Capítulo 11

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Sabo ya había llegado al hospital, nada más entrar en el hall del hospital, se dirigió al mostrador y con la respiración extremadamente agitada, le preguntó a una enfermera en que habitación se encontraba Koala.
-Ah... Ah... Perdone, pero me podría decir dónde se encuentra una chica llamada Koala?-preguntó mientras recuperaba el aliento.
-Claro, está en la habitación... 123, segunda planta.
Sabo se lo agradeció y fue corriendo por las escaleras, no podía esperar al ascensor. El chico llegó a la segunda planta en cuestión de minutos, y buscó con algo de calma la habitación 123, nada más encontrarla entró sin hacer demasiado ruido y vio que Koala estaba tumbada en la camilla, dormida. Sabo seguía sin comprender cómo sus padres podían haber llegado a tal extremo con una chica que tan solo tenía 17 años...
-¿Es usted amigo de la paciente?-preguntó un doctor que llegó hace poco.
Sabo no sabía que responder a esa pregunta, no eran novios, pero tampoco amigos, ¿qué debía responder?
-No, en realidad soy su novio-decidió responder el rubio al final.
-Bueno, le explicaré la situación de la joven...
Entonces, el doctor le contó a Sabo que, al parecer, Koala, había sufrido un accidente, y a causa del fuerte golpe que se dio, entró en coma...
-Entonces, no sabemos exactamente cuando despertará del coma. Pero creemos que despertará en un par de semanas, así que no tiene porque preocuparse-dijo el hombro poniendo una mano encima del hombro del chico, que parecía bastante tocado por la noticia.
Sabo no sabía cómo reaccionar. La única chica que había conseguido hacerle feliz, estaba ingresada y en coma... ¿Se puede saber en qué pensaban sus padres?
-Disculpe, pero necesito salir un momento a tomar algo de aire para poder asimilar esto. Si me disculpa...-dijo Sabo mientras salía de la habitación.
Nada más salir del hospital, sonó su teléfono, había recibido un mensaje de sus padres, pero no estaba de humor como para leer nada que tuviera que ver con sus padres. Poco después de recibir el mensaje, le sonaba el teléfono, ahora le estaban llamando.
-¿Sí?
-Supongo que ya habrás visto lo que le ha pasado a tu amiga... No hijo?-preguntó una voz al otro lado de la línea.
Sabo estaba frustrado por dentro, sabía que sus padres querían jugar con sus emociones para al final conseguir lo que querían...
-¿Por qué? ¿Por qué lo habéis hecho? No es justo que le hagáis nada a ella. ¡Ella no tiene la culpa de nada!-gritó Sabo fuera de sí.
-Eso es lo que piensas ahora hijo, pero dentro de unos meses, tus calificaciones bajarán, y entonces ensuciarás nuestro nombre, y no nos los podemos permitir...-respondió su padre-. Además, solo ha sido una advertencia, sino quieres que le pase nada más, ya lo sabes. Tienes que olvidarte de esa chica y volver con nosotros tus padres-advirtió el hombre con un tono desafiante.
Sabo apretó los puños con rabia. ¿Qué podía hacer ante tal situación? Él no quería separarse de Koala para siempre, pero tampoco quería que le pasara nada más... Pero, desgraciadamente, sabía cual era la mejor decisión para que nada le pasara a la chica...
-De acuerdo, lo haré, haré lo que queráis. Pero a cambio, tenéis que prometerme una cosa-anunció Sabo mientras apretaba los puños por culpa de su cobardía, por no ser capaz de enfrentar a sus padres.
-¿Eh? Y qué se supone que es lo que quieres? Dinero?
-No, solo quiero dos cosas. Uno, no volveréis a hacerle nada a Koala. Y dos, cuando me gradúe, tendréis que dejarme irme de casa, a una residencia de universidad. Entonces, yo os doy mi palabra de que únicamente me centraré en mis estudios. ¿Trato hecho?
El padre de Sabo no quería concederle ninguna de esas dos cosas a su hijo, pero no podía dejar a la familia en ridículo por culpa de lo que él creía que era un adolescente caprichoso, así que al final decidió concederle lo que pidió.
-De acuerdo, pero volverás mañana a primera hora a casa. ¿Entendido?
Al final, Sabo tuvo que decir que sí y colgó el teléfono. ¿Realmente había echo ese trato? ¿Había prometido alejarse de Koala? Sí, sí lo había echo, pero él sabía que era por el bien de la chica. Para que no le pasara nada...

Dos semanas más tarde...
Koala ya había despertado del coma, nada más abrir los ojos, vio un gran ramo de flores con una tarjeta. Esperaba que fuera de Sabo, pero en cambio era de Natsume y Sasayan, que le deseaban con fuerzas que se recuperase... Había varias cosas de sus compañeros de clase, libros, flores... Pero nada que fuera de Sabo, ni siquiera una simple nota...
La chica ya estaba en su casa, unos chicos del hospital la acompañaron por si acaso le pasaba algo. Nada más entrar en su casa, cogió el teléfono e intentó mandarle un whatsapp a Sabo para preguntarle sobre porqué no había ido al hospital.

Usted ha sido bloqueado por este usuario de whatsapp.

Cómo? Sabo le había bloqueado? Miró de enviarle mensajes a través de Awitter, Dkype, Fruenti, Longessenger... Pero nada, Sabo la había bloqueado en todas sus redes sociales, pero aún no había mirado en Acebook.
Entró en el perfil de Sabo y vio que su estado civil había pasado a: Con pareja. Continuó mirando el perfil de Sabo hasta ver una foto que le rompió el alma. Era una foto en la que salían una chica del instituto y él dándose un beso. ¿Pero cómo era eso posible? ¿Acaso ella y él no estaban juntos? ¿Por qué ésta foto? Koala llamó a Natsume diciéndole que viniera urgentemente a su casa.
-¿Qué ha pasado? ¿Te has echo daño? Algo se ha roto?-preguntó Natsume muy nerviosa, estaba preocupada por si algo le había pasado a su amiga.
-Sí, no, y... No-respondió Koala a su amiga, y entonces le mostró la foto a Natsume- ¿Qué pasa con esta foto?
Natsume no sabía que responder al respecto, Sabo le había contado el porque nada más empezar a salir con aquella chica, pero hizo prometerle que no le contara nada sobre aquello a Koala pasara lo que pasara...
-Eto... Haber... Cómo te explico... No puedo contártelo- respondió Natsume algo inquieta, sabía que su amiga no respondería bien ante esa respuesta.
-¿Cómo que no me lo puedes explicar? ¿Por qué?-gritó Koala mientras gesticulaba.
-¡Pues porque no! ¡Y punto! Sabes que no te voy a contar nada, así que no intentes convencerme de ninguna forma. ¿Entendido? Y si no, se lo preguntas a Sabo.
-¿Pues sabes? No es mala idea, gracias Natsume, has sido de gran ayuda para mí, siempre te estaré agradecida. Por favor, cuida de la casa mientras estoy fuera-dijo Koala mientras cerraba la puerta tras de sí.
Al cabo de media hora más o menos, Koala estaba en la puerta demla casa de Sabo. Necesitaba una explicación.
-Disculpa, ¿está Sabo? Soy una compañera suya y necesito hablar con él urgentemente-pidió Koala a un hombre que parecía una especie de mayordomo.
-Claro, un momento señorita-dijo el señor cerrando la puerta.
Al cabo de unos minutos, Sabo apareció. Parecía preocupado por la aparición tan repentina de la chica en su casa.
-Tienes que irte de aquí Koala, no deberías haber venido-dijo Sabo mientras miraba que no vinieran sus padres, quienes no tardarían nada en venir.
-No me pienso mover de aquí hasta que me expliques que significa esta foto. ¿No se supone que me querías?-replicó la chica mostrando la foto con su móvil.
El chico se quedó en blanco, no quería que Koala supiera la verdad sobre aquello, pero tampoco quería perder su amistad... Pero no respondió a la pregunta, y como consecuencia, recibió una bofetada que le marcó, tanto física como psicológicamente.
-No te dignas ni a dejar una simple nota mientras estaba en el hospital, ¿y no te atreves a darme una explicación sobre eso y esta foto? ¿Pero qué es lo que te pasa Sabo? ¿Bueno, sabes qué? Ni siquiera sé porqué te estoy contando esto, porque seguramente piensas que soy una niña tonta y sensible. Así que no vuelvas a dirigirme la palabra en tu vida, no quiero tener nada que ver con alguien que me ha echo tanto daño...-dijo Koala mientras de sus ojos brotaban lágrimas que recorrían sus mejillas, ella nunca quiso estar con ese chico, ella quería estar con aquel chico que era amable con ella, que le regalaba flores y que le hacía reír.
Sabo estaba asimilando aquellas últimas palabras que había dicho la chica, que ya se había ido dejándole allí tirado. Acababa de decirle que saliera de su vida? No, no quería creerlo, no quería creer eso. Pero eso no cambiaba que la rubia le dijera que se alejara de ella. Con sus padres ya le dolió que le obligaran a ello, pero que la chica con la que había deseado estar desde hace varios años era demasiado.... Pero era la cruel realidad, la quisiera o no, y debía aceptarla....

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Os preguntaréis por qué he echo dos capítulos seguidos, y es porque hoy la inspiración me ha venido de golpe y he decidido aprovecharlo. Lo que quería decir era que en el próximo capítulo volveremos al presente. Dejadme vuestros comentarios sobre esta parte de la historia (el pasado).
Un saludo, en pie, Srta. Lu. Sí!

¿Empezamos de nuevo? [2ª edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora