CAPITULO 20. ÉL, ÉL ES EL PROBLEMA.

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Lunes por la mañana...

Me levanté temprano para poder desayunar algo, los lunes tengo clases a las 7:00 así que me levanto muy temprano, hacía frío afuera así que me puse un abrigo, tomé mi mochila y salí de casa, caminé unas cuantas cuadras hasta la parada de autobús, no había nadie, lo cual era extraño considerando que era lunes; el autobús llegó, yo subí.

Llegué al colegio y ya había mucha gente, en general extraños, aunque reconocía algunos rostros de gente que coincidía conmigo en algunas clases.

Fui hasta el salón de clase y me coloqué en mi asiento habitual, ya había llegado el maestro y ya estaba la mayoría así que la clase comenzó y entonces llegó Drew, tarde como siempre, me sonrió, y entonces lo recordé todo, la terraza, las manos, el abrazo, una confesión...

Su lugar habitual estaba ocupado así que se tuvo que sentar al frente.

La clase continuó, y yo miraba a la pizarra pero ya no prestaba atención...

Solo recordaba lo que había pasado hace apenas unas horas y los recuerdos iban y venían, y yo trataba de captar todo eso...

Recordaba...

-Te amo, Kat...

Un susurro apenas audible, pero claro, mi nombre pronunciado dulce y suavemente...

Recordaba...

Mi mano fría entrelazada con una mano suave y caliente, fundiéndose con ella...

Recordaba...

Un sentimiento destructivo, que hacía que me derrumbara a pedazos, que provocaba que me sintiera tan... Bien.

Recordaba...

Un suave beso... Y a Drew.

Y lo entonces lo recordé todo...

Drew se acercaba lenta y peligrosamente a mí, con una mano en mi barbilla y otra mano en mi cintura, mientras yo permanecía inmóvil y solo supe lo que pasaba cuando sentí sus suaves labios sobre los míos, estaban calientes y carnosos; entonces nos fundimos en un suave beso, suave y apasionante, cada vez más rápido y ágil.

Él tomó mis manos y las colocó alrededor de su cuello.

A los minutos nos separamos por falta de aire. Y seguimos conversando... Como si nada hubiera pasado, como si él no me hubiera besado y como si yo no hubiera sentido nada por él; como si él no hubiera movido mi mundo por un instante.

Y conversamos, ahora un poco más confiados, conversamos de películas, de libros, me habló de sus padres y yo de los míos, y él sonreía cada vez que podía; hermosa, por no decir perfecta, era la mejor palabra que podía usar para describir es sonrisa; me habló acerca de como sus hermanos le jugaban bromas y yo le hablé acerca de como mi hermana solía ser antes, me habló de su gusto por los libros y de su miedo a las alturas, de como le aterraría estar sentado a la orilla de la terraza si no estuviera yo con él, me habló de su gusto por la pizza y la literatura, me confesó que no tenía miedo a la muerte; hablamos de nuestros sueños, de como le apasionaba la fotografía, él quería viajar por todo el mundo, conocer nuevos lugares, y tomar fotografías, le hablé de mi escritora favorita y de que quería ser como ella, escribir de experiencias o tal vez ficción y crear un mundo a partir de cero, caminamos por el parque, caminamos por el centro, pasamos por el frente de su casa, fuimos a ese lugar oculto el cual solo nosotros conocíamos y nos sentamos en esa vieja banca a ver la nubes y las formas que creaban, y luego nos despedimos, él se empeñaba en acompañarme a casa pero le dije que no era necesario, después de mucho insistir entendió que no lo dejaría acompañarme y se despidió de mí; camino a casa recordé... Él me había hablado de su miedo a las alturas, pero yo no le había hablado del nuevo miedo que en mí había crecido a medida que pasaba el tiempo... mi miedo a perderlo...

El timbre del cambio de clase sonó y todos recogían sus cosas para dirigirse a sus respectivas clases, acababa de salir por la puerta cuando llegó, se plantó en frente de mí, esbozando una sonrisa; una de esas sonrisas hermosas/perfectas.

-Hey! Kat! ¿Ha pasado algo?
-No, ¿Porqué lo dices?
-Básicamente porque no contestaste mis llamadas...
-...

Entonces recordé que había estado evitando sus llamadas, él hacía que perdiera el control de mí misma, eso de no poder controlar mis impulsos no me agradó, no me gustó, para nada, y si evitarlo era el precio que tenía que pagar por tener todo el control sobre mí, estaría dispuesta a pagar ese precio; después de todo ni siquiera estaba segura de lo que sentía por él. ¿Lo quería? ¿En realidad temía perderlo? Usar mis impulsos nunca ha sido bueno.

-...

Yo no contesté.
Su sonrisa se desvaneció poco a poco.

-¿Fue algo que hice?
-No! No... No fue nada que tu hayas hecho...
-¿Entonces?

Yo no podía responderle. ¿Cómo le diría que su perfección era el problema? Que él era capaz de hacerme perder el control...
Así que decidí salir de ahí.

-Kat!
-KAT!

Podía oírlo gritar mi nombre a lo lejos, pero no volteé hacia atrás sino cuando sabía que él ya no estaría detrás.

-Kath! Hola!

Dani llegó de la nada.

-hola
-¿Te encuentras bien?
-no...

Le conté a Dani acerca de lo que pasó, de como Drew me hacía sentir y de la conversación que hacía unos momentos había tenido con él.

-¿Y entonces cuál es el problema?

Me preguntó ella

-Él, él es el problema
-K..Kat...

Comenzó a balbucear Dani.

-...Eso es cierto?

Era Drew.

-ese es el problema entonces...

Dijo él, más para sí mismo que para nosotras, sus ojos lucían levemente rojos y cristalinos; verlo así me hacía sentir tan mal.
Se dio media vuelta y se fue.

Algo dentro de mí quería detenerlo, pero al final lo dejé irse.

Y mientras cruzaba la puerta le decía adiós.

"Nada A Segundos De Serlo Todo."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora