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Empujó la puerta con fuerza.

"Mierda, está cerrada".

Cogió impulso y se lanzó contra ella. La cerradura tembló. También el cristal translúcido que recubría toda la superficie del portal.

"Joder Nadia...no la dejaré con ese..."

Cogió de nuevo impulso y se lanzó con más fuerza contra la puerta. Unas grietas aparecieron en el vidrio y la cerradura volvió a temblar.

"Un último impulso" "A la tercera va la vencida"

Apretó la mandíbula, cerró los ojos y se lanzó.

Algo lo agarró y cayó de bruces contra la fría acera.

Dirigió su vista confuso a su opresor.

-¡¿Rober?!- el corazón se le aceleró. "¡Su hermano!"

-Aitor, ¿te encuentras bien?- parecía preocupado. Miraba a los lados.- Llevo una hora llamando al móvil de Nadia, pero no me coge. ¿La has visto?

Aitor lo miró con ojos muy abiertos, parecía un animal salvaje asustado.

-Aitor, por favor, contéstame.

El chico, tirado en el suelo, tragó saliva.


-Déjame...-Nadia intentaba librarse de su opresor- Carlos, ¡suéltame, joder!- le propinó un tortazo sonoro que le dejó la cara marcada.

El chico la soltó y se tocó donde le había dado. Escocía de dolor. Respiró hondo y fijó su vista en la chica, que temblaba.

-Carlos...-le temblaba la voz. ¡Qué mierda había hecho!

¡¿Por qué mierda se había dejado llevar hasta ahí por ese?! Se maldijo a sí misma por ser tan confiada. Y él la había engañado, ...había sido tan encantador con ella... para conseguir lo que todos quería. "Una noche de diversión"

No se lo pensó dos veces y corrió a la puesta del apartamento. Trató de abrirla. Le temblaban las manos. La abaneó para que se abriera. Era imposible. Carlos había cerrado por dentro. ¡Mierda, mierda y más mierda!

Comenzó a sollozar mientras seguía moviendo el manillar de la puerta. El chico se acercó a ella seguro de sí mismo. Ella comenzó a golpear la puerta con la palma de la mano.

-¡Ayuda! Joder, ¡ayuda!- sollozaba. Le dolía la voz, la mano, la cabeza. Veía borroso.

Unas manos tiraron de ella con fuerza hacia atrás y cayó de espaldas al suelo. Trató de levantarse pero el chico la volvió a empujar. Se golpeó en la cabeza. No perdió el conocimiento pero sí la visión por unos segundos. Todo estaba oscuro. Se sentía desorientada. Notó cómo unos brazos la alzaban en el aire y en nada la dejaban caer sobre una superficie blanda.

Consiguió abrir los ojos y entrever que era una cama.

-Podríamos haberlo hecho en el suelo, nena- Carlos sonreía fiero- Pero no quería que te lastimaras más de lo que ya has conseguido lastimarte hasta ahora.

Ella se arrastró por la cama hacia atrás, chocando contra la cabecera. ¿Por qué le estaba pasando eso?

"Una pesadilla, una pesadilla, por Dios, que sea una pesadilla..."

Pero no; era real.

Se sentía morir. Quería morir ya. Sería incomparable con todo ese sufrimiento.

-Tranquila, Nadia- él intentaba hablar con voz engatusadora- Yo sé que te gustará- sonrió perverso- ¿Prefieres que te saque yo la ropa o lo haces por ti sola?

-¡Déjame imbécil! ¡Déjame! ¡Ni me toques, déjame ya!- a la chica casi no le salía la voz; más bien eran gemidos entre sollozos. Sabía que no podría hacer nada. "Impotencia". Ya se daba por vencida. Y aun encima...era virgen.

Trató de decirlo en alto pero no le salían las palabras.

Sólo sollozos y amagos de voz.

Se estaba quedando afónica.

No podía hacer nada.

Absolutamente nada.

"Por Dios, ayúdame tú", pensaba.





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