Quince

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Narra Mario

En el momento que regrese a la casa de trabajar no encontré a Nathy por ningún lado, tenia que hablar con ella era importante, debía aclararle las cosas, ella no lo tenía nada claro pero yo si.

La necesitaba, la necesitaba conmigo, no como necesitas un juguete de pequeño, no, era como las Rosas necesitan agua y sol para crecer, como se necesita el agua cada día de tu vida, la quería, pero la quería solo para mi y nadie mas.

Entre a mi habitación y note algo raro, había ropa de mujer por todos lados, pero no era de cualquier mujer, eran de Melissa, mi novia y la próxima madre de un hijo mio.

La noticia debería de emocionar a cualquiera, pero ese no era yo, como reaccionar cuando te enteras que serás padre de una criatura y su ejemplo a seguir cuando solo tienes 20 años de edad, cuando sabes que tienes que trabajar mas duro para atender todas sus necesidades y comportarte para poder darle un mejor ejemplo.

Y además de eso, aunque suene egoísta, quisiera que su madre fuera otra persona.

Quizá Mel sea una buena madre para él, y quizá, solo quizá si me esmerará lo suficiente podría quererla de verdad y no solo como a algún conocido.

Hace ya mucho tiempo que deje de querer a Mel, en su tiempo era mi mayor anhelo estar junto a ella y amanecer todas las mañanas en su cama y con sus brazos a mi alrededor.

Ese sentimiento cambio hace ya un tiempo, cuando la conocí, a la pequeña Nath, cada vez que la veo siento que sus labios me llaman y me dicen "besame"

La puerta se abre dejando ver a una muy sonriente Melissa corriendo hacia mi con emoción -albertito mi amor te extrañe tanto- dice con su voz tan aguda solo como ella acostumbra y me las arreglo para decirle un "igual" aunque no me tiene muy contento.

Dura algunas horas mas contandome sobre sus planes y lo que debemos hacer ahora que tiene 4 meses de embarazo, solo me concentro en dos cosas en ella y en donde estará.

Reacciono en el momento que Mel se monta en mi regazo y empieza a besarme y a tocarme como le es costumbre a ella, pero esta vez hay algo diferente, me opongo a que me toque, siente mi rechazo al instante y solo me disculpo diciéndole que el sexo no es bueno para el bebé.
Ella solo asiente con la cabeza, pero se puede notar que se enojo por como se le colorearon las mejillas y cerro los ojos.

En este momento solo le quería llamar a Nathy, y preguntarle si esta bien. Logre esperar a que llegara al depa y lo hizo como alas 10:00 de la noche le pregunte que con quien estaba y me dijo que con unos amigos, intente creerle hasta que escuche que hablaba con Mel y de inmediato me sentí mal porque estaba con otro.

Creo que la quiero demasiado. Dure un rato mas sentado en el sofá viendo la televisión. Mel se fue a dormir, hubo un momento en que no lo resistí mas y salí de la casa rumbo a un bar.

Al llegar encontré a un viejo amigo mio en uno de los banquillos cerca de la barra -eh Zurita- lo salude a lo lejos, él hizo una seña con la cabeza para que me acerara -que tal, hace ya mucho tiempo que no te veía por aquí- afirmó

-si, ya sabes, la vida y sus cosas- dije soltando un suspiro

-¿sabes? Yo tengo algo que te puede ayudar- dijo tendiendome un paquete con polvo blanco -vamos, no te hará daño, sólo un poco- el ojo verde sonrió cuando por fin decidí tomar el paquete. Luego de esto solo nos dedicamos a ahogar las penas en alcohol como en los viejos tiempos.

Llegue al departamento alas dos de la mañana con un solo destino, el cuarto de mi Nath, nadie estaría con ella solo yo.

La vi despertase y ese fue el momento mas dulce de todos, cuando al fin nuestros labios se unieron, desgraciadamente por el alcohol ingerido esa noche no recuerdo nada mas.

solo conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora