Capítulo 24 "¿Quién dice que un hombre no puede llorar?"

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Troy y Sam ya habían empezado la guardia, se habían instalado en la sala de los portales y vigilaban como alcones todo aquello que se movía.

Desde que Sam había aparecido, no había dicho ni una palabra, y un silencio frustrante se había hecho desde hace diez minutos. La muchacha no aguantaba más, así que decidió hablar.

- Troy...- él la miró fijamente y le indicó que siguiera hablando.- ¿ Qué era lo que querías decirme?

Él se quedó mirando el suelo unos instantes, se sentó en este y palmeó un sitio a su lado para que Sam se pusiera junto a él.

- Quería decirte porque te dije que estaba confundido. No me parecía justo dejarte con la duda o ignorarnos después del beso.

Sam tomó una de sus manos y conectaron sus miradas.

- Hace un año...- comenzó a relatar Troy.- Me enamoré de una chica que se llamaba Mary, no era pintora del tiempo.- una mirada de anhelo invadió su rostro, pero poco a poco se volvió más dura y severa.- Le pedí ser mi novia y ella aceptó, eso me hizo muy feliz. Siempre que salíamos había alguien que se acercaba a hablarla, darle su número... lo cual no me extrañaba porque era hermosa, pero si me molestaba el hecho de que coqueteara con otros chicos, es decir, yo era su novio. De todas formas no le di mucha importancia ya que yo la quería y estaba seguro de que nunca me engañaría, que solo lo hacía por ser amable. Hasta que un día mientras iba al parque con mi hermana, la encontré dándose el lote con otro. Fui un idiota, obviamente corté con ella, pero nunca olvidaré esa imagen ni como me rompió el corazón, me lo partió en mil pedazos. Y ahora, pienso teniendote al lado...

Sam vio por donde iba y posó un dedo en sus labios para callarlo.

- Shh. Troy, yo no soy de esas. Reconozco que no he tenido nunca novio, ni se mucho de lo que trata el amor.- soltó una pequeña risilla. - Pero si puedo prometerte, que nunca haré algo como eso.

Sam retiró su mano y Troy se acercó un poco más a ella.

- Sam, de todas formas, ambos sabemos que tarde o temprano me harán desaparecer, como si nunca hubiera existido. No quiero que sufras...

Troy se levantó y se acercó lentamente al portal que tiempo atrás había hecho.

- Troy, escúchame, nadie te va a hacer nada. Nadie. Y si lo que ambos queremos es estar juntos lo estaremos, porque no voy a dejar que nadie te toque un pelo. Y si algún día no lo podemos evitar y nos dejas, al menos tendré el recuerdo vivo en mi mente. Prefiero sufrir por haberte perdido pero haber aprovechado el tiempo, que arrepentirme el resto de los días de mi vida por lo que no hice antes de que te fueras.- Sam se levantó y acercó a Troy, el cual tenía los puños apretados a ambos lados de su cuerpo.

- ¡ No quiero dejarte ! ¡No quiero que llores por mi, como yo lo hice una vez! - gritó Troy.

Seguramente despertarían a todos en el edificio, pero en ese momento no importaba.

Sam se sentía frustrada. No le gustaba cuando la gente le decía lo que ella debía querer.

- ¡ No sabes lo que quiero!- replicó Sam indignada.

En ese momento, Troy se acercó a ella y la rodeó la cintura con un brazo, mientras que con el otro le tomó el rostro y rozó sus labios. Sam alzó sus brazos para entrelazar sus manos tras la nuca de Troy. El beso al principio fue un poco forzado y todavía había tensión entre ambos, pero esta se fue disipando hasta convertirse en un beso más dulce y apasionado.

Sin embargo algo tuvo que arruinar el momento y el portátil comenzó a pitar.

Pi pi piiii, pi pi piiiii. ...

"Maldito ruido"

Ambos se separaron y dirigieron su mirada al ordenador. Había entrado alguien en el ala este. Estaba en el pasillo, pero iba en dirección contraria a donde Troy y Sam se encontraban.

- Iré a mirar- la advirtió Troy.

- No

-Si Sam. No quiero que se acerque.- ella soltó un bufido, era capaz de protegerse sola. Pero no pudo evitar que Troy desapareciera por el pasillo.

Sola en la sala desenfundó dos cuchillos arrojadizos para sentirse más segura. Estaba de espaldas a los cuadros y notaba como su pulso se aceleraba, estaba nerviosa, no quería fallar.

De repente, un brazo la agarró por el cuello dejándola respirar con dificultad. Sam forcejeó e intentó llamar a Troy con todas sus fuerzas, cogiendo grandes bocanadas de aire para no asfixiarse.

- Shh, estate quieta Samanta.- habló una voz ronca cerca de su oído.

Ella hizo todo lo contrario y pataleo, forcejeó y gritó el nombre de Troy una y otra vez pero él no llegaba.

" Sam no tengas miedo, recuerda que todos tenemos un punto débil. "

La muchacha cogió aire y las últimas fuerzas que le quedaban y con una de sus manos la cual sujetaba un cuchillo por el filo, le dio un golpe en su parte íntima con en mango y él la liberó, desplomandose en el suelo.

"Aire, aire "

Y no lo aguantó más, se le cerraron los párpados y se quedó inmóvil.





Narra Troy.

No lo encontraba, lo había perdido de vista. Ese maldito asesino que me quería quitar de su camino a sabe dios que cosa.

Así que decidí volver a por Sam, no me había gustado la idea de dejarla sola, pero no podíamos dejar los portales sin vigilar.

Al entrar, me quedé de piedra. Salía sangre del cuadro de Shakespeare, pero eso no era lo peor, Sam estaba tirada en el suelo, pálida, inmóvil y con los ojos cerrados.

Mi corazón casi se me salio de la caja torácica al ver aquello. Corrí hacia ella y le levanté la cabeza con uno de mis brazos y las piernas con el otro, dejandola apoyada en mí. La estreché contra mi pecho pensando que la había perdido antes de poder tenerla, que había fracasado en la guardia y que mi corazón había muerto con ella.

Miré su rostro y sus labios menos rosados de lo habitual. Esos labios que aunque solo había probado dos veces, ya me había vuelto adicto a ellos. Su expresión tranquila como si nada le preocupase.

Eso no podía pasar, no, no ahora.
Una lágrima escapó por el rostro de Troy.

A la mierda si los hombres no pueden llorar.

Los pintores del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora