Despedida

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7 días antes de la partida.

M.B.

A pesar del insoportable calor que caía sobre la ciudad aún me encontraba acostado en mi cama. No tenía fuerza para levantarme. Todo lo sucedido ayer me había afectado más de lo que creía y empezaba a tener mis dudas acerca de mi decisión. Claro, una gran parte de mí deseaba conocer la verdad de quién era, pero esto significaba perder todo lo que tenía. Perdería a mis amigos, mi familia, mi pareja, todo. La presión en el pecho se hizo más grande.

Me gire en la cama y la vi. La caja negra, repleta de información que me ayudaría en mi búsqueda, o eso había dicho mamá. Aún no había visto su interior, según mi madre no debía hacerlo hasta que partiera o estaría incumpliendo en contrato y de todos modos no lo hubiese hecho. Temía a su contenido.

Aparté alarmado la vista de la caja y saque el celular debajo de la almohada para ver la hora. Eran las tres de la tarde pasadas. Debía moverme antes de sufrir un ataque de nervios. Busqué en los contactos a la persona que necesitaba para aclarar mi cabeza y llamé.

_ ¿Hola?_ dijo una voz femenina después de unos segundos.

_Hola Angela,_ conteste_ ¿Quieres que nos juntemos?

F.C.

Todas mis pertenencias se encontraban diseminadas en la habitación logrando que esta estuviera tres veces más sucia de lo normal y tirada en el piso me encontraba yo. Me había dado por vencida. Era imposible meter tantas cosas en un par de maletas. Y realmente no tenía ganas. La mitad de las cosas no creía necesitarlas realmente, pero al momento de armar las valijas mágicamente les encontraba una razón para llevarlas. Por ejemplo el bebote que tenía en mis manos en ese momento. Al pobre muñeco le faltaba un ojo y una pierna, estaba completamente rallado de diversos colores y su ropa era un intento de vestido hecho con recortes varios de telas pegadas de horriblemente por mi yo de cinco años. Pero al momento de tirarla recordaba esa época tan linda de mi vida y no conseguía hacerlo. Y lo mismo sucedía con los 347 objetos que ocupaban en ese momento el suelo de mi cuarto.

_ ¿Puedo pasar? _ Dijo desde la puerta la dulce voz de mi hermana con su hija en brazos. Asentí con la cabeza y entro.

_ ¿Vas a decirme por qué el apuro por empacar?_ preguntó en su cabeza mientras se sentaba a mi lado.

_ Quiero terminar lo antes posible. _ respondí sin mirarla mientras mi sobrina me sacaba al bebe "Frankenstein" de mis manos.

_ Si quisieras terminar ya lo habrías echo hermanita. _ me regaño dándome un tironcito de orejas. _ Levántate yo me encargaré de todo esto. Ahora ve y enfrenta lo que estas evitando.

_ ¿A qué te refieres? _ Dije haciéndome la eludida aunque suponía a qué se refería.

_ No te hagas la tonta. _ Me contestó al tiempo que me daba un golpe en la frente. _ Tienes que organizar tu propia despedida.

Resoplé y me levanté del suelo. No quería discutir con la única persona que lograba calmarme.

_Tu ganas. Pero solo porque no tengo ganas de ordenar todo este caos. _ dije antes de salir de la habitación.

6 días antes de la partida.

M.B.

_ No sé qué decirte Marcos, todo suena tan... _ dijo Ángela que se detuvo para dar otra lamida a su helado. _ Asombroso.

Levanté una ceja al escuchar su última palabra. _ Eres increíble An. Cualquier otro me hubiese tomado por loco.

_ Pero no soy cualquiera y lo sabes. Te creo, y eso me hace la persona más genial de la Tierra, admítelo. _ agregó dándose aires.

Guardianes"Elemental" Parte 1: "Unión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora