"Se quien eres.." {Fanfic Taylor Lautner}

10: Se Vende

- Está bien.. Está bien.. Sueltame ya..

Se aleja un paso de Jack y le pide disculpas, pero hacía mucho tiempo que no se veían.

Elizabeth se da cuenta de que lleva una funda de guitarra detras suyo. No le da inportancia y se disculpa.

- Era broma.. -Dice ella.

- ¿El qué? ¿Qué te acuerdas de mi?

Ríen.

- No.., el que no te dejaré dormir en mi casa..

- Aa..éso, solo era una excusa para verte.

La mira fijamente.

¿Está demasiado diferente? ¿No la recuerda como hacía siete años? ¿Que le pasa? ¿POR QUE LE MIRA ASÍ?

- ¿Que?

- Nada..., solo que estás muy diferente...

- ¿Éso és bueno o malo?

Se encoje de hombros. Le mira divertida. Se levanta al darse cuanta de que na ha sido nada anfitriona.

- Tenemos muchas preguntas, ¿no? Así..que dime, ¿que quieres beber?

Se dirige a la cocina. Coge dos basos de uno de los armarios, abre la nevera y saca un refresco de limón y una botella de agua.

- Em, pues, un..

-...refrigerio de limón?- lo dice con un acento ruso.

Le mira dudoso.

- ¿Aún te acuerdas?

- ¿Cómo iba a olvidarme? Fue la mejor cena de.... -..mi vida en Orlando...- Echo demenos a mis padres...

Baja la vista mientras se dirige al sofa. Un silencio se formó en la casa.

- Me...me acuerdo que el primer día de Instituto, al salir, llegué tarde a casa..., por-por qué fui a tu casa, y-y tu...tu no estabas allí. En cambio me encontré un cartel de: Se Vende, con el número de teléfono 555-379-996...

Un recuerdo de remordimiento le recorre la espalda y siente un treible pinchazo en el adomen.

Cinco años atrás...

- ¿Mamá?

- Dime, hija.. -Dice colocando una caja tras de otra en el maletero del coche familiar.

- No quiero irme...

La madre para en seco y se coloca ante su hija de 12 años. La mira con ternura, mientras le pasa un mechon de pelo detras de la oreja.

- Cariño, són momentos difíciles, y se que dejas atras a tus amigos y a tu colegio, pero también empiezas una nueva etapa.. ¡Comienzas en Instituto!

- ¿Y Jack estará allí, conmigo?

La madre le mira con tristeza.

- No.. Jack no estará, Elisabeth.. Ya lo hemos hablado..

- Pero..

- ¡Sube al coche! Ya lo hemos hablado. Si no me vas a ayudar sube al coche!

Cabizbaja, con los ojos humedos, sube al coche y se coloco los auriculares. Minutos después, sube la madre y el padre.

- Cariño... -dice la madre cuando la ve- No estes triste, una nueva etapa comienza!

Aranca el coche y se disponen a -como lo avía dicho su madre- "una nueva etapa".

En la actualidad..

- No eres el único que pasó mal...

- Tampoco e dicho eso..

- Pero lo estás insinuando!

Baja la vista. Recuerda pelearse por cosas tan insignificantes como esa, y se ríe por eso.

- Parece que volvemos a tener diez años...

- Si... Es verdad.. ¡Un brindis! -Levanta el baso con limonada y la mira, Elisabeth hace lo mismo- Por...¿nosotros?

-Mm...no, eso es muy típico.. ¿Que te parece: por el pasado?
Jack inclina su sonrisa y siente.

- Pues, por el pasado..

Y brindan, gunto de un trago a la bebida.

[...]

- ¡No! ¡No puede ser posible!

- Y también me apunto a unas clases de danca...

- ¡No me lo creeo! ¡No tengo pruebas!

- Me duele reconocerlo, pero mi madre tiene videos que lo demurstran...

- Eras el niño con el peor oído musical que e conocido en la vida!

- Y mirame! -Extiende los brazos a ambos lados. Ella le examina.

A cambiado mucho, con el niño flacucho que tenía como amigo a un completo desconocido mucho más guapo que entonces. Una sonrisilla se le escapa de la boca, siente que las mejillas se le enrojecen. El se da cuenta y también sonríe, pero es una situación algo rara, y vuelve a acomodarse en el sofa.

Tal vez más alanta.

Ella nota una mano en su barbilla, levanta los ojos y se encuentra con el marrón de los ojos de su amigo, tan cerca que las narizes del uno y del otro casi se pueden rozar.

Un escalofrío le recorre la espalda, que le hace levantarse levemente del sofa, a la vez que se inclina hacia delanta.

Acercandose a Jack involuntariamente.

Un ruido chirroante les hace mirarse a los ojos rapidamente, pero inmovilizados se quedan los dos.

Reconocen al instante aquel ruido. El ruido de una cerradura abriendose.

Kate, -piensa ella- no puede ser nadie más.

- Kate...

- ¿Quien?

La puerta ya está abierta.