Capítulo 4: "Te explicaré cuando sea el momento, pequeña"

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•Narra Matthew

Me encontraba en la biblioteca revisando un par de libros de magia antigua, estaba completamente sólo allí ya que todos los alumnos se encontraban en el comedor. Sofía debía de llegar en cualquier momento, si uno de sus nuevos amuletos funcionaba realmente, la idea era que si apretaba en mi mano el collar durante unos 5 segundos el calor iba a ser transmitido al de ella y lo podría sentir en su cuello.
Tenía que contarle todo, no sabía como iba a reaccionar con esto pero había sido necesario, como dice aquel dicho "mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca". Era peligroso, no quería que se dieran cuenta de mis intenciones y mucho menos de que le hagan daño a ella.

—Tengo un buen tercer ojo, sabes?— Susurraron a mi espalda, automáticamente sentí un escalofrío, estaba tan centrado en mis pensamientos que no la escuche venir, aunque a ser verdad Sofía siempre tuvo una facilidad por el sigilo.
Me di vuelta, me miraba con su sonrisa tan alegre e inocente.

—Ven, vamos a hablar a otro lado—Agarré una de sus manos y la guíe a un  rincón difícil de encontrar de la biblioteca, comencé a sudar, estaba muy nervioso.
Me comenzó a contar de su día y como había adorado su clase de adivinación, que la profesora era agradable pero que resultaba ser molesta con el tiempo.

—Sofi, debo contarte algo— No podía esperar un minuto más para contarle, necesitaba saber su opinión.

—Espera, seguro no has comido nada aún, traje algo de comida del comedor hay mucha variedad de cosas, espero haber elegido bien— Comenzó a pasarme comida de todo tipo, hasta había traído postre.
Nunca comprendí como podía caminar con tantas cosas en la túnica, siempre lleva de todo, como para estar lista para cualquier ocasión. Y yo, bueno llevaba mi varita y dos collares que me había fabricado ella.

—Y bien, ¿qué era lo que debías contarme?— Preguntó luego de darle el último mordisco a una manzana diminuta.

—Prométeme que no te enojarás o me lanzarás ningún tipo de hechizo— De verdad, ella enojada era peligrosa.

—Juro solemnemente que no usare ningún tipo de hechizo contra ti ni me enojaré— Se sentó firme y levanto su brazo en forma de promesa, pero aún así noté como metió el otro brazo a su bolsillo buscando su varita.

—Hoy en clase de DCAO noté como una chica me miraba y...—

—Matt, me has hecho todo este escándalo sólo porque una chica te estaba observado, los dos sabemos bien que eres un centro de atención para las chicas—Por Merlín, no la habría llamado para contarle algo así nunca.

—No negare cosas que son más que ciertas, pero sabes que ninguna chica me ha interesado jamás—Y allí volvió mi lado egocéntrico. —Cuando volví a mi sala común a dejar mi mochila, al bajar de mi habitación me encontré con un grupo de chicos de mi casa, el mismo grupo...con el que peleaste ayer a la noche, bueno, la chica esa no estaba pero el caso es que–

—Se unirá a nosotros, si es que pasa la prueba, aún es un novicio— Theodore Nott apareció de atrás de un estante.
—Hablando de pruebas, para empezar tendrás que arruinarle el día a alguien—Comentó esta vez observando a Sofía.
Bueno, no sé muchos hechizos que no sean de defensa o ataque, tendría que buscar alguna manera de arruinarle el día a alguien sin herirlo, después de todo no quería que me echaran de Hogwarts, por lo menos no aún.

—Cuida a la chica, hay chicos en Hogwarts que te la pueden quitar más rápido de lo que dices Quidditch— Le guiñó un ojo a Sofía y salió de allí.

—¡Necesito que me respondas unas preguntas ahora, Matthew!—Sofía se paró y me apuntó con la varita y comenzó a gritarme en voz baja.
Me paré y le bese la frente mientras salía corriendo de allí.

—Te explicaré cuando sea el momento, pequeña—Le grite dándome vuelta, Sofía estaba caminando en círculos, estaba enfadada pero seguro que ya se le iba a pasar. Volví a girar y me encontré con la bibliotecaria, me estaba reprochando por correr y gritar pero logre escapar de ella y seguir mi camino.
Debía encontrar a alguien de la pandilla para preguntar sobre la iniciación, "deberás arruinarle el día a alguien", por Merlín prácticamente no conocía a nadie de Hogwarts aún y no podía arruinarle el día a cualquier extraño.
Los pasillos de Hogwarts eran todo un laberinto para alguien nuevo e incluso para los estudiantes más avanzados, podía ver a más de un estudiante confundido e intentando encontrar el camino correcto. Al final del pasillo un grupo de chicas de Ravenclaw me miraron coquetas, les devolví la sonrisa y seguí mi camino, era lo mismo que en el otro colegio. Una vez llegué a creer que tenía descendencia Veela, bueno eso era completamente imposible porque sólo las mujeres podían ser Veelas, pero quién sabe si la magia había hecho una excepción en mi.
Estaba a dos pasillos de llegar a la sala común de Slytherin me encontré con Blaise Zabini, también miembro de la pandilla, él seguro sabía que era lo que debía de hacer concretamente para la iniciación.

—¡Hey! ¿A quién debo arruinarle el día? No conozco a nadie de aquí—Pregunte acercándome un poco a él.

—Eso deberías saberlo tu, no ha sido mi idea que entres a la pandilla—Dijo antes de seguir su camino.

—Theodore me ha dicho que te vio con la misma chica a la que defendiste el otro día, ¿Por qué no le haces una broma pesada a tu noviecita?—¿Draco Malfoy, insinuando que Sofía era mi novia? Bueno, por lo menos ahora ya sabía a quien hacerle la broma, ella seguro iba a aceptar ayudarme.

—No es mi novia, pero le haré la broma.—Sonreí sarcásticamente.

—No era una opción, cuando el reloj toqué las 12 deberás salir, observaremos cada uno de tus movimientos.—Explico dando una mirada fugaz por encima de mis hombros.

Ya era medianoche, debía encontrar una forma de entrar a la sala común de Hufflepuff, al parecer era mi día de suerte, podía oír como unos pasos se acercaban, me escondí rápidamente atrás de uno de los barriles, al parecer era el prefecto que terminaba de hacer su ronda. Entré rápidamente detrás de él silenciosamente, con cuidado de que no me escuchara.
Esperé hasta que el prefecto fuera a los dormitorios y llamé a Sofía por el collar. Estaba tan adormilada cuando apareció por la puerta de los dormitorios que no hizo pregunta alguna de como había entrado allí y acepto sin rechistar ayudarme con la primera fase de la iniciación.
Cambie su cepillo para que en lugar de peinarla cada vez quede más despeinada, hechicé sus zapatos para que hicieran ruido cada vez que diera un paso y logré que su bolso escupiera todos sus objetos cada 10 minutos.
Me despedí de Sofía y le entregué sus cosas, salí de allí y pude ver como alguien se escondía en la sobra del pasillo, me tenían vigilado, guardé mi varita y emprendí el camino a mi sala común para de una vez por todas dormir.

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~Sofía

Espiando gemelos pelirrojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora