Uno más cobarde que el otro.

Eran como el ying y el yang. Tan diferentes, pero tan unidos.

Tony veía a Mike como un ángel.

Todo lo que Mike pedía, lo tenía a su disposición, gracias a Tony.

Tony le daba todo lo que podía a Mike... Y Mike no le daba ni las gracias.

Tony pensaba que se encontraba en compañía de un ángel cuando estaba con Mike, se desataba. Aunque a Mike le importaba un carajo todo lo que le pasara a Tony.

Mike trataba a Tony como le placía. Lo dejaba caer, lo levantaba y lo tiraba de nuevo cuantas veces quisiera.

Porque para Mike, Tony era un muñeco que se arreglaba con un par de golpes.

Y de pronto, Tony estaba a la merced de Mike. Dispuesto a darle todo lo que quisiera, en cuanto lo quisiera.

—¡Tony! —el mayor entró a la habitación de Tony, sin previo aviso y casi tirando la puerta—. ¡Se nos hace tarde, joder! Si no estamos a las tres allí nos van a degollar.

Tony tardó en reaccionar o comprender las palabras del mayor. Y después, cuando entendió, se alarmó, levantándose del borde de la cama donde se encontraba.

—Mike..., yo no quiero ir allí —rehusó Tony.

—Estás conmigo en esto... Estamos en todo, juntos. Salga bien o salga mal...

El menor maldijo en sus adentros y tronó cada dedo de sus dos manos, mirando con muchos nervios a Mike.

Desde que se conocen en la preparatoria se han jurado estar en cualquier situación juntos. Confiar en cada uno, aún con los ojos cerrados, se han tendido la mano el uno para el otro.

Pero últimamente, Mike sólo recibía la mano de Tony y no ofrecía la suya. Aunque a Tony no le importaba... Le encantaba tener contento al mayor, así salían a divertirse juntos a la manera que más le gustase al menor, Mike le dejaba escoger.

Desde su primer tatuaje juntos... Su primer escape... Para Tony, Mike siempre fue el primero.

—Está bien... —accedió Tony—. Pero sólo pagas y nos largamos a la mierda de allí. Nada de nuevos tratos, apuestas ni nada. ¿Por favor?

—De mi parte, seguiré con los tratos, pero no te involucraré.

—Eso dijiste la última vez y casi me matan a mí por tu culpa.

Mike negó con su cabeza, ignorando al menor y salió de la habitación, seguido por Tony. Se despidieron ambos de la madre de Tony y salieron rumbo a la carretera para hallarse con unos matones a los que Mike les debía un préstamo, con el cual habían comprado ropa.

—Quédate en el auto, Tony —ordenó Mike al instante en que llegaron y Tony sólo afirmó con su cabeza.

Aquí íbamos de nuevo... Seguramente Mike saldría de aquel lugar con la nariz rota o totalmente inválido y eso preocupaba mucho a Tony.

Pero, dentro de tu esperanza, al fondo, esperaba que fuera la última vez que se tuviera que sentir tan preocupado.

Mike no tardó mucho en volver. De hecho, se le consideró tiempo récord al salir así de pronto. Pero lo impactante, fue que salió de aquel lugar gritando "¡Enciende el coche, vamos, vamos!"

Tony obedeció y encendió el coche de inmediato, a medida que Mike se abrochaba el cinturón de seguridad, y marcaban el camino a casa de Mike.

—Tony... Nos he metido en una grande... Y necesito tu ayuda.

—¡No puede ser! —Tony gritó, golpeando el mando del coche, mientras seguía conduciendo—. ¿Ahora qué, Mike?

—Corta el camino a casa de Peter, tenemos que comprar armas.

—Involucra armas... —Tony tartamudeó, hablando para sí mismo y resopló, molesto.

—Tony... —el mayor puso una de sus manos sobre el muslo de Tony y lo miró fijamente—. Estamos juntos en esto...

Tony no pudo hablar para responder.

Él quería apoyar a su amigo en todo, pero ya podía escuchar las balas. Podía verlas atravesar todo.

Pero a pesar de ello, no dejaría a Mike solo.

—Juntos, Mike —respondió al fin Tony, estacionando el auto frente al sitio escondido donde Peter se hospedaba.

Y toda la situación no parecía tener buenas consecuencias.

Bring Us Danger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora