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NOVIEMBRE 16, 2015

TRES DÍAS PARA EL CONCIERTO

L O V E Y

—Miles, que te muevas, joder.

—Dame un beso.

— ¿De desayuno te dieron payaso?

—De desayuno le dieron ganas de cumplir sus sueños —Avery chasqueó la lengua a mi lado y yo puse los ojos en blanco.

Llevaba unos cinco minutos desde que llegué intentando hacer que Miles se moviera de mi casillero, como la Jeep de mi hermana seguía en el mecánico los hermanos llegaron un poco más temprano que yo y Miles aprovechó la oportunidad que Dios le dio.

—Me estoy cansando, Miles, estos libros pesan —rechisté.

No podía creer que un niño dos años menor que yo me estuviera haciendo esto.

Simplemente no.

— ¡Y las clases empiezan en otros cinco minutos! ¡Hazme el favor de mover tu culo fuera de mi casillero!

—No lo tengo adentro, Lovey —me dijo con una sonrisa cínica dibujada en el rostro.

Miré a Avery.

Ella alzó las palmas, enseñándolas en son de paz y luego soltó una sonora carcajada.

—Me gustaría ver a mi hermano menor besar a mi mejor amiga.

—Eres la peor —bufé.

Coloqué mi peso sobre la pierna izquierda aún mirando al chico amenazantemente.

De repente, un pensamiento cruzó mi cabeza y sentí como si una bombilla se encendiera sobre ésta. Me encogí de hombros.

—De acuerdo.

—No me quitaré hasta... Espera, ¿qué?

—Lo haré.

Miles me miró entrecerrando los ojos, Avery por otro lado se cruzó de brazos expectante.

—No vale si me lo das en otro lado que no sean los labios.

— ¡Oh, vamos! —Rechisté dando un pisotón en el suelo empezando a fastidiarme.

La campana sonó indicando que las clases iban a empezar.

—Es todo, llamaré a Alicia para que venga a ahuyentarte.

Tomé mi celular casi pudiendo escuchar cuando la respiración del hermano de Avery dio un tropezón, comenzando a ser inestable.

—No serías capaz —dijo él esta vez dudando.

—Mírame —el sonido de alguien descolgando al otro lado de la línea alertó a mi amigo, había decidido poner el altavoz.

— ¿Lovey? ¿Qué pasa? Voy camino a la escuela.

— ¿Crees que Adam se molestaría si hicieran una escala en la nuestra?

Se escuchó silencio.

Avery a mi lado intentaba aguantar la risa ante la mirada llena de terror de su hermano menor.

— ¿Para qué?

—Es que Miles...

—Me siento mal y hoy mamá nos trajo a la escuela —se apresuró a decir él, apartándose de mi casillero. Le enseñé la lengua poniendo la clave a mi candado.

HAIR COLOR ✧ 𝑀𝐼𝐶𝐻𝐴𝐸𝐿 𝐶𝐿𝐼𝐹𝐹𝑂𝑅𝐷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora