Capítulo 7

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Bien... Aquí estoy en mi casa en domingo sin nada que hacer y para mi mala suerte todos en casa han salido. Claro, mis hermanos nunca están, parece que solo llegan a dormir -y eso a veces-, mis padres les ha dado por estar de románticos y han tenido esas cursis salidas al cine, a comer o cenar, etc. 

Y hablando de otras cosas, es el primer domingo en mucho tiempo que no tengo resaca.  

Solo que en estos momentos no sé que sea peor, tener una resaca que te lleve a ingerir muchos líquidos por la deshidratación y dormir como un oso por dicha desvelada o estar aburrida y sentirte más sola que nunca.

Y mis amigas... Uff... Jocelyn debe de estar con su novio como la mayoría del tiempo. Y Emma con su familia disfrutando de su "Domingo Familiar" en algún centro comercial. Creo que aveces envidio a Emma... Su vida es tan sencilla y color de rosa que me pongo a pensar en cómo sería si.... Ok no. -¡Olvidalo Cara!- me reprendo a mí misma.

Y volviendo al tema, es que no les sucede que algunas veces se sienten más solas que nunca? Así me pasa hoy.  Quizá mi ciclo este por llegar y por eso me siento así. Nunca me ha importado estar sola, al contrario, disfruto de mi soledad pero hoy simplemente es diferente. 

Ayer con el imbécil de Liam solo me llevo a cenar a un restaurante casual -era ridículo por lo formales que los dos estábamos-. Y si se preguntan que sucedió con la "cita" que tenía con Chris pues bien: Mi móvil estaba en mi pequeña cartera de ayer, ¿Y la cartera? Pues la tenía secuestrada el tonto ese. Por lo que Christopher me llamo mil veces y yo no atendí sus llamadas ni sus mensajes. Y ahora el esta enojado porque piensa que lo plante. Aunque en teoría eso es cierto, pero vamos! No fue mi culpa que un tarado haya aparecido de repente y haya secuestrado mi bolso con todo y mi celular y un poco de dinero adentro.

En fin... Después de la dichosa cena insistí en que me llevara a otro lugar -exactamente hasta donde Chris estaba-, pero el muy fastidioso resultaba que ya sabia por donde era mi casa y en contra de mi voluntad me trajo hasta acá. Realmente me dejo muy enfurecida ese tipo. Digo, aparecerse así como así, hacerme caminar -casi correr- en tacones y que hiciese que fuera yo corriendo tras el, digo ¿Que se cree? Y claro, también esta que por culpa suya no pude llegar con mi buen amigo.   No me mal entiendan, no siento nada especial y extraordinario por Chris, pero con el paso del tiempo he llegado a sentir un cariño por él como al de un amigo o algo parecido creo yo.

De repente una idea ilumina mi cabeza. Solo será para disculparme por no llegar ayer.

(...)

-¿Cuanto le debo?- Le pregunto a la cajera del lugar. Decidí ir hasta el departamento de Christopher. Y llevarle un pequeño pastel de queso con zarzamora -su favorito- para pedirle disculpas y además quitarme un poco el aburrimiento. 

-Son $150 - Dice la cajera que tiene cara de pocos amigos, además de estar mascando una goma de mascar con la boca abierta.  Solo le entrego el dinero exacto y salgo de la tienda sin más. Pienso en la posibilidad de tomar un taxi, pero del lugar ya faltan pocas cuadras para el edificio de Chris.

Voy andando por la acera de la calle caminando un poco de prisa ya que un frío viendo empieza a a soplar y no traigo una chamarra para abrigarme. Veo a mi lado y auto orillarse junto a mi.

-Cara - Escucho que me gritan. Pero es una voz conocida. Volteó y me encuentro con mi profesor de literatura con una blanca sonrisa. Es imposible no sonreírle de vuelta.

-Profesor, pero que sorpresa!- Le respondo acercándome un poco a su auto.

-Si lo mismo pienso. Y por favor no soy muy mayor, así que fuera del instituto puedes llamarme solo Alfredo. ¿Quieres que te lleve? - Me pregunta él amablemente.

ETERNO INVIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora