Capítulo 3 "Él"

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- ¿Qué? - Preguntó incrédula

El joven, clavó su mirada en la de Sam con tanta intensidad, que ella tuvo que apartar la mirada. No soportaba que la observaran de aquella manera, como si fuera una pieza rara en el museo de historia natural.
Un par de minutos después, movió la cabeza a ambos lados en un gesto de negación.

- Lo que has oído, debes olvidar lo que acabas de ver- su voz era hueca y su expresión seria y preocupada.

Parecía tan implacable como una roca. Pese a eso, Sam siguio pensando en que alomejor, ese chico podría ayudarla a averiguar lo que quería saber. Así que le hizo caso omiso.

- ¿ Cómo has atravesado la puerta?

El muchacho se llevó las manos al cabello, intentando no perder la paciencia

- ¿ Qué parte no entiendes de "ol-vi-da-lo"?

- Tu no lo entiendes, necesito saber porque haces eso. - estaba empezando a perder la paciencia. ¿ Acaso pensaba decirle algo útil alguna vez?
Él se cruzó de brazos y esbozó una pequeña sonrisa de lado

- Y eso se debe a...

Sam puso los ojos en blanco

- En primer lugar, porque no es lo más normal encontrarte a alguien atravesando una pared. Y en segundo...

- Técnicamente es una puerta

Ella le fulminó con la mirada, le estaba empezando a parecer un tanto irritante.

- Y en segundo lugar- continuó- porque ayer... no se como, pero yo casi hago lo mismo.

El muchacho abrió los ojos como platos, Sam pensó, que un poco más y se le saldrían de las órbitas.

-¿Atravesar la puerta?

- Si...- contestó con timidez

A continuación, este se puso a andar de un lado para el otro, pensativo. Mientras tanto, Sam se tomó su tiempo para examinarlo.
Era alto, incluso más que ella. Lo cual, le pareció extraño, ya que no estaba acostumbrada, pero a la vez le agradó. También era esbelto y con una complexión atlética y fuerte. Su cabello rubio era tan claro que a los rayos de luz parecía dorado. Por el contrario, sus ojos eran tan oscuros, que no pudo distinguir su color, solo podia ver que eran un par de tonos más claros que sus pupilas, para que estas se pudieran distinguir del iris.
En ese momento, él se giró y sus miradas se encontraron. Ninguno apartó la mirada, pero Sam empezó a sentir un cosquilleo por dentro y el rubor se le terminó subiendo a las mejillas. El joven asintió sin ningún motivo aparente y alargó su brazo hasta coger la muñeca de la chica, cerrando sus delgados y largos dedos entorno a ella. Tiró de esta, pero Sam forcejeó para que la liberara.

- ¡Sueltame!

Él obedeció

- Hay otras maneras de decir que te siga ¿sabes?

- Vale, ven- puso los ojos en blanco y se dirigió hacia la puerta.

-No- cruzó los brazos frente a su pecho y se mantuvo firme en el sitio. Vio que la miraba extrañado y continuó diciendo- ni siquiera te conozco, ¿qué te hace pensar que voy a ir contigo?

Él le hizo una reverencia sin dejar de mirarla y proclamó con una gran sonrisa:

- Troy Mozart a tu servicio.

Sam no pudo reprimir una carcajada

-¿Mozart? Lo digo en serio.- Troy se empezó a reir.

-Yo también, así es como me llamo. Si vienes conmigo sabrás porque es así. - le tendió una mano

-¿ Piensas que voy a ir contigo para saber por qué te apellidas así?

-No, esperaba que vinieras para saber porque eres capaz de atravesar puertas. -se metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros, esperando la respuesta de la joven.

-De acuerdo, pero con una condición. Volveremos antes de las ocho.

Troy asintió y esperó a Sam para caminar juntos hacia la puerta.

- Concéntrate en la puerta, y a la de tres salta al otro lado.

Ella asintió, cogió aire y lo expulsó lentamente.

No sabía si estaba preparada, si sería capaz, pero valdría la pena intentarlo. Así que se acercó un poco más e intentó mantener la calma. Troy empezó a contar:

- 1...

A Sam se le aceleró el corazón. Estaba tan nerviosa...

- 2... y ...3

Los dos saltaron hacia la entrada al mismo tiempo, y los envolvió la oscuridad.

Los pintores del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora