Capítulo 6: "Es bueno tener un poco de competencia"

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Los días en Hogwarts pasaban rápidamente para aquellos alumnos que realizaban sus deberes al plazo más o menos indicado y que procuraban no meterse en líos; pero los días parecían avanzar en cámara lenta para aquellos otros que tenían que hacer una pila de tareas o cumplir un castigo.

Para los hermanos Lovegood los días pasaban relativamente lento, Matthew debía evadir de vez en cuando adolescentes que ponían cualquier excusa para buscar llamar su atención, cargaba con el peso de su iniciación y que Sofía no le hablara.

Sofía, al contrario de Matt, era víctima de miradas llenas de rechazo, en cuanto a las clases sólo debía cumplir un castigo, por haber colmado la paciencia de la bibliotecaria, el día en el que Matthew dejo a Sofía en la biblioteca luego de revelarle tal noticia, la varita de ella (que se encontraba en su mano) soltó una chispa por el enojo de la chica, logrando tirar todos los libros que había apilados sobre una mesa.

Lo que no sabía el chico Lovegood era que su hermana ya no estaba enojada con él, sino que había decidido devolvérsela aplicándole la ley del hielo. Ella se aburría al no hablar con su hermano, después de todo era su mejor amigo también. Pero gracias a su castigo, Sofía, logró encontrar un par de libros de hechizos bastante interesantes que podrían ayudarla en proyectos futuros, por lo que no perdió tiempo en darles una ojeada cada vez que podía.

(...)

Los pasillos iban llenándose al paso de que los alumnos finalizaban su almuerzo, era un sábado algo nubloso y corría una leve brisa. Al fondo del pasillo, escondidos detrás de una columna ancha, se encontraba un grupo de alumnos de Gryffindor, esperando por algún desafortunado que cruzara por su trampa; Recién saliendo del comedor, un Slytherin, el chico nuevo, caminando sin preocupación con su mirada fija hacia delante, su mano alrededor del amuleto de su cuello en un intento de no sentir el calor que este emanaba hace más de 10 minutos.

Fue solo cuestión de segundos para que todo se detuviera radicalmente, los alumnos que circulaban por el pasillo se habían detenido y soltaron un "Oh" en unísono mientras miraban sorprendidos e incluso algunos comenzaron a reír a carcajadas. El Slytherin, ahora empapado por una sustancia verde y pegajosa, cerró sus ojos ante el impacto, respiro hondo y comenzó a girar su cuerpo hacia la izquierda (desde donde había recibido el impacto).

Allí, a la izquierda, unos pelirrojos idénticos y un chico de piel morena, se reían tanto que su estómago les comenzaba a doler.

—¿Así que están divirtiéndose? ¿Quien de ustedes fue?—Preguntó, lenta y tranquilamente, analizando a los chicos enfrente suyo, que habían parado de reír al escuchar el chico.

—No lo sé, ¿Fuiste tu George?—Respondió uno de los gemelos con una sonrisa en su rostro, retando al chico de adelante, probando hasta donde podían llegar.

—Definitivamente fuimos los dos, Fred. Le queda bien el verde, ¿Tu que dices?–Le siguió el juego su gemelo, habían logrado su objetivo, el chico Slytherin ahora los apuntaba con su varita, mientras que con la manga de su túnica sacaba un poco de la sustancia fuera de su rostro.

—Wow, tranquilo serpiente, déjanos divertirnos un rato—Fred levanta sus manos mientras que se acerca al chico. —Hemos notado que casi todas las chicas de Hogwarts están tras de ti últimamente, es bueno tener un poco de competencia, sabes?—Dice en voz baja, al estar a poco distancia de él, para que nadie más lo oyera, o por lo menos para que no lo oyeran todos los alumnos allí.

Mientras volvía al lado de su hermano, caminando hacia atrás para no despegar los ojos del Slytherin, el Gryffindor le hacía señas a su gemelo para que tuviera lista su varita. El Slytherin, recorrió velozmente con la mirada a los estudiantes a su alrededor.

Antes de que George lograra levantar la varita los dos pelirrojos fueron impactados por un fuerte y claro Expelliarmus, que los mandó al suelo al igual que sus varitas.

El chico Slytherin se acercó a ellos, con la varita devuelta en el bolsillo de su túnica, los gemelos ya se encontraban parados y sacudiendo un poco de polvo que había en sus túnicas. No esperaban que el nuevo fuera tan rápido.

—Estúpida serpiente, eres tan cobarde que no pudiste esperar siquiera a que George te apunte—Fred se acercó rápidamente a él y lo empujó, el chico retrocedió un par de pasos sin buscar más pelea.

—Matthew Lovegood—Se presentó, sonriendo falsamente. —Ustedes deben ser los Weasley, su padre trabaja para el ministerio, no?—

—No te incumbe lo nuestro, ¿Por qué no vuelves a tu cueva de imbéciles junto a Malfoy y sus gorilas?—Dijo George, pero Matthew ya se encontraba a mitad del pasillo, quería deshacerse de la sustancia pegajosa cuanto antes posible.

Al doblar por el pasillo escuchó la voz arrastrada del chico Malfoy que lo llamaba, este lo había presenciado todo y lo había seguido junto a Crabbe y Goyle.

—¿Qué quieres ahora Malfoy? Tengo que quitarme esto del rostro, quien sabe con que prepararon esto—Exclamó impaciente al darse vuelta.

—Estas dentro, no intentes nada o quedas fuera y me encargaré de que mi padre se entere ¿oíste?—Declaró Draco. Y así su objetivo se cumplió, Matthew Lovegood era oficialmente un miembro de la pandilla de Malfoy.

(...)

•Narra Sofía

Leah Malfoy. La princesita de Slytherin, miembro de la pandilla en la que mi hermano iba a formar parte. La rubia se encargó de hacerme llegar una "carta" (la cual era un pedazo de pergamino viejo y escrita con una letra apresurada) para decirme que debía volver a hablar con Matthew, que debía perdonarlo y no sé que otras cosas. La carta era anónima, pero era bastante claro de que era de ella, no hacía falta tener una bola de cristal para adivinar quien era el remitente. Había visto a Matt hablando con ella y el trazo de la tinta era muy fino y prolijo, sin ninguna mancha, sólo con una pluma muy costosa podías lograr que se viera tan bien.

No tenía tiempo de encargarme de la carta o del asunto de mi hermano, no podía encontrar uno de mis amuletos. Tenía sospechas de que los Nargles me habían robado el collar mientras dormía. Ya había revisado toda la habitación, debajo de los sillones de la sala común, atrás de los barriles de la entrada, hasta le había preguntado a los elfos en la cocina.

—¿Matt? Por Merlín ¿Qué te sucedió?—Mi hermano tenía rastros de manchas verdes en su cara, parecía que se había dado una ducha ya que su cabello se encontraba mojado y desparramado sobre su cabeza.

No recibí respuesta, Matt sólo me abrazó fuertemente, nunca habíamos pasado tanto tiempo sin hablar. Éramos muy unidos, éramos la única familia que teníamos, sólo nosotros dos, el tío Xenophilius y Luna.

—Me dirás que te pasó o te lo tengo que pedir en Duendigozna—Le reclamé al chico luego de que me soltase.

—Espera ¿Desde cuándo sabes Duendigozna? Sólo fueron unos idiotas de Gryffindor, no se esperaban que los enviara a volar—La verdad era que no sabía Duendigozna, de hecho no sabía otro idioma diferente al que hablaba.

—Te vengaste ¿no?, estoy sintiendo tu energía—Es mi hermano, obviamente sé como reacciona. —MATTHEW LOVEGOOD DIME QUIEN TE HIZO ESA COSA—Le grito apuntando a su cuello, ugh ¿eso era lo que yo creía?

Mi hermano comienza a tocarse el cuello buscando de lo que le hablaba, en el momento que rozó la gran marca roja hizo una mueca de dolor. Le alcanzo un pequeño espejo, que llevaba en la túnica, al ver su mirada confusa.

—Tu amuleto me ha quemado por la intensidad con la que lo apretabas—

Fue en ese momento en el que recordé que había dejado el amuleto en el bolsillo trasero de mi pantalón. ¡Por todos los Thestrals!, mientras estaba sentada el amuleto se activó a tal punto de quemar a Matthew. Miré a Matt una vez más y me apresure en arrastrarlo camino a la enfermería.

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Sofía ✨

Espiando gemelos pelirrojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora