Capítulo 2: "El único perdedor aquí eres tú"

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•Narra Sofía
El viaje en el tren fue algo agitado, viajaba sola con Matthew en un compartimiento, todo iba bien, Matt leía un libro de su curso y yo le confeccionaba un amuleto de tiempo para que no llegará tarde a clases (este era un pequeño reloj despertador al que podía encantar con sus horarios y que sonaba si iba tarde a alguna clase).
-¿Matt puedes hacer tu el encantamiento? la última vez que lo hice sonó durante la clase del profesor Sollow- le pregunte haciendo una mueca.
Matt me miro y sacó su varita del bolsillo de su mochila.
-Temp...- Matt dejó de pronunciar el hechizo cuando el tren se sacudió bruscamente. Me miró preocupado y rápidamente se sentó a mi lado alejándome de la puerta del compartimiento.
Las luces comenzaron a fallar al mismo tiempo que un frío congelante y triste nos invadía. Matt elevó su varita, listo para atacar si sucedía algo, imité su acción con cuidado. Las luces se apagaron, parecía que algo había subido al tren, estaba segura de que aún no habíamos llegado a Hogwarts, estaba asustada pero tenía a Matthew a mi lado para protegerme.
-Sofía, creo... Creo que sé lo que esta sucediendo- dijo mirándome rápido para volver su vista al frente.
Luego fue todo demasiado rápido, una horrible "criatura" ingresó al compartimiento, era un Dementor. Matthew se paró y me ocultó detrás de él, levanto su varita y conjuró firmemente el encantamiento Patronus. Una brisa plateada salió en forma de niebla de su varita, deteniéndolo temporalmente, pero el hechizo no era lo suficientemente fuerte como para repelerlo.

Cada casa se dirigía a su respectiva sala común, durante el banquete había hablado con varias personas de mi casa y casi todos fueron muy amables conmigo. Había perdido de vista a Matthew cuando comenzamos a salir del comedor, sólo esperaba poder verlo pronto para hablar del maravilloso castillo que era Hogwarts y de todo lo que debíamos de descubrir.
Sentí una rara vibración en el bolsillo de mi túnica, era uno de mis amuletos; La profesora McGonagall me pidió que me los quitara, según ella el sombrero seleccionador no iba a poder ubicarme correctamente debido a la interferencia mágica, pero sé que en realidad lo dijo para que causara una buena primera impresión. Lo coloqué alrededor de mi cuello, era un pequeño dije en forma de brújula que indicaba el camino que debía seguir, su aguja se movía en círculos velozmente lo que significa que estaba perdida. Miré al frente, el pasillo continuaba un largo trecho pero estaba completamente vacío. Tomé el resto de mis colgantes y los ubiqué en su respectivo lugar con cuidado de no olvidar ninguno. Observaba las paredes a mi alrededor que se erguían junto a grandes columnas, el techo que se veía tan alto y allí en un rincón una rara figura de un mago levantando su varita en alto con uno de sus pies, no pude evitar soltar una pequeña carcajada ya que me parecía muy gracioso.
-¿De qué te ríes? Acaso hablas sola- Dijo una voz detrás mío, me di vuelta y me encontré con un grupo de chicos de Slytherin, de quizás de mi misma edad.
-Bonito collar- Dijo una de las chicas, esta llevaba el cabello Rubio y corto.
-¿En serio? Gracias! Lo he fabricado yo, si quieres te puedo hacer uno o...- comencé a decir.
-Claro que no, ingenua. ¿Qué son todas esas cosas que llevas puesto?- Me interrumpió la misma chica. Cada vez el pasillo se llenaba con más estudiantes de la casa de las serpientes, seguro debía de estar cerca de su sala común, todos miraban lo que sucedía y susurraban cosas entre ellos.
-Son mis amuletos- contesté de forma seca. Deseaba que mi hermano estuviera allí, no podía tolerar sola tantas miradas sobre mi el primer día.
-Genial Hogwarts admitió a un fenómeno-Contestó una chica castaña del grupo de enfrente. Me empece a enojar, me había llamado ¿Fenómeno?
-Con razón una Hufflepuff, allí van los perdedores-Dijo mirándome el chico de al lado de la rubia. 
Intenté permanecer tranquila mientras me hablaban pero lo último me había enfurecido; mi padre había sido de Hufflepuff al igual que su padre, su abuelo y generaciones enteras atrás y todos habían sido grandes magos.
-El único perdedor aquí eres tu, no tienes el derecho de hablar así sobre mi casa ni de ninguna-Le respondí enojada.
Al fondo logre ver como alguien se abría pasó entre la multitud, por suerte era Matthew. Me miró asustado y formuló un "Lo siento" con los labios, era claro que no había sido su culpa pero en ese momento lo necesitaba más que nada.
Una vez al lado mío los de Slytherin miraron expectantes a Matthew, ¡por Merlín! Había olvidado que Matt también era de su misma casa. Matthew me abrazó y me susurró un "¿te encuentras bien?" Yo solo asentí sin dejar de observar a la chica delante mío, su expresión había cambiado, era una expresión de asco y furia.
-¿Qué haces con ella? No puedes juntarte con los de Hufflepuff, son torpes e ingenuos. Un Slytherin como tú debería juntarse con los de su misma clase-Dijo la chica lanzándome una mala mirada.
-Creo que la única ingenua aquí eres tú, princesita- le respondí cruzando mis brazos.
Matt me agarro de los hombros y comenzó a alejarme de allí, mientras  les lanzaba una mirada amenazante a sus compañeros. Durante el camino hasta mi sala común Matthew me pidió perdón cientos de veces y tuve que contarle lo sucedido varias veces. Se había preocupado realmente, claro que sola pude controlar la situación pero él tenía miedo a que algo me sucediera en  su ausencia, a que no pudiera estar allí si me sucediera algo malo.
Paramos frente a un cuadro, el cual Matthew me contó que era la entrada hacia la cocina, había intentado memorizar el camino que hicimos, ya que mi sala común se encontraba a sólo un par de metros de allí y era prácticamente imposible perderse desde aquel rincón.
-Bueno, debo volver a mi sala común. ¿Seguro qué te encuentras bien?- me susurro mientras me apretaba contra su pecho.
-Si estoy bien, no debes de preocuparte solo fue una discusión. Al parecer no todas las personas aquí son buenas, sólo creí que iba a ser distinto al otro colegio- le dije mientras elevaba mi cabeza para verlo, era mucho más alto que yo pero eso me agradaba, me hacia sentir más protegida.
-Buenas noches, peque- dijo para luego besar mi frente e irse por el ya oscuro pasillo. Lo seguí con la mirada hasta que desapareció de mi vista al doblar una esquina, "Buena suerte" le susurre aún que sabía que no me escucharía.

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~Sofia :)

Espiando gemelos pelirrojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora