Amor en Otoño

La Muerte Fiel Compañera

En Malfoy's Manor, las cosas eran diferentes, y los muchachos ya se preocupaban en Hogwarts por obtener respuestas.

Draco, quedó en su cama luego de leer el pergamino de Orión, no sabía que contestarle a su nieto. Su cerebro se quedó dándole vueltas al águila testada, repasaba una a una las leyes mágicas, tratando de encontrar solo una o un artículo que no incluyera el concepto muerte en él, cuando se resignó a que no lo había, el vacío lo invadió y se dejó seguir abatido.

Había sentido el vacío desde la niñez pero ningún vacío se comparaba a este, este vacío era total, era cierto, era inmenso, era la nada, era un gran agujero negro que un segundo tragó su vida, se llevó todo, y él seguía siendo un maldito cobarde, orgulloso que no podía ni teniendo un pergamino que le daría respuestas inmediatas hacer esa pregunta que confirmara lo  que él ya se había contestado, porque si la respuesta era la misma a la que él llegó, entonces su vida no tenía sentido.

Desde hacía mucho más de cuarenta años su vida era cruzarse en el camino de ella para observarla como un ser despreciable al principio, como le enseñaron sus padres, luego con la curiosidad de quién comienza a descubrir las verdades en la vida, con la obligada necesidad de acercarse aunque fuera a molestarla, no podía verla cerca de Harry y Weasley y menos de Krum, después con anhelo de que cuando todo acabe pudiera darle una oportunidad de ser amigos, luego con la intensión de no ser él quien los delatara porque sabía que sin ellos el mundo estaba perdido, le pidió con fuerza que le diera otra oportunidad en la sala de los menesteres y ella lo hizo, convenció a Harry que los salvaran de una muerte segura, con el tiempo se hizo más mujer y menos niña pero sus ojos seguían como a los catorce, cuando lo miraron para romperle la nariz.

Creyó morir cuando anunció su casamiento con Weasley, hacía dos años que la miraba de lejos en la calle y ella nunca lo notó, estuvo allí en el Ministerio cuando la boda y su corazón abandonó su alma o eso fue lo que él creyó, porque ahí fue cuando su corazón empezó a latir de verdad.

Otra mala decisión para su lista, aceptó casarse con Astoria, su padre se lo exigía y él ya no tenía escusas para negarse, ella era de otro, Astoria fue buena con él, él nunca la engañó, antes del compromiso habló con ella y le dijo lo que su corazón sentía. Ella lo aceptó, siempre que se comportara como su marido en todo lugar y en todo momento. Él cumplió todo lo que pudo, menos en la cama donde dormían abrazados y alguna noche de borrachera mutua compartieron sus cuerpos para saciar sus almas, pero no se amaban.

Cuando Scorp fue concebido la noticia los desesperó a ambos, pero ser padres lo empezó a cautivar, fueron buenos padres, Astoria murió cuando Scorp ingresó a Hogwarts, ya no tenía fuerzas para seguir y solo se dejó morir; la navidad de ese año fue la última de la familia Malfoy.

Luego se dedicó a su hijo, los meses que compartían juntos, en sus reuniones laborales siempre trataba de pasar cerca de la castaña, ella se separó de Weasley a los tres años de matrimonio, los primeros siete la observó de lejos, Astoria aún vivía y él cumpliría en respetarla. Luego se enteró del deseo de ella de poner un orfanato, y le donó una mansión cerca de la suya, bajo otro nombre para que la aceptara sin rodeos.

Cada año, entregaba donaciones, regalos en el día de navidad y reyes, golosinas y disfraces para Halloween, siempre está allí y nunca pisó los terrenos de la propiedad luego de dársela.

Y ella lo abandonó a su suerte, en esta vida cruel, que él eligió por cobarde, por no plantarse en alguno de los mil momentos que el mundo entero a su alrededor inventó para ellos, él no pudo y su pecho empezó a doler.

Recordó los ojos de ella, aún en la cama con el pergamino en la mano, sus dedos tomaron la pluma y la dibujó, no tendría más de dieciséis en el dibujo, le puso luces y sombras y casi que hablaba, escribió "un siempre te amé", por el dolor en su brazo sabía lo que pasaba pero no iba a llamar a nadie se dejaría en manos de la muerte que se la arrebató cuando él solo la había dejado libre, libre para el mundo entero y prisionera de sus miradas lejanas, su placer, su único placer de hombre.

El dolor aumentaba y no le pareció justo no despedirse de sus amores. Tomó coraje y escribió: "No pude en vida ser valiente, espero ahora encontrarla en la otra vida, y tener un segundo de felicidad con ella, gracias queridos míos, me enseñaron a amar, recuerdos a mamá y a Scorp. Siempre los amaré, sean valientes, vencer no siempre es tomarlo todo, muchas veces vencer es dejar de lado algo o todo..."

El dolor era muy fuerte ya casi no podía sostener la pluma, sintió un ruido en la estancia, ya que importaba, que fuera quién fuera el no lo iba a recibir, cerró los ojos, respiró hondo y comenzó a preguntarse cuando más debía esperar soportando ese dolor, antes de partir por siempre.