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Maratón 1/3 con mucho amor, middleofnow.

AGOSTO 5, 2015

AZUL

L O V E Y

Avery y yo habíamos faltado a clases nuevamente con las esperanzas de comprar boletos en la pre-venta para los clientes con tarjeta de debito. Mi computadora estaba prendida desde las ocho de la mañana que fue cuando mi amiga llegó sonriente a la casa.

— ¡Chicas, bajen ya!

Llevé mi portátil conmigo, asegurándome de que la página correspondiente estuviese abierta y la dejé a un lado mío cuando estaba sentada en la mesa junto a Avery quien se comía las uñas.

Ella siempre lo hace al estar nerviosa y, honestamente, la comprendo. Astrid rodó los ojos algo risueña al notar nuestro estado de ánimo y colocó unas copas llenas de yogurt con frambuesas, kiwi, zarzamoras, fresas y plátano enfrente de nosotras. Me levanté para ir hacia la alacena y sacar la miel para mi hermana y mi amiga y la dejé en el centro.

—Muy bien, ¿cuánto falta para que empiece la venta?

—Media hora —respondí mirando el reloj, asegurándome de que estaba en lo correcto. Astrid asintió metiendo su cuchara llena de yogurt a la boca y masticó mirándome—. ¿Qué?

—Avery me habló sobre el chico del súper mercado —me respondió moviendo sus cejas pícaramente.

Puse los ojos en blanco tomando otra cucharada y moví el mouse evitando que mi computadora se bloquease. Astrid seguía mirándome picara y curiosa, suspiré tragando y la miré.

—Pues esa mañana Adam fue a la librería y lo atendí, cuando salí corriendo para venir hasta acá él estaba en la caja y choqué con él —expliqué—. Luego casualmente estaba en el mismo súper mercado.

—Espera, ¿Adam? ¿Sabes su nombre, Lovey?

—Bueno, sí —dije incómoda encogiéndome de hombros intentando restarle importancia—, obviamente me lo dijo, quiero decir, chocamos dos veces en un mismo día.

—Espera ¿chocaste con...?

—Sí, Astrid, chocó con él dos veces. Nos dijo la de la librería pero supongo que en el súper mercado también —le respondió Avery rodando los ojos y le lanzó una pequeña nuez de su copa de frutas provocando que mi hermana riese.

Negué con la cabeza volviendo a mirar la hora en el reloj y casi me atraganto con la fruta en mi boca. Jalé la computadora hacia mí refrescando la página y en lo que se hacía miré a Avery.

—Son las 10:58, Avery —grité.

Avery abrió los ojos mientras que Astrid intentaba tranquilizarnos un poco pero no se podía. Probablemente nos moriríamos si podíamos comprar los malditos boletos.

Solamente pedía dos hojas de papel.

Mi felicidad pertenecía a esos cachitos.

La página se refrescó justo cuando la venta se abrió y mis dedos se dirigieron rápidamente al mouse. Puse los boletos que quería y le di clic a comprar.

—Me da error —murmuré mirando de repente a mi hermana—, ¡me da error maldita sea!

—Vuelve a intentar, Lov, respira —me relajó un poco, inhalé fuertemente, cerrando los ojos pidiendo a Dios que pudiese comprar los boletos.

Volví a repetir el proceso de hace unos instantes y la página se cargó.

La venta de boletos ese día se cerró a las 11:05, un minuto antes de que volviese a cargar.

HAIR COLOR ✧ 𝑀𝐼𝐶𝐻𝐴𝐸𝐿 𝐶𝐿𝐼𝐹𝐹𝑂𝑅𝐷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora