Puedes hacer esto, Noah.

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Noah

La quería, la quería tanto en este momento que mi cuerpo dolía. Nunca me había pasado esto, generalmente mis instintos eran guiados por una necesidad, pero siempre lo había podido controlar, de hecho tenía el mejor maldito autocontrol, pero sabía que con ella iba a perderlo, desde el segundo en que me vio con esos grandes ojos azules estaba perdido.

No debí haberla llamado, pero no pude resistirme, tenía que hablarle, pensé que eso aliviaría un poco la tensión pero ahora mi cuerpo era una roca, claro que así había estado todo el día. Me había vuelto loco la forma en que su mano se cerró alrededor de mi rodilla, y no pude evitar imaginármela haciendo lo mismo pero en diferentes partes del cuerpo. Dios y esa voz.

-Basta, Noah, no te estás haciendo ningún bien.-pasé las manos frustrado por mi cabello, ahora hecho un desastre.-Tienes más autocontrol que esto. ¡CONTRÓLATE!-Me levanté de la cama y fui hacia el espejo del baño, estaba usando solo unos bóxers por culpa del calor que me había hecho sudar todo mi peso en fluidos.

Levanté la vista al espejo.-Maldita sea.-siseé, y estrelle la mano contra la pared. Esto no puede estar pasando, mis ojos ahora ya estaban bastante rojos, es imposible. Me acerqué y estire un poco mi parpado inferior. Si, ahí estaba, el color rojo se extendía desde la pupila hasta poco menos de la mitad del iris.

Abrí el grifo y acuné una gran cantidad de agua fría en mis manos. Me mojé la cara y volví a verme.-Bueno, supongo que eso no será suficiente.-Tal vez una ducha fría. Con el calor que estaba haciendo mi cuerpo agradeció el repentino cambio. Me quedé bajo la lluvia artificial y cerré los ojos, pero lo único que podía ver era su rostro, y como lo quería delinear, con mis dedos, con mi lengua, quería besarla, toda ella. Podía ver sus ojos todo el día y como son de expresivos, no tenía ni siquiera que ver el cambio de color para saber lo que sentía, si estaba enojada sus ojos se achinaban, así como cuando los abría por frustración. Tenían el color azul más hermoso que había visto, lo que significaba que no había pasado por ninguna clase de dolor.-a diferencia de mí.-Amaba como se entreabrieron sus labios con sorpresa cuando le quite la manzana, dios había tenido tantas ganas de moderlos, ese pequeño roce solo había avivado más mis sentidos, no tenía ni idea de cómo logré controlarme.

Siempre había sentido todo de una manera más profunda, más real. El dolor, el pánico, el deseo... pero nunca como esto. Solía pensar que era un regalo, pero en este momento no me estaba sintiendo tan agradecido, o cuando no podía obtener ningún tipo de liberación.

-Tengo que decirle.-las gotas caían y se sentían como pequeñas agujas aliviando el dolor. Apreté mis puños hasta que los nudillos se pusieron blancos.-Debo decirle.-Lo podía sentir, no estaba funcionando, el agua no me estaba ayudando.-Claro, como me va a ayudar sino dejo de pensar en ella.-Respire hondo y dejé mi mente en blanco.

"-Imagina una habitación, en donde no hay más colores que el blanco. No logras diferenciar en donde empieza una pared y termina la otra, pero sabes que estas en control porque tus pies tocan el piso.-

-¿Emer?-interrumpí abriendo un solo ojo. Estaba sentado en el medio de la sala y tenía mis manos en los costados. Mis pies no tocaban el piso y los balanceaba para darme algo que hacer.-Sino se en dónde termina una pared y empieza la otra ¿cómo sé que estoy en el piso?-Emer se hinco frente a mí y me dio una mirada divertida.

-¿Sientes que estas de cabeza?-volví a cerrar mis ojos y pensé mi respuesta. Cuando los abrí Emer seguía mirándome, Tenía unos ojos cálidos, como si supiese que todo iba a estar bien.-No.-respondí girando mi cabeza de izquierda a derecha.

Emer me dio una gran sonrisa y palmeo mí hombro.-Muy bien, entonces. ¿En dónde estábamos?-Espero felizmente y yo respondí-: Estoy en una habitación blanca, que bien puede ser un círculo, ya que no distingo nada.

Emer se rio fuertemente.-Excelente, me gusta más esa idea.-Se levantó y comenzó a caminar a mi alrededor de nuevo.-Estas en una habitación, no tiene dimensiones, no tiene puertas, ni ventanas, pero estas en paz...

-¿Puedo estar sentado?-pregunté interrumpiéndolo de nuevo.

-Claro..."

Comencé a respirar profundamente.-Puedes hacer esto, Noah.-Cerré mis ojos y me visualicé en esa habitación, pero no estaba solo. Yo me encontraba sentado y Emer estaba a mi lado palmeándome el hombro y dándome su sonrisa divertida que me decía que todo iba a estar bien. Sentía como comenzaban a salir las lágrimas calientes, que hacían contraste con el agua fría.

Cuando volví a ver mis ojos en el espejo estaban de nuevo negros, vacíos.



My Dark SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora