Capitulo 4

1K 57 6
                                    

Y di ese paso, lo di y que había del otro lado? no lo se... 

En realidad si, no había nada. Simplemente un interminable campo con pasto y solo pasto. Camine, debo a ver caminado como una hora, una larga hora, o eso es lo que yo creía; pero cuando me di vuelta, la cabaña, lo que quedaba de la cabaña, estaba a unos diez minutos de distancia, no mas. Volví a pensar en eso, cómo si no había nadie por allí se había incendiado la cabaña?, me habrían visto y quisieron asesinarme? mis amigos estaba ahí e intentaron asesinarme? . De mis ojos empezó a caer una lagrima, luego otra y otra; empece a llorar. Caí rendida sobre el suave pasto y llore.

Al cabo de media hora, según lo que creía ya que no tenia reloj ni nada por que guiarme, empece a sentir hambre; necesitaba comer no podía quedarme allí y rendirme después de todo lo que pase. Tenia que encontrar a mis amigos. El dolor seguía intacto pero al no pensar en ello era algo que se aguantaba, después de todo si no conseguía comida moriría así que comenze a caminar nuevamente.

Camine sin mirar atrás hasta que comenzó a anochecer y empece a buscar un lugar para pasar la noche. Hacia la derecha vi un lugar con grandes arboles y frutos, decidí ir hasta allí para investigar, estaban a solo unos veinte minutos. Cuando llegue agarre el primer fruto; sin pensar que era, o si era venenoso o siquiera comestible, le di un gran mordisco. Estaba jugoso y demasiado rico, sentía como entraba por mi boca y caía a mi estomago, nunca me había parado a pensar lo bien que se sentía comer. Por suerte los frutos calmaron mi sed, coseche unos diez  y los cargue en mi remera; seguí caminando hacia unos arboles mas allá, eran enormes y de ellos no crecían frutos pero eran un buen lugar para dormir. 

Decidí trepar bastante alto por cualquier cosa, aunque por ahí no se veía nada ni nadie. Me saque el abrigo que llevaba y lo convertí en una bolsa donde guarde aquellos frutos, lo ate a mi cintura y comenze a subir. Luego de pasar unas quince ramas, ya estaba bien alto y me acomode. Me comí la mitad de los frutos y caí rendida en un largo sueño.

TeresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora