Llevábamos unos meses trabajando y todo iba perfecto, excepto mi sueño. No había avanzado nada.
Un día yo me cambie más rápido que Roxann y salí fuera a colocar en los mostradores algunos productos que habían llegado de la fábrica. Mientras los colocaba, empecé a cantar una canción que se me había enganchado esa mañana. Tarareaba y tarareaba. Hasta que se me acabaron los potingues y me giré y justo allí estaban:
Selena Sánchez y Estefanía Gómez. Si esas grandes de los escenarios que empezaron desde pequeñas y ahora ya triunfaban, triunfaban y a lo grande. Me escucharon cantar y:
-Madre mía chica, ¡que voz tienes!- Me dijo Selena asombrada.
-Gracias-le dije con las mejillas sonrojadas
En ese momento Roxann se acercó a mí, ya que se había acabado de cambiar.
-¿Quieres que te presentemos a nuestro manager a ver si te puedes venir a algún concierto?-Me pregunto Estefanía.
-¡Me encantaría!
-Toma, aquí tienes nuestra tarjeta. ¡Llámanos!- Me dijo Selena mientras se acercaba a mi para darme la tarjeta.
-Gracias, ya os llamaré. Encantada de conoceros.
-Adiós, y ¡llámanos!-Insistió Estefanía.
-No lo dudéis. ¡Hasta pronto!-Dije
-Adiós-Se despidió Roxann sin saber qué hacía hablando con ellas.
-¡¡¡Tía, que me han dado su tarjeta!!!-Le dije gritando.
-Si ya, ya lo he visto. Pero...¿pero quién son?
-¡¡¡SELENA SÁNCHEZ Y ESTEFANÍA GOMÉZ!!!
-¿No? Jura...
-Que sí, que sí. De verdad, mira la tarjeta.- Le dije mientras me acercaba a ella para enseñarle la tarjeta.
Cuando terminó me abrazó. Nos abrazamos.
-Aquí empieza todo...